Es algo que ya entra de cajón para la gran mayoría de personas: en casa nuestro iPhone funciona con la Wi-Fi que tenemos instalada, y en la calle pasamos a depender de la conexión móvil 4G o 5G. Pasar de una conexión a otra es completamente automático, el iPhone se encarga.
Sin embargo, hay situaciones en las que podemos pensar en beneficios si desactivamos la Wi-Fi del iPhone totalmente cuando salgamos de casa. Vamos a ver por qué podemos tener ventajas si lo hacemos, y cuándo esas ventajas quedan enterradas por inconvenientes.
Algunas veces es mejor que tu iPhone ignore las redes Wi-Fi
Cuando desconectamos la Wi-Fi de un iPhone nos privamos de bastantes funciones: ya no podemos desbloquear el teléfono con el Apple Watch, el GPS pasa a tener menos precisión y AirDrop deja de funcionar como Apple pretende que lo haga.
Eso hace que desactivar la Wi-Fi no sea la mejor de las situaciones, pero podemos pensar en momentos en los que nos puede hacer un favor: si por ejemplo tu iPhone es el único dispositivo de Apple que tienes, y/o necesitas ahorrar batería.
También puede ser una buena idea cuando estés viajando, por ese mismo ahorro de batería o para evitar que las redes públicas de lugares como aeropuertos supongan un riesgo de tu privacidad. Más de una red Wi-Fi pública ha sido el campamento base de ciberataques.
Puede que sea algo que no te convenga, ni mucho menos, por que quizás tienes más dispositivos de Apple o quizás la cobertura móvil de tu zona es limitada y prefieres conectarte a todas las redes que puedas. Pero sí que en momentos concretos, desactivar la Wi-Fi de tu iPhone puede ser una idea a tener en cuenta.
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