Eve tan solo tenía 13 años cuando Steve Jobs falleció de cáncer de páncreas. No podemos siquiera imaginar la huella que puede dejar un acontecimiento así en un preadolescente. Sin embargo, gracias a la enorme red de contactos de ambos progenitores, su futuro estaba asegurado. La menor de sus cuatro hijos, comenzó pronto en el modelaje y varios años después se convirtió en el rostro visible de marcas de maquillaje como Glossier, siendo aún estudiante en la Universidad de Stanford.
Cómo se gana la vida Eve Jobs, la hija mejor de Steve Jobs
Quienes le conocen dicen que Eve siempre aprovecha sus oportunidades. En su segundo año, la universidad le brindó la opción de viajar a París y ella aprovechó para estudiar francés. También ha aprovechado lo aprendido en equitación. En 2016, su madre Laurene Powell-Jobs compró un rancho de 14.000 metros cuadrados por valor de 15 millones de dólares, en Wellington, Florida. Allí fue donde Eve entrenó durante años.
Esta formación en equitación le ha valido reconocimientos en el ámbito profesional, logrando algunos galardones: en los Juegos Panamericanos de Lima, en 2019, logró una medalla de bronce para su país en la disciplina de Salto Ecuestre por Equipos. Ese mismo año, la revista Horse Sport la consideró la número 5 de los mejores 1.000 jinetes menores de 25 años del mundo.
Camino del medio millón de seguidores en Instagram, en la actualidad Eve compagina estas dos pasiones, mientras sigue trabajando para la agencia de Nueva York DNA Models sin dejar de lado sus otras pasiones. Ni el fiesteo, porque entre sus amistades se encuentran figuras ilustres como la hija de Bill Gates, Jennifer Gates —irónico, porque la relación de los padres nunca fue muy allá— o Destry Spielberg, hija de Steven Spielberg.
Walter Isaacson, el biógrafo de Steve Jobs, siempre la ha considerado la más vivaz y divertida, pero con personalidad fuerte y decidida, de todos los hijos de Jobs. "Algún día Eve podría dirigir Apple o el país", decía el padre orgullos en su libro de memorias, dejando entrever cierto favoritismo por la pequeña.
La última hija de Steve Jobs
Sin embargo, la pequeña de la dinastía Jobs no verá ni un solo euro de la onerosa herencia de su padre. La razón es clara: su madre, Laurene Powell, así lo desea. No bajo ningún concepto que esa riqueza acumulada se convierta en un atajo en la vida de ninguno de sus hijos. Si bien Laurene Powell Jobs es una de las 25 mujeres "más poderosas del mundo", Powell considera su herencia un dinero envenenado, una riqueza excesiva. A propósito de esto ha llegado a declarar:
"Heredé mi riqueza de mi marido, a quien no le importaba la acumulación de riqueza. No estoy interesado en acumular riqueza heredada, y mis hijos lo saben. A Steve no le interesaba eso. Si vivo lo suficiente, todo terminará conmigo. No quedará ni un dólar".
Dicho de otra forma, esta herencia será dilapidada entre donaciones —son de sobra conocidas las labores filantrópicas de la viuda de Jobs—, inversiones y gastos propios. No es fácil, no obstante, deshacerse de tamaña riqueza sin generar más riqueza por el camino. Con residencia en Palo Alto, California, la familia de Laurene se encuentra entre las familias más ricas del mundo. Actualmente ocupa el puesto 54 del Forbess 400, con un patrimonio neto de 20.000 millones de dólares, suficiente dinero para comprar Xiaomi, por ejemplo.
Portada | Montaje a partir de una captura de Instagram de Eve Jobs y fotografía original de Asa Mathat.
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