Mi compañero Pedro Aznar nos ofreció ya sus primeras impresiones de los MacBook Air y MacBook Pro con procesador M1, sacando la conclusión de que este M1 es un chip que no se aleja de seruna revolución. Ahora toca ver si tenemos el mismo efecto con el nuevo Mac mini con chip M1, ordenador que reemplazará mi ya jubilado (con honores) iMac de finales de 2012.
La transparencia y sencillez de adaptación de todas las aplicaciones ya la hemos visto en nuestro primer contacto con los portátiles, así que ¿Qué diferencia hay con este Mac mini? Estamos ante el primer sobremesa con chip Apple Silicon, al que ya tenemos que conectarle monitor, altavoces y demás periféricos por separado.
La caja del Mac mini y su unboxing no dejan lugar a dudas: como con los portátiles, Apple no etiqueta en absoluto su cambio a chips propios. De hecho no tenemos ni siquiera las etiquetas de memoria y almacenamiento SSD, si queremos leer los detalles de la máquina hay que buscar la letra pequeña. En ella se detalla que tenemos un Mac mini "con 8 CPUs, 8 GPUs, 256 GB de almacenamiento y 16 GB de memoria RAM". Nada más.
En mi caso concreto he conectado el Mac mini a los siguientes periféricos:
- Un monitor 4K de 27 pulgadas de LG, modelo 27UL500-W, conectado mediante HDMI.
- Unos altavoces Creative Pebble básicos de dos canales, alimentados vía USB-C. Como usaré este Mac para escribir artículos y poco más, mis necesidades de sonido no son demasiado grandes.
- Un teclado Magic Keyboard de Apple y un ratón USB Logitech G502.
- Una cámara web Logitech StreamCam con USB-C.
Conectar todos esos periféricos no me ha supuesto ningún problema. La configuración inicial se ha hecho sorprendentemente rápido, tardando menos de cinco minutos desde que he encendido el Mac mini por primera vez hasta que el escritorio de macOS Big Sur ha aparecido. El único posible bache que nos podemos encontrar con este Mac mini es que necesitaremos un teclado con cable para poder hacer la configuración inicial, algo que he podido solucionar con mi teclado mecánico USB fácilmente.
Por defecto, macOS aplica el efecto retina a la resolución 4K convirtiéndolo en un monitor 1080p. Personalmente he preferido escalar esa resolución en un punto intermedio entre ese 1080p (demasiado grande para las 27 pulgadas) y la resolución 4K nativa (demasiado pequeño): he mantenido la resolución 2560x1440p con el que ya trabajaba en las 27 pulgadas de mi iMac, y gracias a la resolución 4K consigo un suavizado que mejora (y bastante) la calidad general de la imagen.
El cambio de resolución es instantáneo, nada de los segundos de espera a los que estábamos acostumbrados a ver en los Mac con chip Intel, aunque aquí sí que aparece la advertencia de posible afectación al rendimiento del sistema si elegimos un escalado intermedio. Personalmente no he notado ni la más mínima ralentización del sistema, así que Apple debe de estar cubriéndose la espalda ante usuarios que busquen exprimir el rendimiento gráfico al máximo.
Con el uso general del sistema he notado, y digo esto sin dudarlo, un aumento notable del sistema en general. Las aplicaciones Intel se ejecutan sin que ni siquiera nos percatemos de que están emuladas bajo la capa de Rosetta, y las aplicaciones ya compiladas para el chip M1 se inician al instante, en un chasqueo de dedos.
Da igual de qué aplicación estemos hablando, si de Twitter o de Pixelmator Pro: ambas se inician tan rápido que es absurdo cronometrarlo. No soy de los que va a exigir siempre la potencia máxima a este chip, pero me queda claro que he dado un salto en rendimiento como pocas veces he experimentado.
¿Y en cifras crudas? Paso a desglosar los resultados de GeekBench, Cinebench y los tres tests de Browserbench hechos con Safari. En todos los casos sólo la aplicación de los tests estaba abierta:
Sobran las palabras: el test mononúcleo de Cinebench se coloca por encima incluso de algunos Intel Xeon de alto rendimiento, mientras que el multinúcleo tiene un rendimiento equiparable a chips Intel de 12 núcleos. En Geekbench tenemos resultados ligeramente superiores a los MacBook Air y los MacBook Pro, seguramente gracias a la ventilación con la que cuenta el aparato. Aunque tengo que decir que no he oído absolutamente ningún ruido de ese ventilador mientras duraban los tests, el Mac mini los ha aguantado sin despeinarse. El único efecto que he notado ha sido que el ordenador se ha calentado ligeramente en su zona trasera, muy poco. Durante el resto de actividad, como por ejemplo mientras escribo este artículo, el ordenador ha estado frío como un témpano.
A falta de trabajar más tiempo con él y mientras esperamos esos nuevos iMac, no titubeo ni un segundo en decir que este Mac mini es el sobremesa casi-perfecto para cualquier usuario general que trabaje en una mesa muchas horas al día. Cuenta con potencia de sobre incluso para quien se atreva con la edición fotográfica y de vídeos, así que incluso podríamos recomendarlo para el pequeño profesional.
La única pregunta que me queda es: si este Mac mini es un modelo de entrada, ¿qué nos depara el futuro? ¿Cómo serán los Mac con los chips que prioricen el rendimiento a la eficiencia? La transición a Apple Silicon no ha hecho más que empezar y el M1 es sólo un aperitivo.
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