De vez en cuando, de entre las casas de subastas surgen ítems relacionados con Apple y su historia cuyo valor es muy codiciado. Hasta el punto de multiplicar su valor original miles de veces. Lo hemos visto con un iPhone originale sin desembalar vendido por 9.500 dólares, Apple I que alcanzaban casi los 400.000 dólares de precio, y cheques como este de 2.000 dólares cuyo precio de salida era de más de 20.000 dólares.
En el caso que nos ocupa hoy, tenemos dos piezas de colección muy llamativas. La primera es una tarjeta de visita de Steve Jobs, la segunda una revista de Macworld firmada por el propio Jobs.
Dos ítems muy codiciados subastados por miles de dólares
Una tarjeta de visita no vale nada. Puedes comprar 500 tarjetas de visita con un diseño exclusivo, a color y con relieve por, digamos, 50 euros. Eso hace que cada tarjeta cueste diez céntimos, con su caja y su envío a casa. Entonces, ¿quién pagaría 6.259 dólares por una? Al parecer un comprador desconocido.
Lo que pasa es que esta tarjeta no es una tarjeta cualquiera. Ni el nombre que contiene es el de un empleado aleatorio de una compañía multinacional. Esta tarjeta de visita tenía el nombre de Steve Jobs en ella, de cuando ocupaba el cargo de Presidente de Apple.
La tarjeta ni siquiera está firmada por el propio Jobs. Pero sí que tiene detalles a considerar. Entre ellos, se encuentra el logo de la manzana mordida en los seis colores característicos. Aparece el nombre de Steven P. Jobs con el título de Chairman o Presidente de Apple. Y por último, muestra la dirección anterior de la sede de Apple en Cupertino justo enfrente del 1 Infinite Loop, también sede previa al actual Apple Park.
Además de la tarjeta de visita, se ha subastado en la casa RR Auction una revista de Macworld por 47.755 dólares. Al igual que la tarjeta de visita, este ítem también tiene ciertas peculiaridades que lo convierten en un objeto deseado.
Para empezar, se trata de la primera edición de la revista lanzada en 1984 el mismo día que el Macintosh original. Eso significa que ya de por sí es un artículo de coleccionista. Ya hemos visto en otras ocasiones cómo Jobs odiaba a los fotógrafos, por lo que fue bastante difícil conseguir que acudiera a hacerse las fotos.
De hecho, en Macworld hablaron en el 30 aniversario de la revista (y del Macintosh) sobre cómo fue la sesión de fotos y de cómo Steve Jobs cambió de opinión. No quería aparecer en la portada. El fundador de la revista le mintió, diciéndole que ya se había enviado a la imprenta y que no podía hacer nada al respecto.
Por si esta historia no fuera suficiente, el ejemplar está firmado por el propio Jobs, muy poco dado a este tipo de cosas. En AppleInsider han encontrado el momento justo en el que acepta firmarla y que puede verse arriba.
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