Apple ya es muy clara cuando habla sobre la resistencia al agua del Apple Watch: la garantiza hasta a 50 metros de profundidad (norma ISO 22810:2010), pero no aconseja su uso para actividades como buceo o esquí acuático (por la gran velocidad a la que el reloj puede impactar en el agua). Pero una cosa es lo que Apple garantiza, y otra diferente es lo que el reloj puede llegar a resistir si lo llevamos al límite.
Seis meses bajo el mar sin perder ni un ápice de sus funciones
Es el caso de Robert Bainter, un surfista que practica ese deporte en la playa californiana de Huntington. Hace seis meses, mientras surfeaba una ola de grandes dimensiones en esa playa, Robert perdió el Apple Watch (una vez más: la gran velocidad del surf hace que puedan pasar estas cosas). Naturalmente, por las corrientes y las grandes dimensiones de esa playa, dio el reloj por perdido.
Robert activó el modo perdido del reloj utilizando la aplicación Buscar mi iPhone y estuvo buscando por el fondo marino para ver si lo localizaba, pero después de una hora buscando no pudo localizarlo. Sin embargo ahora, seis meses después, alguien encontró el reloj a casi cinco kilómetros de donde Robert lo perdió mientras buscaba conchas. Y no sólo eso, sino que esa persona actuó de buena fue y utilizó el reloj para localizar los datos de su propietario.
Lo mejor de todo: el Apple Watch aún funciona. El único defecto es que los seis meses de exposición al agua salada han provocado que haya una "neblina" en la pantalla generada por la humedad, nada más. No creo que Apple acceda a intentar reparar el reloj, ya que una exposición tan prolongada al mar no es algo que cubra la garantía ni mucho menos. Pero queda patente que, aunque no lo cubra la garantía, la durabilidad y resistencia de un Apple Watch puede sorprendernos.
Imagen | Floyd Manzano
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