Un hombre compró una matrícula para su coche por 143 euros. Así tuvo su idea para montar un imperio millonario. Steve Jobs jugaba más duro: conducir sin matrícula

Un hombre compró una matrícula para su coche por 143 euros. Así tuvo su idea para montar un imperio millonario. Steve Jobs jugaba más duro: conducir sin matrícula

  • Dos historias enfrentadas entre un millonario británico y Steve Jobs

  • Hacerse rico con una simple matrícula de coche y no matricular nunca el suyo

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Matricula 1

Una matrícula de un coche y dos formas de usar el ingenio para ganar dinero. En uno de los casos para ahorrarlo y en otro para hacerse rico. Hablamos de las historias de Steve Jobs y Rod Shields. No nos consta que se conociesen, pero entre sí tienen algo en común en relación a las matrículas.

Mientras la historia de Steve Jobs es conocido por todos por ser el cofundador y CEO de Apple más mítico, el segundo es más desconocido al ser un "simple" millonario británico. Aunque de simple no tiene realmente nada y menos si nos ceñimos a conocer cómo logró crear un imperio con tan sólo 143 euros de inversión.

Convirtió 120 libras en una fortuna millonaria

Rod Shields contaba su historia a The Mirror. El cómo pagó 120 libras (unos 143 euros al cambio) por la matrícula de su coche en la década de los 80, aprovechando que por entonces el Reino Unido permitía personalizar la matrícula de los coches. Lo que eligió fue 4VBF, cuya lectura en inglés podría interpretarse como For Be Boyfriend.

¿Y qué tiene de especial aquella matrícula más allá de la divertida lectura que podía hacerse? Para muchos un valor económico interesante. O al menos eso debió pensar el hombre que años después compró la matrícula a Shields por 3.000 libras, que en nuestra moneda vendría a ser unos 3.580 euros. Un redondo negocio con el que sacó un 96% más de valor a la placa y quizás suficiente para muchos. Sin embargo, la cosa no quedó ahí.

Rod Imagen de archivo de Rod Shields

Rod Shields emprendió un viaje profesional con su propia compañía inmobiliaria y, sabedor del buen negocio que había logrado con aquella matrícula, logró que buena parte de su inversión empresarial fuese proveniente de la compra-venta de matrículas personalizadas. Y eso mismo hizo.

Cuenta Shield cómo durante años estuvo comprando matrículas curiosas por sus caracteres al poderse interpretar como frases conocidas o graciosas. Y si bien es cierto que no todas le daban un alto rédito económico, si reconoce haber vendido alguna matrícula más por alrededor de 3.000 libras y en algunos casos incluso más.

Gracias a ello y también a su buena visión empresarial en el sector inmobiliario, Rod Shields es hoy uno de los hombres más ricos de Reino Unido. "Tengo una cartera de propiedades multimillonaria y todo gracias a esa placa", reconocía a Daily Record para finalizar de forma tajante afirmando que atribuía toda su fortuna a la compra de aquella primera matrícula que, recordamos, apenas le costó 120 libras.

Steve Jobs tenía sus triquiñuelas para no usar matrículas

Es bien sabido que Steve Jobs logró su fortuna por un negocio bien distinto al de las matrículas. Fundamentalmente fue gracias a Apple y a todas las empresas en las que participó, destacando la NeXT que él mismo fundó tras salir de Apple y que acabaría vendiendo a esa misma empresa en su regreso. También gracias a sus inversiones en Disney y especialmente en una Pixar de la que fue gran artífice.

Coches Aunque sin matrícula, Steve Jobs era un incondicional de los Mercedes

El asunto está en que Jobs también tenía una anécdota de lo más particular con las matrículas de su coche. Tanto es así que cambiaba de coche cada dos años y nunca los matriculaba. Al menos en su última etapa como CEO de Apple. Y lo hacía por diferentes motivos, aunque uno por encima del resto.

A Steve Jobs ninguna matrícula le parecía lo suficientemente bonita. La obsesión del cofundador de Apple es por todos conocida y expresada en buena parte de los productos de la compañía. Sin embargo, pocos saben que llevaba esas manías hasta su vida personal y lo de las matrículas es sólo un ejemplo más, al igual que en su día surgió la teoría de que Apple se llama así para salir antes que Atari en los listines telefónicos.

De paso, Steve Jobs lograba no ser reconocido y ahorrarse el pago de la matriculación, aunque esto último era lo de menos para un tipo que acabó muriendo con 10.000 millones en el banco. Y lo mejor de todo es que no cometía ninguna ilegalidad, dado que las leyes californianas permiten circular medio año sin necesidad de matricular el coche.

Pasados seis meses se vuelve obligatorio, pero Jobs lo cambiaba justo a tiempo. De hecho, tenía un acuerdo con Mercedes para poder cambiar su SL 55 AMG con semejante frecuencia y que siempre estuviese lista una nueva unidad antes de que venciese el plazo.

Imagen de portada | PxHere

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