Él creó el primer logo de Apple. El rarito, el tercero en discordia, el que siempre estaba dándole a las teclas con el ceño fruncido. Un adulto en la habitación de los niños. Los dos Steve, Steve Jobs y Steve Wozniak, fueron el alfa y el omega de Apple, el empresario y el inventor, el estratega y el creativo. Pero además del gran Bill Fernandez hubo otro hombre que le dio forma y sentido a la primera Apple. Y ese es Ronald Gerald Wayne.
Quién es Ronald Wayne
Nació en Cleveland, Ohio, el 17 de mayo de 1934. Graduado en la Escuela de Arte Industrial de Nueva York, la verdadera pasión de Wayne era el desarrollo de las máquinas tragaperras. Le obsesionaba conocer la naturaleza del dinero, el origen, el uso y abuso del oro a lo largo de nuestra historia. Aún hoy, retirado, todavía siente su influencia: vive en Pahrump, Nevada, a menos de 50 kilómetros de Las Vegas, capital mundial del gambling.
Como fuera, aquella experimentación con tragamonedas le llevó a formarse de manera autodidacta y partir de 1950 trabajó como ingeniero eléctrico-mecánico, experimentando con tubos de vacío —todavía faltaban un par de décadas hasta que los transistores lo coparan todo—. Su destino le llevaría a Atari. Y allí fue donde conoció a los dos Steves.
Wayne era, dicho por él mismo, un hombre adulto entre jóvenes promesas. 21 años de diferencia con Jobs, nada menos. Así que cuando entró en la empresa él redactaba contratos y acuerdos, afinaba la parte legal, la logística, la parte más aburrida. Hay algo que sí os puedo garantizar: su libro, 'Adventures of an Apple Founder', es una auténtica gema, la otra cara de la moneda que todo fan de Apple debería leer.
Pero centrémonos: entre los principales logros de Wayne dentro de Apple se encuentran varias ideas estratégicas, su trabajo editorial —escribió los manuales de instrucciones del Apple I— y, cómo no, el primer diseño del logo de Apple. Un grabado al estilo Doré más propio del siglo XIX que del XX. Comercialmente, este logo estuvo asociado a Apple solo durante 9 meses.
En el marco se puede leer la frase de Isaac Newton "Una mente siempre viajando a través de los extraños mares del pensamiento... solo". Una cita del poeta romántico William Wordsworth y una especie de halago al gran trabajo de Wozniak: "en este logo que me encargaron diseñar capturé la extravagancia de Wozniak".
Como fuera, A Steve Jobs no le gustó y pronto lo desechó, solicitando algo menos intelectual, más simplista y directo y, sobre todo, más modernista. Su último trabajo fue el diseño más horizontal, apaisado, de un Apple II que nunca se llegó a fabricar. Su concepto, sin embargo, dejó una huella: el primer Macintosh y el Apple Lisa basaron su forma en el trabajo previo de Wayne.
¿Oportunidad perdida o libertad ganada?
"Todo el mundo quiere ser rico, pero yo no podía seguir el ritmo. Yo tenía 40 años y ellos tenían 20 años, era como agarrar a un tigre por la cola. Si me hubiera quedado con Apple, habría terminado siendo el hombre más rico del cementerio. Estaba a la sombra de gigantes, sabía que nunca conseguiría mi propio proyecto y de todos modos no era mi pasión." — Ronald Wayne para el Daily Telegrap
Esas fueron sus declaraciones. No se arrepiente. Lo ha reiterado por activa y por pasiva. El origen de la pregunta lo relata el mismo titular de este artículo: percibió 800 dólares por el 10% de sus participaciones, además de 1.500 dólares adicionales al sellar el trato. En total, 2.300 dólares que hoy se podrían haber convertido en 250.000 millones, revisando el valor actual de la empresa. Un capital de vértigo que lo habría convertido en alguien asquerosamente rico. Y eso es justo lo que quería evitar.
Desde su propia web se describe como "hombre del Renacimiento". Ingeniero, escritor, poeta, historiador, ilustrador y hasta consultor económico, en su haber tiene más de diez patentes. Esa es la imagen que Wayne quiere proyectar: la de una persona virtuosa y no entregada a una misma causa, a un único propósito.
Tuvo una segunda oportunidad. También la desaprovechó
Viajemos ahora hasta 1990. Haciendo limpieza, Wayne ve que todavía conserva su primer contrato en un archivador, "cubierto de polvo y telarañas". Así que decide venderlo a algún interesado, según relata CultofMac, por "un par de miles de dólares". Un par que dos décadas después se convirtieron en mucho más. Viajemos hasta el año 2011. En Sotheby's se subastó este mismo contrato: tras diez minutos de batalla, la puja ganadora pagó 1,6 millones de dólares.
Como vemos, Wozniak era el primer firmante y una especie de director general, responsable principal de la ingeniería eléctrica de los equipos, Jobs de la ingeniería eléctrica y el marketing, y Wayne de la ingeniería mecánica y la documentación. Y era especialmente bueno en ello, pero nunca se sintió satisfecho. Como él mismo relata, de haber seguido en Apple habría terminado "en el departamento de documentación barajando papeles durante los próximos 20 años", confesó a Insider.
La realidad de los hechos es que apenas dos semanas después de embarcarse en la fabricación de las primeras cien máquinas de Apple, con un crédito y poco tiempo de margen, el miedo le acobardó y decidió retirarse, temiendo un posible fracaso lo endeudaría hasta las cejas. ¿Le faltó un poco de arrojo, de actitud suicida?
Quién sabe. Los caminos de esta industria son inescrutables. O tal vez podría haberse convertido en uno de esos inversores que acumulan acciones y capital para invertir en otros proyectos. Pero está claro que la tecnología nunca le terminó de motivar. Era la carrera de otros pilotos. De hecho, ni siquiera tiene un smartphone: usa un TracFone para emergencias, un desechable que puedes adquirir en cualquier Wallmart por unos pocos dólares.
En Applesfera | Apple macOS: todas las versiones hasta la fecha, cómo saber la que estás usando y cómo actualizar el sistema operativo
En Applesfera | ¿Quieres trabajar en Apple España? Esto es lo que te piden en sus últimas ofertas de empleo
Ver 7 comentarios