Lo siento, iPad

Lo siento, iPad

Un cambio de vida y rutinas ha hecho que reconsidere la idea de usar la tableta a modo de portátil

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Escribo este artículo a regañadientes, sin estar demasiado satisfecho, cuando en teoría debería estarlo. Lo hago porque he fallado en mis intentos, o Apple me ha fallado a mí, o un poco de ambas cosas. Lo que comencé entusiasmado a finales de 2020 comprándome un iPad Pro con chip A2Z terminó en septiembre de 2022.

La era Post-PC existe, pero es demasiado complicada

Todavía estábamos en confinamientos parciales de la pandemia cuando decidí hacer el movimiento: vender mi MacBook Pro de 2015  y comprarme uno de los flamantes nuevos iPad Pro con chip A12Z para usarlo de portátil. Lo que me convenció fueron las fundas con teclado y trackpad y una serie de mejoras en iPadOS. Fue ver ese cursor y decir "ahora sí que sí". Me lancé a ello.

Empezó para mí lo que llamábamos la era Post-PC. Trabajaba mayormente desde el escritorio de mi casa con un Mac de sobremesa, y para mis esporádicos viajes fuera (visitas a la familia, viajes de prensa) recurría al iPad Pro tanto para ocio como para trabajo.

La combinación era perfecta: iA Writer me permitía escribir artículos sincronizados con iCloud, las aplicaciones de los servicios de streaming me dejaban descargar las películas.y series para entretenerme en lugares sin conexión, y todo en un dispositivo de 11 pulgadas muy cómodo para llevar en una mochila pequeña. Recuerdo pensar: "no creo que vuelva a usar un portátil en mi vida".

Estaba equivocado.

tren ferrocarrils catalans de la generalitat A partir de ahora, varios de mis artículos se escribirán y publicarán desde estos trenes y un MacBook.

Nos trasladamos a dos años después, a septiembre de 2022. Llegan cambios en mi vida. Los precios en Barcelona hacen que me resulte imposible plantearme vivir en la ciudad a largo plazo y decido dar el paso de hipotecarme en una ciudad de los alrededores y asegurarme un sitio en la zona metropolitana. Entre muchas otras cosas que no vienen al caso, eso implica moverme más en transporte público y trabajar más horas fuera de casa.

"Sólo tengo que seguir usando el iPad como hasta ahora", pensé. "Simplemente lo haré durante más tiempo". Pero en ese momento ya conocíamos iPadOS 16 y su organizador visual, algo que mi iPad no iba a soportar por no tener el chip M1. Escribí entonces un artículo en el que planteaba esperar a actualizar iPadOS a la versión 16 y entonces decidir si seguir con el iPad o cambiar de nuevo a un MacBook.

Pasar de un uso ocasional a un uso regular con mi iPad Pro ya implicaba perder demasiado tiempo con los "malabares" que me pide iPadOS

Ni siquiera he podido esperar a ese momento. Me ha bastado una semana de vivir en la periferia para comprobar que la cantidad de trabajo que hacía desde mi iPad era demasiada como para seguir ignorando las ventajas de macOS en un portátil. El problema, como ya dije cuando expliqué mi experiencia cubriendo el Mobile World Congress, es que puedes aguantar con el iPad si asumes que tardas un poco más en hacer las cosas. Pero cuando el iPad pasa a ocupar una hora y media de tu trabajo diario, en mi caso concreto ya ha resultado demasiado obvio: necesitaba volver a macOS.

Así que aquí estoy, escribiendo este artículo desde mi MacBook Air M2, modelo básico, parte de él sentado en un tren y parte de él sentado en una oficina. La diferencia la he notado desde el primer minuto: la soltura que tengo entre las aplicaciones es mucho mayor, avanzo más cosas en menos tiempo y dependo de muchos menos malabares en cada tarea.

No, intentar concentrar mi vida en un iPad Pro mientras me muevo no ha sido un error. Y de hecho, si aún viviera en Barcelona probablemente no habría hecho este paso atrás. Un iPad Pro puede ser un portátil perfecto para depende de qué persona y eso siempre lo voy a defender.

La lección aprendida es que iPadOS ha recorrido mucho camino pero aún tiene mucho camino más que recorrer, y sólo hace falta que las circunstancias de uno cambien para que un portátil vuelva a representar demasiada mejora como para que sea ignorado.

Mi iPad Pro seguirá teniendo mucho uso como máquina de entretenimiento y dibujo ocasional. Mi MacBook Air pasará a ser mi máquina móvil de trabajo. Algo que no dudo es que tome las decisiones que tome, todos mis dispositivos Apple siempre van a tener un uso concreto y jamás serán aprovechados.

Imágenes | Pere Jurado, Daniel Korpai, James Yarema

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