El nivel de seguridad de tu iPhone siempre debe medirse por su eslabón más débil, y normalmente ese eslabón es el humano. Lo que ha ocurrido durante los últimos meses en Tampa, Florida, es un buen ejemplo de ello: han detenido a un hombre que robaba los iPhone de varias víctimas aprovechando momentos de debilidad.
El delincuente operaba principalmente por la zona de Ybor City. Se acercaba a personas que habían estado de fiesta y habían bebido alcohol, pidiéndoles el teléfono para poder hacer una llamada. La víctima desbloqueaba el teléfono, se lo prestaba y ahí acababa la interacción: el ladrón se iba y el propietario del iPhone se quedaba sin él.
"¿Me dejas hacer una llamada?"
Antes de escapar aprovechando el mal momento de la víctima, el ladrón simulaba hacer una llamada para dar sensación de confianza. Una vez se iba, el objetivo era localizar aplicaciones de finanzas para intentar hacer transacciones con ella. Y en los Estados Unidos hay aplicaciones muy usadas, como Cash, que por defecto no requieren ninguna identificación para entrar.
Es precisamente la principal denuncia de las víctimas de este ladrón: transacciones de Cash de hasta casi 2.500 dólares. Entre eso, el uso de tarjetas de crédito fraudulentas y robos de iPhone usando modos más violentos (usando armas blancas), el ladrón ha sido acusado de cometer fraude por valor de hasta 50.000 dólares.
La buena noticia es que la policía de Tampa ha conseguido enlazar varios vídeos de cámaras de vigilancia hacia el ladrón, llamado Reginald Pierre Perry, gracias a que siempre utilizaba la misma táctica de acercarse a alguien con problemas haciendo ver que quería ayudarle. Su modo de acercarse a las víctimas, con o sin violencia, ha sido el que ha permitido que los detectives y agentes le identifiquen en todos y cada uno de los robos que han sido grabados por esas cámaras. Reginald está ahora detenido y esperando sentencia.
Ante el hecho, la policía de Tampa insiste en algo que cada vez tienen más aplicaciones de iOS: proteger esas aplicaciones con su propio bloqueo independiente. Especialmente las de los bancos, que no nos dé pereza activar sus medidas de seguridad más estrictas. De este modo una persona que coja nuestro teléfono no sólo tiene que atravesar el bloqueo de iOS: también tiene que pasar por los bloqueos de las aplicaciones sensibles. En el caso de los bancos, es algo que puede salvarnos de ver nuestras cuentas corrientes y tarjetas vaciadas.
Aunque como decía al principio, el factor humano es el que más cuenta. Si un desconocido te pide tu iPhone, niégate en redondo. Si la llamada que te pide hacer es a un servicio de emergencias, esa llamada la puedes hacer tú perfectamente.
Imagen | Erik Mclean
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