Quedan tres semanas para que Apple presente al mundo su último gran avance: las Reality Pro. Es un movimiento arriesgado. Para algunos puede que demasiado, pero Apple lo está controlando a la perfección. La empresa está siendo capaz de generar una especie de aura cuasi mística que muy pocas compañías son capaces de lograr.
Los de Cupertino, a la hora de hablar de nuevos productos, son un búnker. El hermetismo rige, por lo menos de forma oficial, la comunicación de la empresa. Eso que los entendidos llaman PR. En Apple nada saben de ningún casco de realidad mixta. “No sé de qué me hablas”, decía Craig Federighi a una pregunta de una periodista hace un año. Nadie sabe nada, de absolutamente nada. Es gracioso. ¿O puede que sí que sepan?
Lo sabemos todo, y en el fondo no sabemos nada
Si hay algo de eso que se llama PR en lo que Apple destaca es el marketing. Son el ejemplo a seguir en todas las universidades del mundo. No hay una sola facultad de comunicación en la que no se haya proyectado uno de sus anuncios, un manual en el que no se hable de uno de sus lanzamientos, ni una presentación de PowerPoint en la que no se mencione su nombre.
Sin embargo, el marketing no es sólo eso. De hecho, esa es la parte menos importante. Lo verdaderamente crucial es lo que pasa de puertas para dentro. La gran baza de Apple no son sus anuncios, ni sus presentaciones, ni sus lanzamientos, es poder condicionar a los consumidores sin que estos se enteren. Ese es el verdadero marketing. El que no se ve ni se percibe, pero deja huella.
En Apple saben que lanzar las Reality Pro es un movimiento tremendamente arriesgado. Puede salir muy bien, pero también muy mal. Es eso a lo que los americanos llaman “high risk high reward”. A los de Cupertino no les va eso de la probabilidad. No les gusta dejar las cosas al azar. Así no se levanta una empresa con más poder e influencia que cualquier democracia en la historia de la humanidad.
En Cupertino saben que esto tiene que salir bien. No se pueden permitir un error, y por eso han estado creando un ambiente alrededor de todo esto para asegurarse de que funcione. Los rumores y las filtraciones no son casualidad. Sabemos exactamente lo que Apple quiere que sepamos, por mucho que se hagan los sorprendidos cada vez que alguien pregunta.
Si nos paramos a pensar, ¿qué sabemos exactamente sobre las Reality Pro? Algunas de sus funciones, pero ya. De hecho, es bastante curioso que se filtrasen precisamente cuando el escepticismo estaba invadiendo los medios de comunicación. Nadie lo veía claro ni entendía el propósito del producto. Se escribieron artículos de opinión tachándolo de innecesario, de prematuro, o de ambas cosas. Y sorpresa. En cuanto el hype se empezó a convertir en desilusión, se filtraron algunas funciones. “How convenient”, que dirían los ingleses.
Creemos saber cuál será su diseño. Sin embargo, todos los “renders” que se han publicado están basados en un dibujo que apareció en internet hace unos años y del que desconocemos su procedencia exacta. Simplemente todos lo hemos dado por bueno, pero no hay ni una foto, ni un vídeo, ni nada. Todo parte de un boceto que bien podría haber hecho yo con mi iPad si supiese dibujar.
¿Qué es lo que sabemos? Lo malo. Curiosamente sus dos puntos malos (la corta duración de batería y que esta será externa) los conocemos, y además a través de varias fuentes. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que cuanto antes salgan esos problemas a la luz, antes se acostumbrará la gente a ellos, y menor será la sorpresa el día de la presentación.
Si nunca se hubiese filtrado, todos los medios hablarían de ello al día siguiente de su anuncio oficial. Acapararía gran parte de la atención mediática, y eclipsaría lo bueno del dispositivo. Como ya lo sabemos, y ya se ha hablado de ello, no será una novedad. No atraerá a los lectores, y los medios le darán menos cobertura. Se habrá normalizado.
Si algo ha conseguido Apple con todo esto es atención. La realidad es que la WWDC la ven desarrolladores, frikis, periodistas, y algún que otro fan suelto. El usuario medio no acostumbra a verla. Es muy técnica. No le interesa iOS 17, sino el iPhone 15, y sabe que no saldrá hasta septiembre. Sin embargo, gracias a este aura que se ha ido creando alrededor de las Reality Pro, todos veremos el evento el cinco de junio. El mundo estará observando. Ese es el verdadero marketing.
Es una jugada maestra. Los de Cupertino han conseguido encontrar el equilibrio perfecto entre el factor sorpresa y la expectativa. Han conseguido la atención de todos contando lo justo y necesario para que sigamos con una sensación de no saber lo que nos espera el próximo cinco de junio. Básicamente porque en el fondo no lo sabemos, aunque nos hayan hecho creer que sí. Cuando llegue ese día, las Reality Pro verán la luz después de tantos años de trabajo. Amigos, saluden al futuro y abróchense los cinturones, que vienen curvas.
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