Un documento obtenido por The Information nos confirma lo que todos pensamos: Apple está haciendo grandes esfuerzos para evitar que personas como Jon prosser, Mark Gurman o Ming-Chi Kuo puedan revelar los planes de futuro de la compañía obteniendo datos secretos de los proveedores.
Esos esfuerzos, que reflejan en MacRumors, van desde prohibir la recolección de datos biométricos de empleados de Apple hasta limitar fuertemente a los trabajadores de las fábricas que tengan antecedentes penales. Éstos no podrán, por ejemplo, acceder a las plantas en las que se estén fabricando productos que aún no se han lanzado.
Pegando donde más les duele a los filtradores: en sus fuentes
Desde comienzos de este año también se controla el tiempo que tarda una remesa de productos o de piezas para un producto en llegar a su destino. Si ha tardado más de lo normal, se revisarán todas las fases del envío en busca de posibles filtradores. Y todos los movimientos de aquellos empleados que tengan a cargo componentes o productos sensibles serán minuciosamente registrados.
Hasta los visitantes externos de las fábricas sufrirán las consecuencias de estos cambios: no podrán poner un pie en ellas a menos que tengan una autorización expresa del gobierno. Los vehículos de transporte de piezas serán filmados desde todos los ángulos, y las grabaciones de destrucción de prorotipos y partes defectuosas deberán conservarse durante 180 días.
Lo que Apple quiere con estos refuerzos es cazar a quienes roben componentes como los cristales delanteros de un iPhone, como bien vimos ayer. Éstos acaban siendo fotografiados o representados en un renderizado, que es lo que suele hacer Jon Prosser para proteger sus fuentes (la última vez lo vimos en el iMac).
¿Conseguirá Apple frenar el alud de filtraciones y rumores? Lo veremos a medida que pasen las semanas, dependiendo de lo que consigan difundir Gurman, Prosser y compañía.
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