Falsa alarma. La semana pasada se filtró un documento donde se especificaba que los Mac con chip T2 (iMac Pro y MacBook Pro de 2018) pasarían a requerir una activación por parte del servicio técnico oficial de Apple o de un servicio autorizado por ésta. En concreto, se trata de las reparaciones que involucren la pantalla, placa base, teclado, trackpad o Touch ID en un MacBook Pro de 2018 y la placa base o almacenamiento flash de un iMac Pro.
Ahora, el conocido servicio de reparaciones independientes (y negocio directamente afectado) iFixit ha anunciado durante el fin de semana que el software de activación aún no está en funcionamiento.
Qué pruebas ha hecho iFixit
iFixit cuenta cómo acudió a una Apple Store y compró un nuevo MacBook Pro con Touch Bar, el modelo de 2018 y que cuenta con el chip T2 del que hablaremos más adelante. Inmediatamente, lo desarmaron e intercambiaron las pantallas con el modelo que ya tenían desde verano.
Al rearmarlo, el equipo seguía funcionando normalmente, incluso actualizando a macOS Mojave e intercambiando la placa base. Esto demuestra que, por el momento, el software de activación no está en funcionamiento.
Cómo funciona el software de activación
Tras realizar una de las reparaciones mencionadas (prácticamente cualquier reparación de calado), el técnico debe ejecutar una suite llamada "Apple Service Toolkit 2 System Configuration Suite" o simplemente AST 2. Esta suite se conecta al Global Service Exchange de Apple para "ejecutar tests de compatibilidad y rendimiento" de las nuevas piezas.
La comprobación requiere conexión a internet y si no recibe el visto bueno de Apple, no se completa. Dejando el equipo inoperativo. En principio, tan solo Apple y sus tiendas de soporte oficial contarán con el software AST 2 para poder realizar las comprobaciones y terminar las reparaciones de estos equipos.
Por qué en los Mac con chip T2
El año pasado, Apple ponía a la venta el iMac Pro, un equipo que pudimos analizar unos meses después a fondo. Este Mac traía entre sus novedades un nuevo chip T2 cuyas tareas describimos entonces en detalle:
- Controla la gestión del sistema: No se puede acceder al sistema sin pasar por el T2 ni permite que se instale un sistema que no esté verificado por Apple.
- Procesa la señal de imagen: Mejora enormemente la calidad de la cámara FaceTime HD con control de exposición, mapeo de tonos, autoexposición basada en la detección facial, balance de blancos...
- Controla el cifrado del SSD: Puede cifrar el almacenamiento en el SSD sin afectar al rendimiento del ordenador mientras tanto.
- Controla el enclave seguro: Todos los datos privados del ordenador pasan por el enclave seguro, por lo tanto no se puede acceder a esta información sin estar previamente verificado, del mismo modo que en los iPhone todo pasa por el Touch ID o el Face ID.
Poco después, supimos que el T2 también se encargaba de evitar que los SSD de un iMac Pro fueran "transplantados" a otros equipos, ya que guarda en su interior las claves de cifrado. Para llevarte el SSD necesitarías llevarte la placa base entera. Otras dos medidas adicionales de seguridad es que el usuario puede especificar que no se pueda arrancar ningún sistema operativo desde un disco duro externo. Y como añadido, se requiere conexión a internet para verificar que el sistema operativo es legítimo.
En septiembre de este año, supimos otro detalle más acerca del chip T2. En el caso de que el equipo quede dañado y el usuario quiera recuperar sus datos, será necesario acudir al servicio técnico oficial. Debido a las medidas de seguridad encabezadas por este chip, es necesario una máquina especial que se conecta al equipo afectado y los extrae desde el T2 y no desde la memoria SSD.
Equipos cada vez más difíciles de reparar en casa
Desde el nacimiento de la compañía, Apple siempre ha querido evitar que los usuarios cacharreasen con sus equipos. Una filosofía que se remonta al comienzo de las andaduras de Steve Wozniak y Steve Jobs, recogido en varios libros y biografías. Sin embargo, no ha sido hasta que llegó el iPod que Apple pudo crear un dispositivo tan integrado que apenas permitía abrirlo sin las herramientas o equipo adecuados.
Con el paso de los años, la llegada del iPhone y del iPad empujaron aún más la integración de componentes y el diseño compacto. Esa filosofía acabó llegando a los Mac de todas clases, desde el MacBook al iMac Pro. Y ahora nos encontramos con equipos cuya índice de reparabilidad es cercano a cero. En concreto:
- MacBook Air de 2015: 4/10.
- iMac Pro de 2017: 3/10.
- MacBook de 2017: 1/10.
- iMac de 2017: 1/10.
- MacBook Pro de 2018: 1/10.
La progresión en el índice de reparabilidad es evidente que tiende al mínimo conforme se integran más componentes. Desde este punto de vista, también es evidente que reparar un Mac desde casa o desde un servicio técnico no oficial, es decir, no capacitado para su reparación, es un riesgo muy grande. En el pasado, he intercambiado el HDD de mi antiguo MacBook Pro de 2011 y de un MacBook blanco de 2010 por un SSD. El cambio, aunque difícil, es coser y cantar comparado con los equipos actuales.
Aquí el debate se mueve entonces al llamado derecho a reparar, que muchos estados de EEUU están considerando legislar y al que Apple se opone con vehemencia. iFixit tampoco es un actor neutro en este sentido, ya que su negocio es el de vender kits de reparación en casa. Una labor que, como vemos, es cada vez más difícil.
Tal vez sea conveniente encontrar un término medio, al menos en los equipos de sobremesa, donde Apple se comprometa a hacer más accesibles e intercambiables los discos Fusion Drive y SSD, así como las memorias RAM. Ambos componentes eran los más habituales en las "operaciones quirúrgicas" caseras.
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