Edward Snowden continua sacándole los colores a los servicios de inteligencia (y las empresas de tecnología) con la publicación a través de The Guardian, The New York Times y ProPublica de nuevos documentos sobre las herramientas de la NSA y el GCHQ, uno de las tres servicios de inteligencia del Reino Unido junto al MI6 y el MI5, para recopilar toda clase de información personal de los usuarios de smartphone (tanto iPhone como Android) y convertir nuestros teléfonos en dispositivos de escucha y seguimiento.
La primera pieza del puzzle (o la quinta, ya he perdido la cuenta) se encuentra en la interceptación de las comunicaciones de nuestros teléfonos para, gracias a la inmensa mayoría de apps que no utilizan cifrado, capturar la información y desgranarla para averiguar desde nuestra afiliación política a las fotos teóricamente privadas que enviemos a alguien.
Incluso Angry Birds es señalado con el dedo, pero si bien desde Rovio se defienden descargando cualquier culpa en las redes publicitarias que utilizan, lo cierto es que eso solo evidencia que cualquiera de las miles de aplicaciones gratuitas y páginas web con anuncios que utilizamos pueden llegar a ser como un bufé de comida libre para los servicios de inteligencia.
Lo que la NSA o el GCHQ hagan con mis puntuaciones de Angry Birds o mi creciente interés en artículos para el pintado de miniaturas no me preocupa demasiado. Siendo sinceros, todos renunciamos a eso cuando sucumbimos a los encantos de Amazon, Facebook o Google, pero lo que viene a continuación es peor.
Su nombre es Warrior Pride y, al menos en 2010, que es de cuando data la presentación filtrada por Snowden, era capaz de activar un teléfono que estaba aparentemente apagado, utilizar su micrófono para escuchar conversaciones a distancia, localizarnos a través del GPS o recuperar cualquier contenido del mismo incluyendo "SMS, MMS, correos electrónicos, historial de navegación, llamadas recientes, vídeos, fotos, agenda, notas, calendarios"... Según la presentación de esta herramienta de spyware, "si está en el teléfono, podemos cogerlo".
Probablemente los agujeros de seguridad que permitían funcionar a Warrior Pride fuesen cerrados en cualquiera de las actualizaciones de iOS y Android de los últimos tres años pero también es más que posible que con un presupuesto de 1.000 millones de dólares (cerca de 732 millones de euros), solo en el caso de la NSA y para esta materia en concreto, nuevos agujeros sean detectados y aprovechados con bastante más velocidad y discreción que la de nuestros amigos de la escena jailbreak.
La conclusión final imagino que difícilmente puede ser otra que la siguiente: Si tienes algo que ocultar o te preocupa realmente tu privacidad, las señales de humo o el lenguaje de los abanicos son dos alternativas que nunca pasarán de moda. Vivir en el campo en una zona sin cobertura y dedicarse al cultivo de hortalizas también ayuda.
Vía | The Guardian En Applesfera | Apple ofrece una actualización sobre la cesión de información a la NSA y las fuerzas de seguridad
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