Los amores de juventud no se olvidan y menos aún si ese amor lo protagonizas junto al que ha sido el cofundador y CEO de una de las empresas más importantes del mundo. Chrisann Brennan fue el primer gran amor de Steve Jobs en la década de los 70, aunque su ruptura y posterior forma de vida le han alejado completamente de los focos.
Es un caso opuesto al de Laurene Powell, la segunda mujer y madre de dos de los tres hijos de Jobs y que sigue aún protagonizando titulares con actos públicos o actividades privadas como su reciente adquisición de una mansión en San Francisco. Sin embargo, la historia de Brennan, por desconocida que sea, es también de lo más interesante.
Un amor de instituto inspirado en el amor libre
Chrisann Brennan nació en California un 29 de septiembre de 1954, casi medio año antes de que lo hiciese Steve Jobs, que nació un 24 de febrero, pero ya de 1955. Y durante sus infancias, ni siquiera se conocían. Lo suyo vino ya muy cerca de la edad adulta.
Como tantas otras parejas, Steve Jobs y Chrisann Brennan se conocieron en el instituto mientras cursaban ya la última etapa de la secundaria. Fue en 1972 y en el Reed College de Portland, en Oregon, cuando ambos comenzaron lo que hoy día definiríamos como una relación abierta, dado que durante unos años ambos estuvieron también viéndose con otras personas.
Tanto Jobs como Brennan se sentían afines a un movimiento hippie que estaba ya empezando a decaer. De hecho, ambos estuvieron viviendo en comunas, aunque diferentes, ya que la de Jobs se encontraba en Oregon y la de Brennan en California, aunque aquello no impidió que ella le hiciese visitas frecuentes.
Cuando alrededor de 1973 ambos estaban de vuelta en California, ambos empezaron a colaborar con comunidades budistas. Fue entonces cuando un antiguo compañero de comuna de Jobs, Greg Calhoun, acudió a visitarle. Brennan se enamoró de él y, aunque no se sabe a ciencia cierta si llegaron a tener algún tipo de relación.
También fueron juntos al ya famoso viaje de Steve Jobs a India. Al regresar, se asentaron en la zona de la Bahía de San Francisco, aunque su relación acabó rompiéndose al poco de regresar a Estados Unidos. Se desconocen los motivos exactos, aunque ella ha dejado entrever en alguna ocasión que se debía a actitudes que no le gustaban de Jobs. En cualquier caso acabaron siendo amigos, aunque a su historia de amor aún le faltaba un episodio más.
Llega Apple y vuelve el amor de Jobs y Brennan
El 1 de abril de 1976 quedará para la historia como el día en que oficial y legalmente se fundó Apple por parte de Steve Jobs, Steve Wozniak y el a menudo olvidado Ronald Wayne. Jobs había regresado a casa de sus padres y las visitas de Brennan eran habituales.
Y así, sabiendo que donde hubo amor todavía quedan cenizas, ambos retomaron su relación. Brennan veía en Jobs a un hombre nuevo o, al menos, muy cambiado y todo como consecuencia de seguir espiritualmente al maestro zen Kobun, a quien ella también seguía.
Steve Jobs y Steve Wozniak se dedicaban en aquella época a intentar dar a conocer el que era ya el primer ordenador de Apple, el Apple I. Fue ya cuando empezaron a llegar las primeras ventas cuando Jobs le asignó a Chrisann Brennan la responsabilidad de estar a cargo de los envíos. Si bien era todo de una forma un tanto alegal, técnicamente era una trabajadora de Apple.
Cuánto más éxito tenía Apple, peor iba su relación con Jobs
Podríamos decir que es casi de sentido común imaginarse que cuando a alguien le va tan bien en el ámbito empresarial como le iba a Steve Jobs con Apple, en la faceta más íntima la cosa va, como mínimo, igual de bien. Nada más lejos de la realidad y para muestra el cómo marchaba su relación con Chrisann Brennan.
Ella no duraría mucho tiempo trabajando para Apple y en 1977 empezó a impartir clases sobre conciencia medioambiental. De aquellas ya convivía en una nueva casa con Jobs y la relación empezaba otra vez a deteriorarse. Brennan sentía que su pareja tenía otras dos prioridades en su vida por delante, el maestro Kobun y Apple.
Jobs, lejos de querer renunciar a la relación, tomó la decisión de que no vivirían solos los dos. Por ello, invitó a su amigo de la infancia Daniel Kottke y juntos vivieron los tres durante una temporada. Según ha expresado años más tarde Brennan, Jobs creía que esta era la mejor forma de mitigar los problemas en su relación. No estar ellos dos solos les daba más oxígeno. Sin embargo, no se encontraba agusto.
Pensaba continuamente en terminar la relación, aunque nunca encontraba el momento. A nivel económico tampoco estaba pasando un buen momento tras haber perdido aquel trabajo como profesora que, en cualquier caso, tampoco le hubiese permitido tener unos ingresos suficientes para vivir.
Embarazo y ruptura definitiva con Jobs
En octubre de 1977, con 23 años recién cumplidos, Chrisann Brennan al borde de la desesperación llegó una doble noticia bomba: Apple le volvía a ofrecer trabajo y se enteró de que estaba embarazada de Jobs. Dadas las cualidades artísticas de Brennan, Rod Holt que ejercía como número cinco de Apple, creía que podía desarrollar un gran trabajo diseñando los futuros ordenadores de la compañía.
Steve Jobs no se tomó bien ninguna de las noticias. Por lo que años después ha ido esgrimiendo Brennan, su cara debió ser un poema al enterarse. Rechazaba la idea de que trabajase en Apple estando embarazada y también se deshacía de responsabilidades sobre el bebé. Esto acabó rompiendo la relación y dejando en un mar de dudas a la futura madre.
Tenía claro que no quería abortar o dar al bebé en adopción. De hecho, el propio Jobs se manifestaba en contra de ello pese a no querer responsabilizarse del bebé. Sin embargo, su situación era compleja al tener rota la relación con sus padres y verse sola para enfrentarse a la maternidad. El maestro Kobun fue quien finalmente le empujó a tenerlo.
Y así, el 17 de mayo de 1978 nació Lisa Brennan Jobs. De ella hemos hablado ya largo y tendido sobre su vida, relación con Jobs y vínculo con el Apple Lisa, ordenador que acabaría empujando a Steve Jobs a abandonar Apple años después y que aún a día de hoy se desconoce si se llamó así por ella o no, ya que hay leyendas para todos los gustos.
Sus disputas económicas Steve Jobs
Lejos de hacerse responsable de la pequeña Lisa que acaba de nacer, Steve Jobs renegó de la paternidad. Sólo una denuncia y una prueba de ADN le hizo entrar en razón. No para reconocer a la que biológicamente era su hija, sino también para compensar económicamente a una Chrisann Brennan que trataba de sobrevivir con pequeños trabajos mal remunerados.
Sin embargo, Jobs apenas le dio 500 dólares en 1980, en el mismo momento en que Apple salió a bolsa y su fortuna se multiplicaba hasta el punto de convertirse en el multimillonario que acabó siendo hasta su fallecimiento en 2011. Sin embargo, con aquella miseria a Brennan y a la pequeña Lisa les costaba mantenerse.
Años después de que el cofundador de Apple falleciese, se supo que Chrisann Brennan le había estado enviando cartas en 2005 y 2009 para pedirle una compensación de daños por el sufrimiento que tuvo siendo madre soltera. En ellas pedía alrededor de 30 millones de dólares, aunque al final se cerró la cifra en 25 millones de dólares para ella y unos 5 para su hija.
A diferencia de su madre, que en la herencia no obtubo nada, Lisa sí que acabaría heredando alrededor de 20 millones de dólares en total si se suman el patrimonio. También en ese monto figuran cientos de dólares en conceptos de manutención no retribuida y que era lo que precisamente había estado su madre reclamando durante años. Así, aquello acabó llegando tarde. Tan tarde que Lisa ya superaba la treintena de edad y su madre había podido salir adelante con éxito y por su propia cuenta.
A qué se ha dedicado Chrisann Brennan tras alejarse de Steve Jobs
En ese periodo que comprende 1978, año de nacimiento de su hija, y hasta el día de hoy, Brennan ha acumulado un patrimonio de alrededor de 10 millones de dólares gracias a su trabajo posterior a su relación con Jobs. Y todo relacionado con el arte, ya sea la escritura o, fundamentalmente, la pintura.
Precisamente el mismo año que Jobs le "compensaba" con aquellos 500 dólares tras salir Apple a bolsa, y sin salir de su California natal, Brennan decidió terminar su formación para licenciarse en arte. De hecho, reconoció haber pedido ayuda económica a Jobs para poder matricularse y este, pese a que aún continuaba la disputa por la manutención de Lisa, aceptó.
Tan pronto como acabó la carrera, pudo comenzar a mantenerse económicamente gracias a sus pinturas. Unos ingresos un tanto variables, pero que le permitió salir adelante gracias en menor medida a las exposiciones en pequeñas galerías y fundamentalmente a su trabajo creando murales para centros privados y fiestas.
En 2013 publicó sus memorias en un libro titulado 'The Bite in the Apple', un juego de palabras en inglés por el doble sentido de "bite" (como referencia a cómo se miden los datos informáticos y a la traducción literal de "mordisco"). Ha sido en parte gracias a ese libro que se han sabido de sus disputas con Jobs y cómo ha podido ir saliendo adelante.
The Bite in the Apple: A Memoir of My Life with Steve Jobs (English Edition)
A día de hoy y, pese a estar a sólo unos días de cumplir 70 años, Chrisann Brennan continúa dedicándose al arte. Eso sí, no existe información sobre exposiciones, por lo que sigue enfocada en los trabajos para empresas privadas.
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