Intel acaba de presentar sus nuevos procesadores Core i9 y la compañía explícitamente los ha comparado con el rival a batir, el M1 Max, que ya disfrutamos en los MacBook Pro de 14 y 16 pulgadas. Una comparación que cuenta parte de la historia, pero que ignora un elemento fundamental: el rendimiento por vatio.
Más potencia bruta sí, pero ¿y el consumo?
Desde que Apple decidió dejar de utilizar procesadores Intel en sus ordenadores la compañía de los microchips ha pasado por varias etapas de lo más curiosas. En primer lugar, empezó a criticar, a través de varios anuncios, los ordenadores de Apple. Luego, mientras su nuevo CEO afirmaba querer volver a hacer negocios con la compañía de Cupertino, empezó a descartar la superioridad de sus propios chips frente a los M1.
Ahora, en el contexto del CES, Intel ha lanzado su nueva línea de procesadores Core i9 y ha comparado su potencia con los M1 Max. Cierto es que los procesadores de Intel gozan de más fuerza bruta que los chips de Apple, y en eso se han centrado muchos titulares, pero es solo parte de la historia.
Conviene que tengamos presente que los nuevos i9 de duodécima generación cuentan con 14 núcleos (seis de alta potencia y ocho de alta eficiencia) y que alcanza los 5GHz de frecuencia. Según Intel esto los convierte en el "procesador móvil más rápido" del mercado, pero el rendimiento por vatio es algo que debemos tener presente. El i9 consume hasta 115 vatios, mientras que el M1 Max funciona a prácticamente la mitad, unos 60 vatios, y solo alcanza los 90 bajo gran exigencia.
Que yo sepa el M1 Max ronda los 60 W de consumo medio, parece que Intel ha acortado convenientemente la gráfica comparativa al promocionar su nuevo i9. pic.twitter.com/vzOyLS3sDQ
— David Bernal Raspall (@david_br8) January 5, 2022
Aquí uno se podría preguntar si realmente unos vatios de diferencia tendrán impacto en la factura de la luz a final de mes, pero esto nos despistaría del núcleo de la cuestión del consumo. A más consumo se genera más calor. Esto tiene dos implicaciones. La primera es que hace falta un sistema de refrigeración activa más capaz, eso se traduce en ventiladores más grandes y en un mayor ruido, además del consumo para alimentarlos. Paralelamente, hace falta un sistema de refrigeración pasiva también más capaz, lo que se traduce, a su vez, en diseños más grandes y más pesados.
La otra implicación clave está en el Termal Throtling. La potencia bruta es genial, pero cuando viene acompañada de consumo y, por lo tanto, de calor, puede dar lugar a bajadas de rendimiento importantes en trabajo sostenido. Cierto es que esto tiene menos impacto en equipos de escritorio, como podría ser el Mac Pro, por poner un ejemplo, pero es crucial en portátiles, el objetivo de estos i9.
Con todo hay que reconocerle el mérito a Intel, sin duda, pero tampoco hay que perder de vista la otra parte de la historia. Donde los M1 destacan es en su rendimiento por vatio. Esto da una gran escalabilidad, como hemos visto en el añadido de núcleos de los M1 Pro y M1 Max, y permite diseños más delgados, eficientes y, sobre todo, una enorme duración de la batería.
Desde la experiencia puedo decir que aún no he conseguido oír los ventiladores de mi MacBook Pro de 16 pulgadas con M1 Pro. ¿Preferiría tener la potencia que promete Intel con sus i9? Depende, a costa de calor, ruido y consumo personalmente contesto que no.
Imagen | Martin Katler
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