Apple siempre ha intentado que los directorios de Finder sean fáciles de comprender para el usuario básico. Sin embargo, desde hace ya unos años, macOS ha priorizado que localices rápidamente tus archivos antes que enseñarte dónde están.
Prueba de ello es la sección 'Recientes' de macOS que suele abrirse por defecto cada vez que abres una nueva ventana del Finder. Ahí es donde se suelen encontrar todas las carpetas y archivos que usamos día a día, pero cuidado: acostumbrarse a esa sección puede ser contraproducente.
Mejor saber donde guardas las cosas que no depender de un buscador
'Recientes' no es una carpeta, si no un resultado de búsqueda. Ahí verás todo lo que has utilizado durante los últimos días, ordenado cronológicamente, independientemente de la carpeta en la que se encuentre. Es cómodo, sin duda, pero depender de él excesivamente puede acabar provocando que no seamos conscientes de dónde están nuestras cosas.
Y eso puede ser un problema, porque en caso de necesidad podemos perder los nervios buscando un archivo que hace tiempo que no usamos pero que de repente necesitamos. En mi propia experiencia asistiendo a clientes, no ser consciente de donde guardamos nuestros archivos termina con las carpetas iCloud Drive y Descargas completamente llenas.
Por lo tanto, sobre todo si somos alguien que está empezando a aprender macOS y su organización de archivos, es configurar Finder para que establezca la carpeta principal del usuario (la que lleva tu nombre y el icono de una casa) como la carpeta que se muestre por defecto al abrir una nueva ventana.
Puedes hacerlo abriendo una ventana de Finder y pulsando CMD + , para abrir sus preferencias. En la sección 'General' verás la opción "Las nuevas ventanas del Finder muestran" desde la que podrás seleccionar la carpeta principal con tu nombre en un menú desplegable:
Dentro de la carpeta principal tenemos todas las subcarpetas más usadas del sistema: Descargas, Imágenes Escritorio, Documentos... habituase a verlas constantemente educa de forma que sepamos bien dónde guardamos cada archivo y nos impulsa a hacerlo con cierta clasificación. De lo contrario, el Mac puede convertirse en un "cajón desastre" donde ni siquiera Spotlight nos pueda ayudar.
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