Tienes muchos planes en la cabeza cuando te mudas, especialmente a un piso que ya no alquilas si no que es de tu propiedad. Ya no dependes de nadie para amoldarlo a tus gustos, y pasas a tener plena libertad. Es lo que ha ocurrido en mi caso, y con un aliciente: paso a tener mi propio despacho independiente en vez de tener que colocar el setup en el salón.
Dar todos estos pasos ha hecho que en mi cabeza aterricen un cúmulo de ideas, que por presupuesto voy a tener que ejecutar paso a paso y a medida que pasen los meses. A continuación os cuento cómo ha evolucionado mi escritorio de trabajo y qué planes tengo para el futuro con él.
Un escritorio amplio, pero simple y funcional
Como he dicho en otras ocasiones, mi equipo de trabajo cuando estoy en casa consiste en un Mac mini M1. Con él utilizo un Magic Mouse y un Magic Keyboard, y como monitor tengo un LG 27UL500-W de 27 pulgadas con resolución 4K (una pantalla que a día de hoy puede salirte muy bien por 256,54 euros en Amazon).
Complementan una Logitech Streamcam conectada por USB-C para hacer videoconferencias y streaming de vídeos, unos altavoces Creative Pebble básicos (también conectados por USB-C) y un Micrófono Samson Q2U. Para elevar el monitor y así tener una postura correcta en mi silla tengo una base ELLOVEN de IKEA (29,99 euros), que me da espacio de almacenaje adicional para esconder el teclado.
A nivel de mobiliario, todo reposa en un tablero de madera maciza y dos caballetes entre los que escondo el cableado usando dos cajas de forma... digamos chapucera. Podría conformarme con un escritorio más pequeño (y ganaría espacio en lo que ahora mismo es mi despacho), pero tenemos una cuestión de
La iluminación es simple: una lámpara en cada lado del escritorio con bombillas inteligentes de IKEA capaces de regular su brillo vía HomeKit. No soy de tener luces de colores, aunque tengo pendiente probarlo ya que me han dicho que el efecto es atractivo.
Planes de futuro: más conectividad y más productividad
Este setup cumple con mis necesidades, pero tiene ciertas limitaciones. Para empezar, las conexiones del Mac mini hacen que tenga que ir sacando puertos USB-C para conectar algunos discos externos o cargadores, o tener que desconectar el jack de los altavoces si quiero colocarme los auriculares para hacer streaming. La situación ideal sería poder utilizar todos esos accesorios sin tener que ir conectando y desconectando sus cables.
¿Cómo soluciono esto? Con un Dock que pueda conectarse vía USB-C y tenga velocidades Thunderbolt 4 para cubrir todas mis necesidades, aunque el precio de hacer este movimiento ya es de cientos de euros. Un ejemplo: El Dock Thunderbolt 4 de Kensington cuesta ahora mismo 362 euros, y eso en un precio de promoción cuando normalmente cuesta 429 euros.
Otra cosa que me planteo es añadir un monitor secundario para poder ver más cómodamente varias aplicaciones que necesito tener abiertas en todo momento. Para ello puedo comprar otro monitor LG 27UL500-W como el que tengo, aunque quizás podría considerar uno más capaz como el Samsung M8 de 32 pulgadas.
El Apple Studio Display también ha pasado por mi cabeza: simplificaría mi escritorio y aportaría una compatibilidad total con mi Mac. Pero su panel es demasiado antiguo como para aceptar su altísimo precio, así que de momento lo tengo como última opción.
Poco a poco, mes a mes, el objetivo es ir adaptando este escritorio a mi trabajo del día a día. Jamás llegaré a algo perfecto (ni yo ni nadie), pero sí que puedo ir acercándome a esa perfección con dispositivos a medida de mi presupuesto. Ah, y antes que lo digáis: sí, tengo pensado poner alguna planta.
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