Usar ChatGPT para hacer los deberes es algo que, aunque algunos no reconozcan, está cada vez más extendido entre los alumnos. Incluso para estudiar de cara a los exámenes. De ahí que existan dudas acerca de si existe un aprendizaje o no es más que un recurso con el que ser más rápidos.
La Universidad de Pensilvania decidió investigarlo y ha publicado un estudio en el que evaluaron los conocimientos y sensaciones de grupos de alumnos que usaron ChatGPT para enfrentarse a un examen de matemáticas. Las conclusiones arrojan
Mismas lecciones, mismos exámenes y percepciones muy diferentes
El experimento realizado por la Universidad de Pensilvania constó de tres fases. La primera de ellas era impartir una clase común de matemáticas a un grupo de alumnos. Se dividió en hasta cuatro sesiones de una hora y media cada una, ofreciéndoles diferentes enseñanzas en cada una, pero todas ellas de matemáticas.
En la segunda etapa de la investigación se les entregaron a los alumnos ejercicios y problemas a resolver, todos ellos relacionados con las lecciones impartidas en las anteriores sesiones. Eso sí, en este caso dividieron a los alumnos en tres grupos. Fue aleatorio y mientras uno de los grupos debía resolver los ejercicios sin más ayuda que su propio cerebro, los otros dos grupos tuvieron ayuda de la IA. Uno de los grupos con un tutor escolar digital impulsado por ChatGPT y el otro grupo directamente con ChatGPT. En todos los grupos, con idénticos ejercicios.
En la tercera y última fase de la investigación se les realizó una encuesta a los alumnos que usaron IA para conocer sus sensaciones. Los alumnos que utilizaron ChatGPT afirmaron que, como mínimo, no habían aprendido menos con el uso de esta herramienta. Los que recurrieron al tutor con IA llegaron a afirmar que habían incluso aprendido más que sin ella. En ambos casos los alumnos se equivocaban.
Usar ChatGPT propició peores notas en los estudiantes
Y es que a la hora de evaluar los resultados de esos exámenes, comprobaron como la mayoría de errores se debían al funcionamiento de ChatGPT. Pese a ser más rápidos los alumnos que la usaron, cometieron más fallos debido a que en un 40% de los problemas matemáticos, la IA planteaba mal los pasos a seguir. Eso sí, el resultado final acabó siendo correcto en el 92% de los casos.
En el caso de los que recurrieron a un tutor digital, los fallos fueron mínimos, dado que al ser versiones de ChatGPT diseñadas y entrenadas para la resolución de ejercicios matemáticos, apenas se registraron errores. Sin embargo, obtuvieron notas similares a las de los alumnos que no usaron ninguna IA. Por tanto, a efectos prácticos, los alumnos peor parados fueron los que tuvieron ChatGPT, llegando incluso a tener esas percepciones erróneas en cuando a aprendizaje.
La IA es útil, pero hay que saber acompañarla
Los expertos detrás de esta investigación añadieron otra conclusión a su estudio que es realmente interesante. Hablan de que la IA puede ser perjudicial para el aprendizaje, aunque dejan claro que el problema no es tanto la IA, sino el cómo se usa la IA. A este respecto explicaban que resulta vital que tanto estudiantes como maestros sepan utilizar correctamente esta tecnología para saber aplicarla en sus clases.
He ahí también la explicación de por qué un tutor digital especializado con IA es mejor que recurrir a un ChatGPT crudo. Al final las herramientas gratuitas con inteligencia artificial generativa tienden a ser como las personas que saben de todo, pero no están especializadas en nada. Acudir a herramientas personalizadas para un nicho concreto, el aprendizaje matemático, en este caso, es clave.
Imagen | Brad Flickinger en Flickr y OpenAI
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