Hace calor. Pero para los Mac hace aún más calor. Por su propia naturaleza, las CPUs y GPUs de nuestros ordenadores pueden alcanzar temperaturas realmente altas, lo suficiente como para poder llegar a derretirse, justo por lo que cuentan con varios termómetros que, con la app apropiada, podemos consultar.
Fuera hace calor, pero dentro mucho más
Por dentro de cualquier procesador, ya sea una CPU de Intel o un chip M1 o M2, corre electricidad. Este paso continuo de electricidad calienta los componentes hasta altas temperaturas. Es habitual que en momentos de alta demanda de procesamiento estos chips alcancen casi 90 grados de temperatura.
Los ordenadores están preparados para lidiar con el calor conduciéndolo lejos del chip y expulsándolo de la máquina a través de los ventiladores. En caso de que el sistema de refrigeración, tanto activa como pasiva, no esté pudiendo contrarrestar el calor generado, quizá porque el aire que entra en los ventiladores es de por sí caliente por las condiciones atmosféricas, los chips bajan automáticamente su velocidad para evitar fundirse dentro del mismo ordenador.
Y todo ello se controla gracias a los sensores de temperatura dentro de los chips. Unos sensores que suministran información constante a nuestro Mac para que pueda tomar las decisiones oportunas. Unos sensores que, por curiosidad, podemos consultar con apps como iStatistica o iStat Menus, por ejemplo.
Aunque en el caso de los Mac con chips Apple silicon la temperatura es notablemente menor que con los chips Intel, sorprende ver a qué temperaturas trabajan nuestras máquinas. Fuera hará calor, sí, pero dentro hace mucho, mucho más.
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