San Francisco. ¿Os suena a algo más que la ciudad vecina del Apple Park? Es la tipografía que Apple utiliza en todos los sistemas operativos desde hace ya algunos años. Antes de eso habíamos pasado por la Helvetica y algunas otras, y parte de la atención que la compañía ha dedicado a las tipografías viene de Steve Jobs en sus años de universidad.
Sabemos que el co-fundador de Apple tuvo una educación bastante ecléctica. Una, eso sí, que lo preparó para dirigir la que ahora es una de las mayores empresas del mundo y que le dio herramientas para tomas las decisiones más apropiadas. Una de ellas, reconocido por el mismo Steve Jobs está en sus clases de caligrafía.
La ciencia detrás de los pequeños detalles que marcan la diferencia
Utilizar una fuente u otra comunica mucho más allá del mero texto en cualquier sistema o producto. Desde la Motter Tektura de uno de los primeros logos de Apple Computer, hasta el Gill Sans o la Myriad Pro de la palabra "iPod", pasando por la Apple Garamond del "Think Different", Apple ha usado muchas fuentes en su historia.
En los sistemas operativos podemos hablar de la fuente Chicago o Charcoal, que apareció alrededor de Mac OS 8. Luego pasamos a la Geneva, la Shaston y la Espy Jans antes de decantarnos por la Lucida Grande, la Podium Sans, la Helvetica y, finalmente, la San Francisco.
Esta última está diseñada exclusivamente por Apple y cuenta con distintas variantes para diferentes usos. Las tres variantes principales son SF Pro para macOS, iOS y iPadOS; SF Compact para watchOS; y SF Mono para las aplicaciones Terminal, Console y Xcode. Una fuente que el 8 de junio de 2015, en la conferencia de la WWDC 2015, reemplazó a la Helvetica Neue como fuente del sistema para los sistemas operativos.
Y toda esta atención al detalle viene de las clases de caligrafía a las que asistió Steve Jobs durante su formación universitaria. Unas clases que, según el mismo Jobs, fueron decisivas para que los futuros productos de Apple prestaran atención a la tipografía y las fuentes, tal como nos recuerdan en INC.com.
El hombre que conducía su mercedes sin matrícula y que quiso ser astronauta tenía claro que el diseño es un lenguaje. Un lenguaje equivalente a lo que puede ser la comunicación no verbal cuando tenemos una conversación. La elección de los colores, de las texturas e incluso la forma de presentar un producto en su caja comunican una gran cantidad de información.
Elegir una u otra tipografía comunica toda una serie de valores y características que en productos tan eminentemente visuales y en los que nos pasamos el día leyendo, cobra una gran relevancia. Por experiencia diré que las clases de caligrafía no se centran en hacer buena letra, se centran en que un pequeño detalle en la forma de una letra puede pasar inadvertido y marcar una gran diferencia al mismo tiempo. Un enfoque que, seguro, Steve Jobs supo aplicar para crear los productos que seguimos disfrutando hoy.
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