Hoy, hace exactamente 15 años, Apple lanzó el iPhone original en Estados Unidos. Un iPhone que llegaba a las tiendas tras ser presentado unos meses antes, en enero, y con opiniones que consideraban que sería un éxito o todo lo contrario. Un iPhone que, ahora, 15 años después, podemos afirmar que ha cambiado el mundo para siempre.
Steve Jobs propuso una idea, más que un teléfono. Y cambió el mundo
Cuando Apple presentó el iPhone original, además de presentar un excelente teléfono, presentó un concepto, un arquetipo. Llegó una empresa que hasta ahora hacía ordenadores y reproductores de música y dijo: así tienen que ser todos los teléfonos del mundo.
Ante semejante declaración de intenciones, muchos se rieron de ellos. Podemos pensar en BlackBerry, afirmando que nadie que usara el teléfono para trabajar renunciaría a un teclado físico. Podemos pensar en Nokia que hoy no es ni la sombra de lo que fue en su día.
Apple tenía razón. Ese iPhone original marcó cómo iban a ser los teléfonos inteligentes y cambió el mundo de la tecnología para siempre. ¿Tenía razón? Sí, solo debemos fijarnos en cómo son todos los teléfonos inteligentes actuales, en pocas palabras podemos decir una gran pantalla, unos botones laterales y una cámara trasera y frontal: un iPhone.
De hecho, los únicos fabricantes que lograron posicionarse en el mercado de la telefonía fueron aquellos que, rápidamente, supieron copiar al iPhone. Duele decirlo, claro está, porque Apple dedicó muchos recursos y tiempo en hacer del iPhone original el iPhone que cambió el mundo, pero está claro que fue así.
La presentación del iPhone original fue todo un éxito. Steve Jobs se tomó su tiempo explicando que era un solo producto que unía tres grandes funcionalidades: teléfono, iPod y navegador de internet. Más que notables fueron los aplausos cuando el público se dio cuenta de que hablábamos de una sola idea, de un solo producto: "lo hemos llamado iPhone".
Ese primer iPhone podía tener carencias. Podía no tener cámara frontal, podía carecer de algo tan básico como copiar, pegar y cortar, pero acertó en dos puntos que siempre han sido el fuerte de Apple: concepto y ejecución.
Como digo, podríamos hablar de carencias, pero lo que Apple entregó funcionaba y funcionaba muy, muy bien. Detalles como corregir el punto de contacto en la pantalla multitáctil fueron claves, y el sistema estaba lleno de muchos otros: el tamaño de los iconos, el botón Home o el mismo concepto de la interfaz de usuario nacida e inspirada en el Mac. Con todo la experiencia de usuario era magnífica, justo lo que todos no sabíamos que queríamos hasta que lo vimos.
Muchos recordamos este iPhone con cariño por ser nuestro primer iPhone, otros nos subimos al carro con su llegada a España con el iPhone 3G. En todo caso, está claro que aquella "pequeña" compañía de Cupertino que hacía reproductores y ordenadores había sabido afrontar el reto de entrar en la telefonía. Tras muchas horas, años, desarrollando prototipos, probando, volviendo a probar, refinando y mejorando, salieron al mercado con un dispositivo que cambió el mundo.
Podemos hablar de la tecnología que lo hizo posible, del desarrollo del software, pero en mi opinión el éxito del iPhone está en las personas que formaron parte del equipo. Encabezadas por Steve Jobs que mantuvo la visión clara en un objetivo y supo decir miles de no por cada sí, esas personas se sentaron a pensar y hablar —quizá también soñar— de lo que tenía que ser un teléfono móvil, luego lo hicieron realidad.
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