Tener la producción de tus dispositivos en China es como una caja de bombones, como dijo Forrest Gump: nunca sabes lo que te va a tocar. El gobierno de esta superpotencia asiática busca mantener su atractivo para ser la fábrica del mundo para las grandes tecnológicas, pero al mismo tiempo toma decisiones que hacen que esas tecnológicas tengan miedo.
La desconfianza del gobierno de China ya se ha hecho notar. Ha prohibido a sus miembros utilizar iPhones y ha llegado al punto de investigar las fábricas de su proveedor Foxconn por lo que parece que son motivos fiscales y medioambientales. Las consecuencias de esto pueden incluso afectar a empresas de España.
El equilibrio entre China y las grandes tecnológicas, cada vez más complicado
El propio Tim Cook se ha pasado por China, supuestamente por unas ventas de los iPhone 15 más bajas de lo esperado en el país. Y es posible que el CEO de Apple habrá aprovechado para tratar más asuntos como el de Foxconn con las autoridades.
Precisamente todo esto ocurre en un momento en el que esa empresa busca expandir sus fábricas más allá del país y en el que van a celebrarse elecciones en Taiwán. Y no, no es coincidencia que el presidente de Foxconn Terry Gou se presenta como candidato a esas elecciones y haya sido detenido por las autoridades Chinas. La geopolítica también hace mella en el asunto.
Toda la inseguridad que provocan estas decisiones repentinas del gobierno Chino hacen mella en la confianza de otras compañías para operar en el país, y hay más de una que proviene de España. Empresas como Pikolin, Roca o Correos son más pequeñas que Apple, pero que igualmente tienen ese riesgo solamente por tener actividad comercial en China. Que India y otros mercados vayan ganando terreno no va a salir barato.
China se juega la confianza de otros países y de grandes empresas internacionales. Apple se juega poder seguir en un mercado donde obtiene miles de millones de dólares en ingresos, pero al mismo tiempo debe estar preparada para reaccionar en caso que una crisis política empeore las cosas. Si podemos resumir en una palabra cómo está el tablero de juego, esa es delicado.
Imagen | Zhang Kaivy
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