Es curioso el poder que tiene el software de cambiar por completo nuestros dispositivos. En el caso de iOS 16, estamos ante una de esas versiones no solo cambia algunas cosas aquí y allá, sino que además es capaz de transmitir algunos sentimientos. En mi caso, en estas dos semanas usando iOS 16, puedo decir que de nuevo estoy sintiendo emoción al usar mi iPhone. Algo que hacía años que no sentía.
Un iOS 16 que se adapta a nosotros más que nunca
Si ha habido una crítica constante al iPhone, esa ha sido la falta de personalización de iOS. Más allá del enfado que ha provocado iOS 16 a algunos usuarios, esta versión de software pone fin a más de una década de inmovilidad en la pantalla de bloqueo del iPhone. Y eso tiene mucho más impacto del que parece a simple vista.
Es cierto que me hubiera gustado tener estas opciones antes. Mucho antes. Pero como suele acostumbrar Apple, la compañía tiende a asociar grandes cambios en software con grandes cambios en hardware. Y viceversa. Así es como entendemos que la pantalla de bloqueo nueva nos lleve hacia el iPhone 14 Pro y su pantalla siempre encendida.
Esta nueva función me recuerda enormemente a las esferas de watchOS. De hecho, podemos modificar la pantalla de bloqueo del iPhone manteniéndola pulsada, momento en que una animación la echará hacia atrás y aparecerá un carrusel con más pantallas. Incluso podemos añadir widgets a modo de complicaciones del reloj. Exactamente igual que en el Apple Watch. Y esa familiaridad me ha gustado.
La nueva pantalla de bloqueo va más allá del simple intercambio de fondos. Podemos cambiar la fuente del texto que vemos, su grosor, color y tamaño. Los widgets también son modificables (o suprimibles) y las fotos del fondo se adaptan a la interfaz. Es muy sencillo colocar una foto de nuestra mascota, familiares, naturaleza o paisajes urbanos, porque el iPhone tiene estas categorías preestablecidas para facilitarnos la personalización. Todo ello está hecho de tal manera que estoy disfrutando enormemente mientras pruebo nuevas combinaciones.
Sí, el sombrero es nuevo. ¡Pero vaya sombrero!
A simple vista, puede que a muchos les parezca que iOS 16 no es más que un sombrero nuevo, como el que presentó la muñeca Stacy Malibú para hacerle frente a la creada por Lisa Simpson en la famosa serie de dibujos animados. Más de lo mismo, solo que de otro color. En cierto modo es así, pero estaríamos ignorando la profundidad del cambio que supone para el iPhone.
Los teléfonos de la plataforma Android llevan mucho tiempo con funcionalidades de personalización más avanzadas que las del iPhone. Aquí Apple ha optado por una aproximación muy suya: abrir las opciones, pero de forma tutelada. Sin el caos y la parálisis que desatan las opciones infinitas. Cuando le das un set de opciones más definidas, es más sencillo para el usuario adoptar una función nueva.
En el futuro, podemos esperar la entrada de widgets no oficiales de la mano de los desarrolladores. Al igual que tenemos complicaciones de terceros en el Apple Watch. Pero no una personalización abierta y sin límite, donde la esencia de iOS, su diseño y carácter se diluyan. Ese es el verdadero reto que Apple ha superado con la nueva pantalla de bloqueo de iOS 16.
Tras la apertura que supuso iOS 14 a la personalización de la Home mediante atajos y widgets, quedó claro que los usuarios ansiaban ese cambio. Hacer que nuestros dispositivos se sientan nuestros es muy humano. Y Apple está escuchando a los usuarios, sirviendo estas necesidades. Eso sí, a su manera.
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