Acabamos de entrar en el verano puro y duro. Y eso significa dos meses de betas de los nuevos sistemas presentados durante la WWDC, mucho calor y quizás la inusual llegada de nuevos portátiles en pleno mes de agosto.
Pero mientras aguantamos las altas temperaturas y esperamos el mes de septiembre y los nuevos iPhone, Apple y sus proveedores están ocupados con las próximas generaciones de chips de sus Mac con un factor clave para ganar a sus rivales: el tamaño de los transistores.
5, 4 y 3 nanometros, los números que más escucharemos desde ya hasta 2023
Tanto el chip A14 de los iPhone 12 como el M1 de los nuevos Mac usan transistores de 5nm. No hay que subestimar esta cifra, porque conseguirla ha supuesto un esfuerzo de ingeniería enorme que ya nos permite medir los componentes más básicos de un procesador usando escalas atómicas.
Y aún así, 5nm nos van a parecer mucho dentro de un par de años. Un nuevo informe de DigiTimes reflejado por MacRumors esta semana sugiere la agenda que Apple tendría prevista para sus próximas generaciones de chips, y los datos no tienen desperdicio.
Empezaríamos este mismo otoño con el chip 'A15' de los iPhone 13, que seguiría utilizando transistores de 5nm pero fabricados con una tecnología mejorada que le aportaría más eficiencia. Puede que algún que otro chip para Mac que pueda aparecer antes de fin de año también de beneficie de esta tecnología.
A lo largo de estos próximos meses, el proveedor TSMC también empezaría a producir los chips con transistores de 4nm, lo que añadiría más potencia en menos espacio. Los veríamos dentro de los dispositivos que podrían salir el año que viene.
Y mientras esos productos aparecen presentados en los futuros eventos de Apple, paralelamente TSMC empezaría a fabricar los chips con transistores de 3nm. Sería durante la segunda mitad de 2022 y lograría un aumento del rendimiento del 15% consumiendo un 30% menos energía.
Esta generación de chips sería la que daría el portazo final a los chips Intel, finalizando la transición y demostrando su potencial en un Mac Pro que debería dejarnos boquiabiertos. A menos nanometros, más sorpresas.
Imagen | Laura Ockel
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