Sin meternos en debates sobre apoyar el liberalismo o las regulaciones a empresas, el hecho inequívoco es que la Unión Europea ha hecho varios gestos para que Apple se adapte a lo que para el Consejo Europeo es un iPhone más adecuado a la normativa y a prueba de supuestas prácticas monopolistas.
Esos gestos son propuestas, borradores de leyes e incluso demandas de las que aún no se ha confirmado ni sentenciado nada, pero si todo sale a favor de la Unión Europea el iPhone experimentaría unos cambios que lo harían irreconocible con el tiempo. Tanto en hardware como en software.
Más tiendas de aplicaciones, USB-C y pagos con el servicio que quieras
El cambio que más advertiríamos an nuestro día a día es el abandono de la conexión Lightning para adoptar USB-C. El Consejo Europeo ya tiene acordada la propuesta para tramitarlo más adelante como ley, algo a lo que Apple lleva tiempo oponiéndose ya que según ellos dejaría mucho menos margen para innovar. Esto quizás también pueda afectar a otros accesorios: Lightning sigue siendo usado por los AirPods, el Magic Keyboard o el Magic Mouse. En Cupertino se verían obligados a cambiar la conexión de una buena parte de sus productos.
Y luego vienen los cambios en servicios y el propio sistema: la App Store dejaría de ser el único lugar desde el que descargar aplicaciones. Ésta estaría obligada a coexistir con catálogos alternativos llenos de aplicaciones que nunca han tenido permiso para instalarse oficialmente en los iPhone y iPad: emuladores, gestores de descargas no oficiales de contenidos... abriría posibilidades que interesarían a muchos usuarios pero a cambio tendríamos riesgos de seguridad mucho mayores.
Las tasas de la App Store también podrían verse afectadas. La pura competencia o una regulación europea podrían poner un tope menor que esos 15% o 30% actuales, lo que supondría un varapalo para los ingresos de Apple y cierta diversificación en los precios de las suscripciones digitales.
En cuanto a pagos, el chip NFC del iPhone estaría completamente abierto. Eso significa que los usuarios podrían elegir entre pagar con Apple Pay u otro servicio, como Google Pay. A efectos prácticos no hay diferencia, pero la competencia podría motivar a esos servicios a ofrecer algún tipo de promociones. "Paga con Apple Pay 20 veces en un mes y recibe este descuento". "Paga más de 30€ con Google Pay y descárgate esta aplicación gratis". De todas formas, Apple ya está moviendo fichas para que Tap to Pay tenga cierta apertura con servicios de terceros.
¿Alguna cosa más? Pues podemos pensar en otras medidas en las que Europa no se ha querido meter pero que no descartaría, como por ejemplo decirle a Apple que permita motores de otros navegadores en iOS y iPadOS. Ahora mismo Chrome, Edge, DuckDuckGo o Firefox utilizan el motor de Safari y se limitan a añadir su capa de servicios por encima. A eso podemos añadir que, al configurar el dispositivo por primera vez, se nos ofrezca elegir qué navegador queremos utilizar. O quién sabe, quizás obliguen a Apple a que iMessage pueda usarse en todas las plataformas con la DMA.
Este escenario, con todos estos cambios, sería lo que ocurriría si Apple perdiese absolutamente todos los litigios legales y se aprobaran todas las leyes que hay en proyecto. Puede pasar, pero sería un caso extremo. Lo que posiblemente nos encontremos sea una versión suavizada de esto, con algunas medidas aplicadas pero sin tantas regulaciones que seguro afectarían a las finanzas de Apple. La respuesta la iremos viendo escalonadamente con los años.
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