Es curioso: Apple se ha liado la manta a la cabeza y ha encargado una serie sobre los tejemanejes de un sector en el que nunca ha terminado de poner bien el pie: el del gaming. El mercado de los triple A, de las grandes consolas, de la potencia gráfica bruta, del E3 y de los maratones de streamers. Esa serie es 'Mythic Quest'.
La primera temporada se emitió en pleno confinamiento total de la pandemia el año pasado, y ahora se están lanzando los episodios de la segunda temporada a ritmo de uno cada viernes. Hablemos claro: esta comedia no llega al nivel de 'Ted Lasso', pero eso no signfica que sea mala. Estamos ante una comedia que está dando buen resultado, y donde quizás el mundo del gaming en el que se establece es lo de menos.
El mejor papel es, al menos a mi parecer, el del protagonista. Rob McElhenney interpreta a Ian, el CEO y fundador de un juego MMORPG que ha triunfado entre las masas y por el que se cree un genio. El resto de sus empleados, incluyendo su compañera Poppy, tendrán que aguantar su ego.
Hay excelentes secundarios como el papel de F. Murray Abraham como el guionista del juego, o el de Danny Pudi como el despiadado directivo Brad. Se nos ofrece una visión cómica de cómo puede ser el caos de una empresa de videojuegos, algo que no solemos ver demasiado, aunque son los personajes los que despuntan más que el propio mundo que vemos.
Son los problemas y relatos de los personajes los que cogen más el protagonismo de la serie, y en algunos casos recurriendo a cierta ternura como ha ocurrido en los dos últimos episodios de la segunda temporada (no quiero hacer muchos spoilers, pero se relata el pasado de uno de los personajes principales de forma muy acertada).
También es un acierto que la serie haya "acogido" la pandemia como algo que también ha ocurrido en su mundo: tenemos un episodo especial entre la primera y la segunda temporada en el que se muestran a todos los personajes confinados, y algunos personajes permanecen confinados en parte de la segunda.
En conclusión, 'Mythic Quest' es una comedia simpática que puede llamar la atención por tratar sobre el desarrollo de videojuegos, pero que en el fondo es una comedia que saca buena nota gracias a sus personajes y un buen guión. Si no tienes nada por ver, este verano puede ser una buena excusa para verse todos sus capítulos de media hora. El episodio especial previo al comienzo de la segunda temporada es quizás el que hará las delicias de todo geek.
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