Llevo años sacando partido al Apple Watch pero siempre tengo un pequeño problema. Y sé que la culpa es mía: tengo la manía de apretarlas demasiado. Si el Apple Watch se tambalea siento que se me va a caer, que hará malas mediciones y que no ofrecerá datos precisos. La cara oculta de esto es que, a veces, el Apple Watch de turno me ha dejado marcas, irritaciones y enrojecimiento alrededor de la corona. Hasta ahora.
Después de probar seis o siete modelos, hay una perfecta para mí. No sé cómo será la correa predefinida del próximo Apple Watch X, pero tengo claro cuál elegiré: la misma que estoy usando ahora.
La mejor correa para el Apple Watch
Tengo un Apple Watch Series 9 desde algunos meses y la correa que utilizo actualmente es la Loop deportiva color medianoche. Sí, es la más humilde, la más sencilla, la menos "sucia". Pero me va de maravilla. Una correa que se basa en tres ingredientes: nailon reciclado, poliéster reciclado y elastano reciclado. Por su propia condición, con cierre adhesivo, termina deshilachándose, pero al ser más económica que otras no me importa renovar cada cuatro o cinco meses.
Si lo mirásemos a través de una lupa industrial veríamos que el trenzado de nailon forma un patrón para absorber los impactos, ofreciendo una especie de acolchado con muy poco peso. Con una ventaja, la misma de las camisas térmicas: transpira de maravilla, así que ni coge olor ni se acumula el sudor. Esta es su fórmula ganadora.
He probado las trenzadas, que no es otra cosa que filamentos de poliéster trenzados a gran presión con hilos de silicona, pero transpiran peor. También he probado las de eslabones magnéticos, que a priori se basa en una mezcla de poliéster y un conjunto de segmentos imantados; tampoco me convencen —he llegado a ver correas donde la correa se rasga y los eslabones se salen y se pierden—.
Tras años usando distintas correas de silicona —más o menos opacas, todas basadas en fluoroelastómero—, la diferencia es abismal. Las de silicona se adaptan a la muñeca de forma más artificial y se terminan pelando en las curvaturas críticas. Además, cogen olor. No he probado, eso sí, las pulseras basadas en acero inoxidable 316L y le tengo el ojo echado a la famosa pulsera milanese, pero sospecho que su recubrimiento de carbono no será suficiente cuando se moje día tras día con agua de piscina.
Correas para todos los gustos
Existe una segunda opción, las correas Nike Sport, fabricadas con una aleación de aluminio y, al menos, un 30% de fluoroelastómero reciclado. Estas son más firmes, sujetan mejor y también poseen acabados más profesionales. Por desgracia, en la práctica el problema persiste: me hacen daño y, si las aprieto demasiado, se marcan los agujeros en la piel. Así bien, he terminado por usar una correa que proviene de redes de pesca desechadas. Tan irónico como agradable al tacto.
Actualmente existen dos tipos de correa, de 41 y 45 centímetros y dos tallas: S/M, para muñecas de 120 a 150 milímetros y M/L, para muñecas de 150 a 200 milímetros y una correa extragrande para muñecas de 170 a 245mm. No obstante, si tu muñeca es aún menor o superior a los márgenes definidos, siempre se puede jugar con los ajustes de cierre para ganar algunos milímetros extra.
Las he visto de cuero (sintético y genuino), de elastán, de PVC, de fibra de carbono 100% y hasta de perlas, pero me sigo quedando con la más humilde, la que mejor transpira y la que no me avergonzaría poner en un Watch Ultra 2. Suelo cogerle mucho cariño a las cosas que uso día tras día. Y, sinceramente, fui idiota al pasar años haciéndome daño con correas que simplemente me gustaban pero me iban mal. Si tú tienes una situación similar, te recomiendo encarecidamente que pruebes la misma.
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