A lo largo de su vida, Steve Jobs afianzó varias filosofías propias, como su "regla de tres" o sus muchas frases inspiradoras que todavía hoy son repetidas como un mantra entre algunos sectores. Pero también fue tildado de tirano, de actitud despótica y padre irresposable. La relación con algunos subordinados era, cuanto menos, peculiar. Tal fue el caso de la fugaz contratación de Michael Geary.
Michael Geary posee un currículum abrumador: ha trabajado colaborando con empresas líderes en programación, como ensamblador, desarrollador y director, en Realidad Virtual, hacking ético, en Microsoft, Google, Adobe, incluso para empresas de televisión. Su relación con Steve Jobs, sin embargo, fue fugaz pero dejó una marca durante más de cuarenta años.
Michael Geary, primer empleado despedido de Apple cuando ni siquiera estaba contratado
Michael Geary fue uno de los primeros profesionales que se acercaron a una Apple Computer que todavía ni existía, cuando Steve Jobs y Wozniak se reunían cada tarde en aquel garaje para dar forma al primer Apple I. Pero a diferencia de Bill Fernandez, Michael Geary ni siquiera llegó a firmar el contrato. Geary se definía a sí mismo como "un hippie de aspecto desaliñado" que se topó con otro "hippie maloliente de aspecto desaliñado". Sí, el segundo era Jobs. Unidos por su amor por la electrónica, ambos no tardaron en congeniar.
Por aquel entonces, Geary trabajaba como informático en Palo Alto. De hecho, sigue bajo la influencia de Silicon Valley, como consultor para IBM casi 50 años después. Jobs le comentó que estaba intentando echar a andar su propia compañía informática, así que no le vendría mal un perfil como el suyo: "necesito un desensamblador para el chip 6502".
El problema es que Geary no había trabajado nunca con estas herramientas. Y, en aquellos días, comprar un mircoprocesador como el 6502 le costaría una fortuna. Él operaba como empleado con mainframes, enormes computadoras equiparables a los actuales servidores de datos. Así que, si quería entender el lenguaje ensamblado del chip, tendría que escribir su propio programa desemsamblador mediante emulación. Geary usaría un mainframe de su trabajo y un emulador para programar para el chip 6502 sin tener que disponer de él. Un buen plan.
Esa misma semana, Geary se puso manos a la obra y comenzó a escribir el código del desensamblador. Pero antes siquiera de mandárselo a Jobs, Steve le llamó y lo despidió de forma fulminante: "solo trabajas con mainframes y esto es para un microprocesador. [...] Olvídalo". Un duro golpe que Geary interpretó como un reto personal: podía programar y lo demostraría. "Escribiré una prueba parcial de concepto, lo visitaré y le mostraré el código". Lo hizo.
El éxito que le valió un contrato
Poco después de este hecho, Geary buscó un teléfono para presentarse en "las oficinas" de Apple Computer. Cuando logró dar con la dirección se topó con, efectivamente, un garaje. Y allí estaban los dos Steve, trabajando entre sus cacharros. Le pareció una tomadura de pelo. "Estos tíos son flakes", llegó a decir, haciendo referencia a alguien decepcionante, un pringado, alguien que genera unas expectativas pero no las cumple. "Nunca lo van a lograr". Ahí se equivocó de lleno.
Según su propio relato, un buen puñado de años después, Geary se encontró a Jobs en una tienda de comida en Los Gatos, California. Hablaron y revivieron el primer encuentro, riendo y poniéndose al día, pero Geary no le dijo que finalmente sí consiguió escribir aquel programa. Lo que sí consiguió, por otra parte, fue un pequeño encargo.
Geary nunca consideró la primera relación con Jobs para su CV. De hecho, en su inmenso mapa de colaboraciones y proyectos, de su periplo con Apple solo figura un contrato temporal en 1986. Estuvo unos meses desarrollando una puerta de enlace para Diplomat, una herramienta de correo electrónico para Macintosh. Escribió "secuencias de comandos en un lenguaje basado en FORTH" durante unas semanas. Y aquello no fue a más. Pero sí dejó una importante huella en su memoria, calando en su perspectiva acerca de Steve Jobs.
Tuvieron que pasar muchos años después para que Geary volviera a toparse con Jobs. Fue en un restaurante en Menlo Park, California, y Jobs estaba sentado en una mesa al lado de la suya. Al parecer, ya se veía claramente enfermo por su cáncer pancreático. Y Geary no quería interrumpir ni resultar descortés. "Debería haber saludado. Debería haberle dicho que escribí ese programa. No tenía las agallas para hablar con él en ese momento. En el fondo de mi mente, siempre lamentaré no haber hablado con él esa noche", recuerda. Steve falleció poco después.
Portada | Original de Justin Sullivan/Getty Images (8 de abril de 2010, Cupertino, California).
Una versión más antigua de este artículo fue originalmente publicada el 19/03/2023.
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