El primer iPhone conformó la forma final de lo que en la actualidad entendemos por teléfono inteligente. Es decir, un móvil que por fin aprovecha la ubicuidad de internet y la carrera por la miniaturización de componentes. Todo ello, a través de una interfaz sencilla, de una pantalla táctil que no requiere mayor esfuerzo que tocar sobre los iconos que veamos delante.
Aquel año, casi la mitad de los lectores de Xataka lo tenían claro: el iPhone de 2007 había cambiado las reglas. Apple acababa de posicionarse como la nueva líder del negocio y ya nada volvería a ser igual. Y no solo porque prescindiera de botones: lo hacía todo tan intuitivo que marcaba un nuevo sendero. ¿Era caro y limitado? Sí. Pero también enunciaba algo que antes nadie puso en práctica.
ChatGPT esconde años de trabajo e investigación, el esfuerzo de OpenAI por construir un bot accesible para cualquiera, incluso para alguien que no sabe ni qué significan esas siglas, GPT. Porque la herramienta no es otra cosa: un vulgar bot que escupe parte de la información almacenada mediante una sintaxis llana y precisa. Y ahí está la clave: llana y precisa. Tan accesible que abruma.
ChatGPT no puede robarte tu trabajo
Con cada nueva evolución tecnológica, una pequeña revolución. Es decir, según la segunda acepción de la palabra, un cambio profundo, generalmente violento, que revuelve lo anterior para dar paso a un nuevo estado de las cosas. Por suerte, los empleos los rigen las personas, nosotros decidimos qué necesidades han de ser cubiertas. La máquina de hacer zumo exprime las naranjas, pero no las recolecta.
La historia de la humanidad está llena de casos similares: el limpiabotas, el ascensorista... incluso el contable, cuando la primera máquina de sumar de 1623 le arrebató la exclusividad. Deep Blue no ha matado al ajedrez ni el MP3 puede erradicar la producción de CDs; de la misma manera que la world wide web no ha matado la correspondencia por carta. Cada cierto tiempo, irónicamente, se producen derivas que operan como una fuerza contraria a la masa dominante.
A primera vista, parece que ChatGPT erradicará unos cuantos puestos de trabajo. Por ejemplo, se sospecha que acabará con el oficio del copywriter más acomodado en regurgitar información sin ir un paso más allá. No es creadora, sino generativa. También hay quien teme por el estado del arte: las inteligencias artificiales cubrirán esa necesidad primaria de generar contenido, de abastecer un mercado. Pero no deberíamos preocuparnos. La esencia última del arte es la misma que la del periodismo: comunicar.
El artista digital que elabora un boceto rápido para una presentación encontrará un rival en Dall-E y otras herramientas como Stable Difussion o Midjourney. Pero ninguna de las anteriores creará a partir de la nada más absoluta. Son algoritmos que interpretan la información basándose en prompts, no poseen ni la inteligencia para entender esa información ni la inventiva para proponer una nueva sintaxis.
Claro que dañará cierto tejido comercial, pero no lo erradicará. Porque son, en suma, batidoras que reciclan y plagian —mucho ojo con los derechos de autor—, heredando los mismos sesgos ideológicos que el flujo de ideas acumulado en sus bases de datos. El debate estriba, por tanto, en si podremos consumir la cultura de segunda clase generada por IAs o el lujo generado por humanos.
ChatGPT en tu iPhone
Y en esto se asemejan ChatGPT y el primer iPhone: ambos son herramientas y deben entenderse como tales. Es decir, una nueva forma de cumplir funciones que antes se llevaban a cabo por otros cauces. El iPhone nunca "mató" al teléfono móvil, más bien elevó su concepción y dio lugar a un florido mercado. Gracias a ello, en parte, Apple está hoy donde está y es la empresa más valiosa del mundo, por cuarto año consecutivo. ChatGPT abrirá una puerta, nuevos escenarios de uso.
Por ejemplo, utilizar ChatGPT como sustituto de Siri es tan sencillo como crear un atajo, instalarlo, renombrarlo, crear una clave, copiar la clave generada y pegarla dentro del atajo, en la sección de texto. Esta clave será el comando que usaremos para activar al ChatGPT. Tenemos un tutorial explicando paso a paso cómo convertir a Siri en un asistente mucho más inteligente.
El único requisito imprescindible será estar registrado en http://chat.openai.com, la web oficial del proyecto. De momento es gratis, así que conviene aprovechar. En diez minutos ya lo tendrás listo. Y este es todo el conocimiento que necesitamos para hacer realidad algo que, en cuestión de meses, probablemente veamos implementado de forma directa y menos rudimentaria a través de sus creadores originales. Esta es la base nuclear para que una idea cale en la sociedad y se replique: facilidad de uso.
Portada | Tara Winstead para Pexels. Imágenes del artículo: Andy Kelly (en Unsplash) y Possessed Photography (también en Unsplash)
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