Durante años nos hemos preguntado por qué el USB original solo funcionaba por una cara. Su creador ha respondido, y es peor que lo del Magic Mouse

Durante años nos hemos preguntado por qué el USB original solo funcionaba por una cara. Su creador ha respondido, y es peor que lo del Magic Mouse

Apple nunca quiso formar parte de los conectores no reversibles y, siempre que pudo evitarlo, lo hizo

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USB-C

Ajay Bhatt es un genio. Solo en los años que ha pasado trabajando en Intel ha acumulado ciento treinta y dos patentes. Y la mayoría están relacionadas con la conectividad. De nacionalidad india, a él le debemos la arquitectura del Universal Serial Bus. Sí, el USB es culpa suya, para bien o para mal. El USB es seguramente el puerto de conexión más popular de la historia.

Pero USB son solo unas siglas bajo las que se esconden decenas de modelos y familias. Sin embargo, el original y en el que todo el mundo piensa cuando se habla de 'USB', es el tipo A. Ese rectangular que siempre necesita dos —a veces incluso tres— intentos para enchufarlo. Parece que nos trollea. Eso es algo que a Apple nunca le ha gustado, y por eso en todos sus puertos, Lightning, MagSafe y demás, siempre ha buscado la simetría. Una simetría que años más tarde llegaría con USB-C.

Ajay Bhatt, como el creador del primer USB, explicó en una entrevista con PCGamer los motivos que le llevaron a él y su equipo a no apostar por la reversibilidad. Es decir, a forzar que solo se pudiese conectar en una posición concreta, y no como el Lightning o el USB-C, que funcionan sin importar su orientación. Decenas de puertos arañados por su culpa, sí, pero con una razón.

Y el tiempo otorgó la razón, de nuevo, a Apple

Como la inmensa mayoría de inconvenientes en el mundo de la tecnología, todo se trata de una cuestión de dinero. Bhatt reconoce que habría sido más cómodo y mejor para todo el mundo un puerto redondeado como el USB-C, que se pudiese enchufar sin importar su posición. Claro, eso habría requerido el doble de cables, un grosor peligroso que implicaría una menor vida útil, más reparaciones, más cambios... Y habría supuesto un sobrecoste en su desarrollo, posterior fabricación y embalaje que en ese momento en Intel no veían viable. La misma Intel que hoy día se tambalea.

Esto no fue algo que gustase nunca en Apple. Los de Cupertino no hacen las cosas para ser lo más baratos posible. No es una empresa barata. Un conector con el que no hay que adivinar su posición correcta es algo que mejora mucho la experiencia del usuario. ¿Qué eso hace que cueste cinco euros más? Bueno, en Apple creen que merece la pena. Hasta el punto de poner a la venta cables por 130 euros.

El tiempo pone a cada uno en su sitio, que se suele decir. Y eso está bien, porque la usabilidad y la ergonomía debería ser la principal polea que movilice siempre a cualquier creador tecnológico. Al menos eso era a lo que aspiraba Steve Jobs.

En este caso, toda la industria ha acabado virando hacia lo que Apple lleva años haciendo y defendiendo. Ya lo hizo con su conector de 30 pines de los primeros iPhone, continuó con el Lightning de los últimos 11 años y ahora sigue con un puerto USB-C al que contribuyó bastante en su desarrollo. Ahora solo hace falta que el Magic Mouse se pueda cargar sin voltearlo, y sin necesidad de hackearlo.

Una versión más antigua de este artículo fue originalmente publicada el 11/10/2023.

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