Apple lleva años sacando sus fábricas de China y buscando socios y proveedores en otros países. India, pese a sus recientes problemas, sigue siendo una de las grandes apuestas de la compañía al igual que lo es Vietnam. Y entre las muchas razones que existen para buscar aliados más allá de China, está aquello de que China ya no quiere ser la gran fábrica del mundo. No a cualquier precio, desde luego.
Los principales socios de Apple se fueron a países como Vietnam para lograr contratar empleados con condiciones más favorables para su propia economía, aunque no lo fuese tanto para el bolsillo de los trabajadores. Precisamente esta jugada se les ha vuelto en contra, ya que ahora son los vietnamitas los que no quieren trabajar con esas condiciones.
Demasiada oferta para tan poca demanda
"Desesperados" es como literalmente describen a los socios de Apple los expertos cercanos a estas informaciones. Como comentábamos en la introducción, hubo decenas de empresas especializadas en el ensamblaje de productos electrónicos, especialmente de semiconductores, que decidieron abrir plantas en países como Vietnam bajo el pretexto claro, aunque no oficial, de poder pagar menos a los trabajadores y ahorrar costes de producción.
Foxconn, Goertek o Luxshare son sólo algunos ejemplos de estas empresas que, además, son socias de Apple para la provisión de piezas que luego sirven para fabricar dispositivos como los iPhone, MacBook e incluso AirPods. Estas son de las que aprovecharon que en Vietnam se paga la mitad de sueldo que en China, incluso ahora que el salario mínimo de los vietnamitas aumentó en más de un 11%.
Pues bien, ahora se están encontrando con problemas para encontrar trabajadores aptos para el puesto. Según explican los especialistas, hay más oferta de empleo que demanda y de ahí que en estos momentos haya varias empresas compitiendo entre sí para captar a un reducido número de trabajadores especializados.
De hecho, es común ver como esos trabajadores van saltando de una empresa a otra. Todo depende de las condiciones que les vayan ofreciendo y la competencia entre las compañías para ello es dura. Sin embargo, ni tan siquiera con buenos sueldos logran encontrar trabajadores suficientes.
No es sólo el sueldo, es también la dureza del trabajo
En algunas fábricas se están incluso ofreciendo altas bonificaciones para captar empleados. Sin embargo, parece que ni con esas logran copar las vacantes que requieren. Son pocos los trabajadores especializados y, los que podrían ser aptos, directamente lo rechazan y no es ya sólo por un motivo de sueldo.
Quien prueba el caviar, no quiere volver a comer chóped. Los trabajos en fábricas son duros a nivel físico y psicológico. Exigen de muchas horas por sueldos que, incluso en los mejores casos, no compensan. David Yuen-Tung Chan, que es investigador en la Universidad de Lingnan, cree que este cambio de mentalidad está ocurriendo especialmente con las generaciones más jóvenes que han visto a sus padres trabajar en fábricas y, sabiendo de la dureza, prefieren optar por otros caminos.
Así las cosas, queda pendiente de ver cómo resuelven este conflicto las empresas en vista de que la jugada de irse de China para ahorrar costes les ha salido regular, así como tampoco sirven los incentivos económicos. De ahí que parte de la estrategia que muchas están trazando sea la de ofrecer posibilidades de crecimiento laboral y no quedarse sine die como meros peones en el último escalafón de las fábricas.
Imagen de portada | Foxconn
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