Hace unos dos meses escribí un artículo en el que comentaba las razones por las que iba a conservar mi iPhone 13 Pro Max. He tenido que contradecirme, porque Apple me convenció y he terminado adquiriendo un iPhone 15 Pro que ya llevo un mes usando. No es que mintiera, simplemente cambié de opinión.
Y ahora que ya llevo un mes con este iPhone y me he acostumbrado a él, llega el momento de contar el por qué de este cambio de opinión y las sensaciones que he tenido con este iPhone 15 Pro después de usarlo durante cuatro semanas.
iPhone 15 Pro, ficha técnica
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IPHONE 15 PRO |
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DIMENSIONES Y PESO |
146,6 x 70,6 x 8,3 mm 187 gramos |
PANTALLA |
OLED LTPO de 6,1 pulgadas HDR Resolución de 2.556 x 1.179p Densidad de 460ppp Brillo de hasta 2.000 nits 120 Hz de refresco |
PROCESADOR |
Apple A17 Pro |
ALMACENAMIENTO |
128 GB/ 256 GB / 512 GB / 1 TB |
CÁMARA DELANTERA |
12 Mpx |
CÁMARAS TRASERAS |
Principal: 48 Mpx Ultra gran angular: 12 Mpx Teleobjetivo: 12 Mpx con zoom óptico 3x |
BATERÍA |
Hasta 75 horas de reproducción de audio Hasta 23 horas de reproducción de vídeo offline Hasta 20 horas de reproducción de vídeo en streaming |
SOFTWARE |
iOS 17 |
CONECTIVIDAD |
WiFi 6E 5G Bluetooth 5.3 NFC GPS USB-C |
OTROS |
Face ID Sensor LiDAR Certificación IP68 |
PRECIO |
Desde 1.219 euros |
El tamaño y el peso sí importan
La principal razón por la que finalmente decidí comprar un iPhone 15 Pro era que quería reducir el tamaño del teléfono que utilizaba. Mi iPhone 13 Pro Max funcionaba de maravilla, pero me lo compré en una época donde necesitaba esa pantalla grande por unos motivos de trabajo que al poco desaparecieron.
Eso hizo que al final, aunque estuviera contento con el teléfono, siempre lamentara tener un modelo tan grande y pesado. Lo recordaba cada vez que me lo metía en el bolsillo o lo sacaba, o cada vez que sostenía en su mano los 250 gramos que sumaban el propio teléfono y la funda. Cada vez que iba a una Apple Store y sostenía los modelos más pequeños (incluyendo el iPhone 13 mini), sentía envidia. Los rumores sobre un aumento de tamaño general de los iPhone 16 también ayudaron a tomar mi decisión.
Apple se encargó de convencerme en el evento de presentación de esos iPhone 15 Pro, promocionándolos como los iPhone profesionales más ligeros de la historia y encima bajándolos ligeramente de precio. Entre eso, que me lo dejaban a mitad de precio gracias al programa Trade In y a la facilidad con la que la aplicación Fruitwatch me permitía saber cuándo había unidades disponibles, tuve una calentada y compré el teléfono en la Apple Store de Passeig de Gràcia.
Una pregunta que se me puede hacer tras explicar esto es: ¿y por qué no compré un iPhone 15, si es incluso más ligero? Mi respuesta a eso es que necesito las cámaras profesionales para poder hacer buenas fotografías. Y aunque sea algo que no sea obligatorio, estoy demasiado acostumbrado a los 120Hz dinámicos de ProMotion como para volver a una pantalla de 60Hz.
El iPhone más bonito que he tenido nunca
Hasta ahora, y después de haber tenido ya varias generaciones del iPhone en la mano, siempre había sostenido que el modelo más bonito de todos era el iPhone 5. Eso ha cambiado. El diseño del iPhone 15 Pro es precioso, tal cual. Sus bordes de titanio redondeados solucionan el "efecto corte" al sujetarlo con la mano, y el acabado que le da ese material hace que siempre busque momentos para poder utilizarlo sin funda.
Y sí, sí que cuando prescindimos de funda se queda la marca de nuestros dedos en los laterales de titanio, pero no es ningún drama. Lo hace con menos intensidad que los bordes de acero inoxidable de los iPhone 14 Pro, y basta con que hagas una pasada con la misma yema del dedo para limpiarlo. Es algo completamente normal y que deberíamos esperar de cualquier teléfono.
Algo que también aprecio es que sus bordes se hayan reducido: hace muy evidente que cuantos menos bordes tengas en la pantalla, mejor. Incluso si eso hace que con los dedos con los que sujetas el iPhone tapes parte de esa pantalla, los sensores ya se encargan que esos dedos no sean demasiado grandes. También lo aprecio cuando utilizo un iPhone más antiguo con marcos más gruesos: es lo primero que noto.
No aprovecho la potencia, pero la noto
Una de las grandes bazas de este iPhone 15 Pro es su chip A17 Pro, el primero en móviles con la fotolitografía de 3nm y la base de los recién presentados chips M3, M3 Pro y M3 Max. Su rendimiento se deja notar desde el primer momento: incluso viniendo de un iPhone 13 Pro Max noté enseguida como las aplicaciones se abrían y cerraban en menos tiempo. Cambiar entre aplicaciones también es ahora una acción muy rápida.
Ahora, una cosa es apreciar este cambio y otra muy diferente es exprimir ese chip que cuenta con tanta memoria RAM como mi MacBook Air M2. No, no voy a grabar ni procesar vídeo en formatos profesionales. Y a lo mejor me gusta probar videojuegos exigentes como Resident Evil: Village, pero hace tiempo que dejé de jugar con mi teléfono de forma regular.
El uso más intensivo que le voy a dar a mi iPhone 15 Pro es con la fotografía, cuando necesite editar modos retrato y los algoritmos de inteligencia artificial tengan que ponerse a trabajar. Como he dicho antes, he elegido este iPhone por sus cámaras. Pero de no ser por ello el iPhone 15 habría sido otra opción perfectamente. Quizás alguna aplicación o servicio del futuro, que expriman más las bondades del A17 Pro, me hagan pensar cada vez menos eso.
Pantalla: colores enormes, pero no hace falta que estén ahí todo el rato
Honestamente, la calidad de la pantalla es posiblemente la característica que menos me importe de los iPhone. Hemos llegado a unas resoluciones tan densas (460ppp) en pantallas tan pequeñas que mi vista ya no es capaz de detectar los píxeles individuales.
Lo que sí he notado es la calidad a la hora de reproducir vídeos en HDR. El brillo máximo de 2.000 nits en contenidos como los de Apple TV+ me ha sorprendido gratamente, es como si pudiera contener la capacidad de mi televisor OLED en mi bolsillo. Sólo os digo una cosa: he pasado de ver series en mi iPad Pro de 11 pulgadas a verlas en mi iPhone de 6,1 pulgadas sólo por eso.
Dicho esto, he preferido desactivar la función de pantalla siempre activa por dos razones. La primera, estaba notando que tenerla siempre activada suponía una distracción en momentos en los que tengo que estar atento a otra persona o a otra pantalla más grande. La segunda, desactivarla supone un ahorro de batería que siempre voy a apreciar más ahora que tengo un iPhone más pequeño.
La excepción a esto es el modo En Reposo, que de momento he utilizado ocasionalmente pero que quiero aprovechar más para ver información en todo momento. Aunque de nuevo: no quiero distracciones más allá de una pantalla y eso podría hacer que no use demasiado esta función salvo en momentos muy concretos donde lo necesite.
Bienvenido botón de acción e Isla Dinámica
La Isla Dinámica de los iPhone ya tiene un año y poco nuevo hay que decir sobre ella, pero al haber saltado dos generaciones del teléfono es la primera vez que la utilizo. Y sí, encuentro que es un acierto. Haber convertido ese "agujero" en una ventaja es la mejor idea a nivel de interfaz gráfica que Apple ha tenido en mucho tiempo.
Es muy sencillo acostumbrarse a ella, porque agradeces tener los controles de actividades en segundo plano directamente donde antes había un notch inerte. Hace que tenga que explorar menos veces entre las aplicaciones que tengo abiertas para acceder a la reproducción activa, o bien ver qué aplicación está comprobando mi ubicación en ese momento.
Lo que sí es más nuevo es el botón de acción, de momento único en los iPhone 15 ro. De momento el experimento que estoy probando es el de asignarle la creación de un evento en el calendario, cosa que en mi modo de trabajo también es una tarea. Aunque tengo que confesar que echo de menos poder poner el móvil en silencio desde ese botón, así que no estoy seguro de si este atajo será permanente o acabaré revirtiendo al uso original. Eso sí: encuentro un acierto darle opciones al usuario para que sea él quien decida.
Autonomía y carga: gracias, Europa
Aquí no me voy a cortar ni un pelo. Pasar a USB-C ha sido de lo que más he subestimado y lo que más agradezco. Ya no tengo que diferenciar entre cables ni adaptadores. En mi mochila tengo un adaptador de dos puertos USB-C y un cable USB-C con el que puedo cargar mi MacBook Air, mi iPad Pro y mi iPhone. Y es una delicia.
Sólo me queda un producto que uso diariamente con puerto Lightning: mis AirPods 2. Y aún así, su estuche ya puede cargarse sin cables. Poder depender de un sólo cable es una comodidad que no puedo si no agradecer a la Comisión Europea por haberlo hecho posible.
Sobre la autonomía, pasar de un 'Pro Max' a un 'Pro' se nota. Antes podía pasar dos jornadas sin cargar el teléfono. Ahora eso ya no puede ser. Es quizás la peor baza de haber hecho este cambio. Pero no me representa ningún problema, porque siempre tengo un cargador lento de 5W en mi mesilla de noche. Si ahora tengo que cargar el iPhone a diario, lo hago sin esfuerzo extra. Afortunadamente no he sido una de las personas que ha sufrido apagones nocturnos en esa carga.
Además, tengo que decir que exprimo el iPhone cuando trabajo en movimiento: en casi todos los días laborables viajo en tren y dependo de la conexión vía tethering, y el iPhone 15 Pro aguanta ese consumo de energía sin problemas y sin calentarse demasiado. Y ya que hablamos de temperatura: por mi parte no he detectado que el iPhone se ponga demasiado caliente a menos que haya ejecutado alguna prueba de rendimiento o un juego muy exigente.
La cámara es, en una palabra, increíble
No soy fotógrafo profesional ni tengo conocimientos avanzados sobre el campo, pero no hace falta tenerlos para apreciar la calidad de las fotografías que puedes tomar con el iPhone. Ha saltado de los 12 MP a los 48 MP en la lente principal, y eso lo he notado en la calidad general de la fotografía y al hacer zoom sobre sus detalles:
La cámara FaceTime tampoco se queda atrás con las fotografías. El siguiente selfie se ha editado posteriormente, activando el desenfoque del fondo desde la galería de fotografías y no en el momento de disparar:
Donde lo he notado más es en el rango dinámico del color, y por encima de todo lo demás en las fotografías con poca luz. La calidad que obtiene en imágenes nocturnas es impresionante:
Al haber elegido un iPhone 15 Pro y no un iPhone 15 Pro Max, no cuento con un zoom de 5 aumentos si no de 3. Le hubiera dado la bienvenida a ese zoom extra con los brazos abiertos, pero no es algo que necesite estrictamente. Personalmente aprovecharé más las opciones del modo retrato o las posibilidades de la lente principal o el gran angular.
Conclusiones: un iPhone que no necesitaba pero que agradezco
Sigo pensando en que este iPhone 15 Pro ha sido una compra que no necesitaba, no me era urgente. Mi iPhone 13 Pro Max funcionaba perfectamente y me dio lástima ver cómo un empleado de la Apple Store se lo llevaba. No obstante, cuanto más días pasan, más contento estoy de haber hecho este cambio. Ahora tengo un iPhone más ligero, más pequeño y mucho más cómodo. Y valoro mucho eso sabiendo que es un teléfono que desbloqueo docenas de veces al día.
Es por eso que, si tenéis un modelo Pro Max, aunque sea reciente, os puedo recomendar este cambio si tenéis ganas de saltar a algo más pequeño. Esta generación se ha centrado en la comodidad y en la ligereza y se agradece a cada momento en el que lo usas. Además, la velocidad del chip A17 Pro se nota vengas del modelo de iPhone que vengas.
Ahora bien, si tienes un iPhone de menos de 3 años de antigüedad y no quieres cambiar de tamaño de pantalla, entonces sí que la compra ya no tiene demasiado sentido. Depende de más factores personales, por supuesto, pero si algo tienen los iPhone de generaciones recientes es que son durables. Y espero que este iPhone 15 Pro esté conmigo mucho tiempo... aunque lo que he explicado al principio de este análisis mejor será que no haga promesas.
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