El iPhone original se presentó en 2007, pero es un secreto a voces que el proyecto fue iniciado mucho antes. Y como se cuenta en la biografía autorizada de Steve Jobs, la de Walter Isaacson, al por entonces CEO de Apple tenía ya en su cabeza la caída del sector de cámaras digitales. Lo preveía viendo que ya había muchos móviles con cámara y lo tenía aún más claro en vistas de lo que supondría el iPhone y el resto de smartphones que llegarían.
El iPod, la víctima colateral para que el iPhone arrasas
Inicialmente, lo que más preocupaba a Steve Jobs es que el iPhone acabase con el iPod, el producto estrella de la compañía. Y aunque el mítico cofundador de Apple no llegó a ver su completa desaparición al haber fallecido en 2011, sí que tuvo tiempo de ver que, efectivamente, el iPhone se convertía en el nuevo ojito derecho de Apple. Y menudo ojito derecho.
El iPhone lleva años suponiendo alrededor del 50% de los ingresos de Apple y eso lo convierte, sin duda alguna, en su pilar fundamental. Es un hito al que nunca llego el iPod, el cual se puede considerar un daño colateral que, aunque doloroso por todo lo que supuso, no le ha afectado en absoluto al ritmo de crecimiento a la compañía.
Sin embargo, en peor situación quedó el sector de las cámaras digitales. Porque no, un iPhone y cualquier otro móvil siguen por detrás de las cámaras profesionales a efectos de calidad. Es imposible que, por avanzadas que sean las lentes de un smartphone, igualen los resultados de muchas de ellas. El asunto está en que a nivel amateur e incluso algo avanzado, hay a quien le basta con un iPhone para hacer fotos (o con cualquier otro).
Y no es tanto porque igualen a las cámaras más profesionales, sino porque la relación calidad-prestaciones lo acaba absorbiendo. Los móviles son mucho más versátiles por la cantidad de funcionalidades que traen aparte de la cámara, así como su sencilla interfaz de cámara con la que abrir la app, disparar y ya.
Antes, (casi) todos teníamos un móvil y una cámara. Ahora no. La mayoría tenemos un smartphone con el que ya se suplen las necesidades fotográficas del usuario medio y hasta de los más avanzados que, por la razón que fuere, no siempre llevan su cámara profesional encima.
Steve Jobs ya sabía del potencial del iPhone antes del iPhone
Como decíamos, en la biografía de Steve Jobs figuran algunas anécdotas relativas a la visión de Steve Jobs sobre las cámaras digitales en 2005. Cuando el iPhone aún seguía desarrollándose, Jobs ya veía una caída del sector de cámaras digitales y precisamente por culpa del iPhone.
Aquel primer smartphone de Apple salió con una única cámara trasera incapaz de grabar vídeo y con una resolución de 2 megapíxeles muy criticada ya en la época por haber móviles 'tontos' con mejor resolución. No era el foco de aquel primer iPhone y dadas sus otras grandes virtudes, se podía relativizar. Sin embargo, el asunto fue mejorando con los años y hoy día las cámaras son grandes atractivos de un iPhone, tanto en especificaciones y funciones como en tratamiento por software.
Jobs contaba en aquella época previa al iPhone que tenía plena confianza en que acabarían derrocando al sector de las cámaras porque "los smartphones alcanzarán un punto lo suficientemente bueno" como para suplir las carencias de un ciudadano estándar que por entonces demandaba cámaras digitales.
Efectivamente, Jobs no se equivocaba y eso que el sector de las cámaras aún gozaba de buenas ventas. La caída se empezaría a registrar a partir de 2010 y reduciendo cada vez más los envíos. La brecha que se creó fue enorme y en apenas tres años cayeron casi a la mitad. En estos tiempos se envían alrededor de 8 millones de unidades, cifras muy alejadas de los más de 120 millones que se enviaban cuando el iPhone aún estaba en pañales.
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