Cuando Steve Jobs estaba a cargo de Apple, pasaba la mayor parte de su tiempo en reuniones con diferentes equipos. Reuniones fundamentales para intercambiar ideas, tomar decisiones y explorar situaciones que potencialmente se tendrían que resolver. Y con el tiempo, estas reuniones hicieron que el máximo directivo de Apple expresara un aprecio peculiar por una de las apps más exitosas de Microsoft.
PowerPoint es una excelente herramienta para plasmar ideas y que constituye un soporte visual fundamental para algunas presentaciones, pero no todas. Algunas reuniones requieren otro enfoque. Justo por eso Steve Jobs sentía que demasiados directivos o jefes de equipo se comunicaban con él a través de un PowerPoint.
Una app que es útil solo en algunos casos
En general, Steve Jobs, se reunía con los miércoles por la tarde con el equipo de marketing y publicidad, y el día anterior con el equipo ejecutivo. A poder ser, no existía un orden del día ya predefinido, sino que se lanzaban preguntas y se comentaban los temas en función de cómo iban apareciendo. Una especie de debate en la que las presentaciones de Power Point no tenían cabida.
"Odio la forma en que la gente utiliza presentaciones de diapositivas en lugar de pensar. La gente se enfrentaba a un problema creando una presentación. Yo quería que participaran, que discutieran las cosas en la mesa, en lugar de mostrar un montón de diapositivas".
Esto decía Steve Jobs al respecto de estas reuniones. Y lo cierto es que en ciertas etapas del diálogo, sin excluir un gráfico concreto o una imagen que describa alguna situación, estructurar un discurso —que no un diálogo— a través de una presentación es una mala idea.
No hablamos de las geniales presentaciones que Apple desarrollaba con la app Keynote en la que Steve Jobs nos presentaba los nuevos productos. Presentaciones tan icónicas como la del iPhone original en las que, con fijarnos un poco, incluso es fácil adivinar qué transiciones de Keynote había utilizado el equipo de marketing. Hablamos de conversaciones internas.
Y lo cierto es que algunos estudios apoyan la idea de que una presentación sin ayudas visuales puede ser incluso más interesante que las que sí cuentan con ellas. A veces estas ayudas pueden simplemente distraer o incluso aburrir. Justo por eso, Steve Jobs expresaba poca simpatía por una app que, según él, había que saber cuándo utilizar.
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