Apple es una de las compañías que mejor trata la privacidad y el tiempo de los usuarios, pero eso no significa que no manden una serie de correos publicitarios o informativos que a lo mejor no te interesan y elimines constantemente. Esos correos no son de obligada recepción, Apple te da la opción de desactivarla. Vamos a ver cómo podemos lograrlo.
Lo primero que tenemos que aclarar es que la recepción de estos correos está vinculada a tu ID de Apple y no a tus dispositivos, de modo que para poder desactivarlo debes tener iniciada la sesión adecuadamente en tus terminales. Si no lo has hecho, completa este paso antes.
Cómo evitar que Apple te envíe publicidad por correo en iOS, macOS y vía web
Si tienes un iPhone o un iPad, entra en la aplicación Ajustes y pulsa en tu nombre para entrar en las opciones relacionadas con tu cuenta de Apple. Allí pulsa en la sección 'Nombre, teléfonos, correo', donde tendrás al final de todo la subsección 'Suscripciones'. Allí tendrás las opciones que ves en la imagen superior para desactivar la recepción de correos de Anuncios y lanzamientos de los catálogos de contenido de Apple.
También puedes desactivar esos correos en macOS: las mismas opciones están dentro de Preferencias del Sistema, panel 'iCloud', botón 'Datos de la cuenta', pestaña 'Contacto'.
Tienes una tercera y última opción para desactivar esta opción, que es desde la web de las ID de Apple. Basta con que inicies sesión en dicha web mediante el correo y la contraseña de tu cuenta, y en la sección 'Mensajes de Apple' encontrarás la posibilidad de desactivar esos correos. Es el método a seguir si no tienes a mano ninguno de tus dispositivos en este momento.
Un apunte final: desactivar la recepción de estos correos no implica dejar de recibir correos informativos importantes, como por ejemplo los avisos de cambio de contraseña o de inicio de sesión en dispositivos no usuales. Esos correos, aunque puede que te parezcan pesados, son de obligatorio recibimiento y se envían precisamente para garantizar la seguridad de los datos de nuestras cuentas.
Imagen | Mark Ittleman
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