Imagínate la situación. Estás en el aeropuerto haciendo escala desde Londres. Ya ni recuerdas qué hora era cuando saliste desde España. Tienes las piernas entumecidas, pero el cuerpo te pide rock. Te acercas a una iPod Vending Machine y sacas unos AirPods y un iPod Shuffle. Sí, te acabas de gastar 250 euros, un dineral; pero para eso están las tarjetas de crédito, para preocuparte luego. Esto era tan real que en algunos aeropuertos de Estados Unidos tenían que reponer las máquinas varias veces al día.
Aeropuertos de Atlanta, Dallas y otros dieron cobijo a este experimento, esta fórmula elaborado por Zoom Shop y otras empresas que tenían la licencia de explotación en exclusiva. Máquinas que costaron una fortuna pero se amortizaron antes de lo que nadie imaginaba. De hecho, también se han dado casos de máquinas de vending de iPhones o iPads en el hall de edificios de empresas privadas. Pero esta es otra historia.
Un iPod en una máquina expendedora
"Durante un viaje reciente a Las Vegas, NV, quedé cautivado por esta máquina expendedora de Zoom Shop que vende iPods de Apple. Ubicado en Las Vegas Hilton, hogar de Star Trek Experience y Barry Manilow, este sistema minorista robótico dispensa una variedad de iPods y accesorios para iPod. Desarrollado y operado por Zoom Systems, con sede en California, encontrará unidades similares en el Aeropuerto Internacional de San Francisco, el Hotel San Francisco Argent y el Aeropuerto Hartsfield de Atlanta".
Así resumía el reportero Bill Detwiler para la CNET el hallazgo que había encontrado. Una reliquia. Hombres de negocios de todo el mundo se quedaban clavados mirando las reliquias que había tras el cristal, pensando si elegir el iPod modelo de 80GB o el de 160GB.
Corría el año 2005. Unos meses después, en verano, el vicepresidente de la empresa declaró para el Atlanta Journal-Constitution que aquella fórmula era todo un éxito: "Hemos hecho alrededor de 55.000 dólares en un mes en ventas brutas solo con una máquina. Esto se está convirtiendo en el futuro para algunos productos de alta gama en lugares como aeropuertos donde el espacio es limitado".
Nada de supermercados: halls de hoteles, salas de conferencias o incluso los pasillos más prestigiosos de las corporaciones bancarias más onerosas del país. Ahí fue donde Zoom Shop instaló sus mastodontes, como neveras de dos puertas, atiborradas de los productos más chic de Apple durante la década 2000. A mí el iPod me sigue pareciendo algo prodigioso que uso a cada poco.
Algunos de estos productos costaban más de 500 euros —recordemos que solo el iPod Nano ascendía a 199 euros—. Zoom Systems se expandió a 100 ubicaciones y 165 máquinas expendedoras de alta gama en poco más de un año y pasó de vender patatas fritas a vender cargadores para portátiles, auriculares Bose o todo el catálogo completo de iPods. Aspiraban a instalarse en más de 1.000 puntos de venta en EEUU y otros 1.500 en Europa. Sin embargo, el afán expansionista se encontró pronto con un techo demográfico.
A lo largo de los años, ZoomSystems se ha asociado con empresas como Best Buy, Macy's —que ostentó durante décadas el récord con la tienda más grande del mundo hasta la llegada de 'Galeries Lafayette Haussmann' a París— o Procter & Gamble —empresa de productos de cuidado como jabones de baño— y Max Wellness. Su "kiosko robótico" desde luego ya no es lo que era: pasó por una terrible quiebra en 2015 que implicó su casi disolución hasta que Swyft adquirió la empresa.
En Japón, los gashapon son una tradición tan común que es fácil toparse con algún teléfono inteligente por poco más de 10 euros al cambio. Para el recuerdo quedan estas estampas de gigantescas máquinas que apenas son un recuerdo en otros muchos países.
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