Qué pasa en tu cerebro cuando navegas con el iPhone (y 3 consejos para evitar que se vuelva compulsivo)

Esas horas que pasamos vídeo tras vídeo en Instagram o TikTok tiene una explicación científica

Uso adictivo del iPhone
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El iPhone ha cambiado nuestra forma de interactuar con el mundo. Desde el primitivo iPhone original hasta el actual iPhone 16, ¿quién iba a decirle a Steve Jobs que el iPhone transformaría tanto la vida de las personas? Y es que el iPhone ha creado nuevos puestos de trabajo y ha conectado a las personas de una manera inimaginable. Hay cientos de cosas positivas, pero, como todo, también tiene su “lado oscuro”.

El iPhone, y en general los smartphones, han dejado huella en nuestro cerebro. La adicción a deslizar la pantalla no es solo una cuestión de hábito, sino que también tiene implicaciones neurológicas. ¿Cómo afecta esto a tu cerebro y qué podemos hacer para evitar caer en la trampa de la navegación compulsiva?

El cerebro, el iPhone y aplicaciones diseñadas para ser adictivas

Cada vez que desbloqueamos el iPhone y comenzamos a deslizar la pantalla, estamos activando un complejo circuito neuronal. El simple placer de movernos entre las diferentes pantallas de inicio ya produce un impulso en nuestro cerebro. La profesora Éilish Duke, de la Universidad de Leeds Beckett en Reino Unido, explica que desbloquear el iPhone se ha convertido en un hábito automático, similar a cerrar una puerta al salir de casa.

Cuando nos ponemos frente a una pantalla, nuestro cerebro está en busca constante de recompensas. Esta búsqueda se basa en la naturaleza humana de querer saber lo que está sucediendo. Descubrir y explorar es un instinto primario. Los smartphones, y especialmente algunas de sus aplicaciones, cuentan con un diseño adictivo y un contenido infinito que alimenta continuamente esa necesidad de descubrir cosas nuevas. El misterio de lo que vendrá después se convierte en una constante.

Todos hemos pasado por esto. Estamos en TikTok o Instagram y no paramos de ver vídeos. Queremos parar, pero siempre nos queda la intriga del siguiente vídeo. A esto se suma la sensación de “me lo voy a perder”, ya que el algoritmo sabe muy bien cómo actuamos y es realmente difícil volver a encontrar una publicación ya pasada.

De esta forma, podemos pasar minutos, horas y hasta días enteros buscando ese vídeo que nos satisfaga. Horas perdidas que alimentan nuestra curiosidad y ese hambre de “encontrar la gema”. Ese vídeo que realmente valga la pena. Muchas veces, nuestro cerebro incluso se pone en modo automático, desplazándose sin parar hasta encontrar un estímulo que sobresalga entre el resto del contenido.

TikTok

Algunos puntos para entender la adicción entre el cerebro y el iPhone

  • Miramos el iPhone más de lo que pensamos: Una encuesta realizada hace unos años reveló que los participantes creían que revisaban sus teléfonos cada 18 minutos. Sin embargo, las grabaciones de pantalla mostraron que en realidad lo hacen con mucha más frecuencia.
  • Sistema de recompensa cerebral en acción: El cerebro humano está diseñado para buscar recompensas y placer. Este mecanismo, conocido como circuito de recompensa, se activa con las redes sociales y genera un estímulo placentero similar al consumo de otras sustancias como alcohol o tabaco.
  • Desarrollo incompleto de la corteza prefrontal en adolescentes: En los adolescentes, el circuito de recompensa está en alerta máxima. La corteza prefrontal, que regula la toma de decisiones y el control de impulsos, no está completamente desarrollada hasta los 23 o 24 años. Esto dificulta que los niños y adolescentes mantengan un consumo sano y equilibrado de contenido en redes.
El uso del Always on display en el iPhone puede distraernos más de la cuenta El uso del Always on display en el iPhone puede distraernos más de la cuenta

Consejos para evitar esta "adicción" al iPhone y la navegación compulsiva

Tanto si sientes que las redes sociales y aplicaciones de compras están atrapando demasiado tiempo de tu vida, como si tienes adolescentes o niños en casa, estos consejos pueden ayudarte a desconectar y evitar que el uso del iPhone (y sus apps) se convierta en algo adictivo.

Establece momentos para desconectar

Alejarse de la pantalla, aunque sea por cortos períodos, puede marcar una gran diferencia. Marca momentos a lo largo del día sin iPhone. Puede ser caminar sin el teléfono, dejar el móvil en la taquilla del gimnasio, o en otra habitación mientras comes.

Reconecta con el mundo físico

La profesora Éilish Duke sugiere hacer pequeñas modificaciones en la rutina diaria, como usar un reloj tradicional en lugar del teléfono o Apple Watch para consultar la hora. También anima a sumergirse más en el mundo físico con experiencias reales y tangibles, como visitar un museo, descubrir un nuevo parque o salir a comer. En definitiva, reconectar con nuestro entorno y ser conscientes de él. Esto puede implicar dar paseos sin los AirPods puestos o responder mensajes atrasados mientras caminamos.

Controla tu impulso (o haz que lo controlen por ti)

Antes de usar el iPhone, iPad o Mac, reflexiona sobre por qué lo estás haciendo. ¿De verdad me han escrito y tengo que responder? ¿Es porque estoy aburrido? Además, el iPhone cuenta con una herramienta muy útil para controlar estas adicciones: el Tiempo de Uso. Puedes obtener estadísticas para conocer semanalmente cuántas horas has pasado en redes sociales, jugando, usando la cámara, etc.

Establecer límites en Tiempo de uso puede ser muy beneficioso Establecer límites en Tiempo de uso puede ser muy beneficioso

El siguiente nivel después de ser consciente del tiempo que pasas usando el iPhone es establecer un límite. Tanto para adultos como para niños y adolescentes, poner un límite diario al uso de apps es muy beneficioso. Por ejemplo, establecer no pasar más de una o dos horas al día en redes sociales. Dicho así puede parecer mucho tiempo, pero si lo configuras te sorprenderás con la cantidad de veces que saldrá la alerta de “tiempo consumido”.

El iPhone en sí es un dispositivo impresionante que todos disfrutamos día a día. Ha revolucionado nuestra vida diaria con su innovación, y nada sería igual sin él. El verdadero reto para esta década está en cómo usamos las aplicaciones, reconocer estos riesgos y ser conscientes de cómo utilizamos la tecnología para disfrutar de ella sin dejar que nos controle.

Imagen | Freepik

Fuente | BBC

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