Uno de los lugares más pintorescos de Estados Unidos es el condado de Monterey. Está situado en la zona central y templada del estado de California. Muy cerca del aeropuerto internacional de San Francisco, y del de San José (considerado hoy en día como “el hogar” de Apple), en plena costa del océano Pacífico. Entre sus ciudades más famosas está la propia Monterey, Carmel-by-the-Sea, Pebble Beach y… Big Sur. Seguro que os suena.
Y es que todo está relacionado: En Monterey se celebró en 1983 la que se considera la primera conferencia de desarrolladores de Apple de la historia. El nombre oficial fue no es el que conocemos hoy en día, sino la “Apple Independent Software Developers Conference” (Conferencia de desarrolladores independientes Apple). El apellido “mundial” que tiene hoy era un sueño imposible en aquella época, donde sólo algunos exploradores del mundo de la tecnología compartían días y experiencias para hablar de su pasión: aquellas cada vez más pequeñas máquinas llamadas ordenadores y los programas que podían crear con ellos.
El término “independiente” hacía referencia a que aquellos programadores no trabajaban para Apple: pero sus Apple II y Apple III eran una locura para ellos. Un cambio que impulsó la tecnología de la época, ya desde el Apple I: fue el primer ordenador que vendía “montado” y cuya interfaz aparecía en un monitor, alejado de los viejos ordenadores sólo con luces como único medio de comunicación con el usuario.
Un valle lleno de hackers (y piratas)
Las ferias o clubs de informática eran el único modo de relacionarse con programadores: pero faltaban las empresas, y su ayuda técnica, pera evolucionar
Muy al contrario de lo que quizás se puede pensar, había muchísimo interés en el mundo de la informática (aunque casi nadie supiera aún que era aquello). Las posibilidades emergían cada día, y aquellos productos de la relativamente nueva compañía Apple Computer eran prometedores aunque prácticamente todo estaba por hacer. Sin embargo, la comunicación entre programadores era tediosa: no existía internet y la correspondencia postal tardaba demasiado. La mejor solución eran las famosas ferias de informática, y como tales, fueron una de las grandes revoluciones de la época - sobre todo en Silicon Valley.
Eran tan habituales que los propios asistentes se afiliaban a "clubs". Uno de los más famosos, y que cambió la historia del mundo de la tecnología fue sin duda el Homebrew Computer Club: donde Steve Jobs y Steve Wozniak presentaron su primer ordenador, el Apple I. Ahí empezó todo, pero eran necesarias esas reuniones para que aquel nuevo mundo descubierto avanzara. Es curioso porque si os fijáis, prácticamente todo el mundo en aquella época se denominaba "hacker". Era exactamente lo que hacían: destripar aquellas nuevas máquinas y llevarlas al límite de lo que en un principio estaban concebidas. También se llamaban "piratas" (de ahí viene el nombre de la famosa película sobre Apple, "Piratas de Silicon Valley"), término al que también se referiría el propio Steve Jobs en la creación del Macintosh.
Pero aquellas pequeñas reuniones, aunque fueran muchas, no eran suficiente. No bastaba con hacer decenas de reuniones anuales por todo el valle, porque faltaba el ingrediente clave: los programadores necesitaban a los creadores de esos ordenadores. Para obtener nueva información que no podrían averiguar de ninguna forma, y también para que estos creadores pudieran ir mejorando sus productos.
Jobs y Wozniak entendían esta interacción desde el Homebrew Club, y el recién nombrado nuevo CEO, John Sculley - que dejó de vender agua azucarada para intentar cambiar el mundo - también sabía de la importancia de esto a nivel de marketing: poner a la compañía en el centro de la pista, justo al lado de todos esos desarrolladores.
Y así empezó todo.
Monterey, California: para los locos, los inadaptados, los rebeldes
Había que buscar un lugar accesible y cómodo de llegar, que no estuviera en los extremos de California, para que todos los residentes tuvieran la misma facilidad de acceso. Se pensó en San José, pero era una ciudad ya cara entonces para una compañía que no contaba con los recursos de hoy en día. Y se fijaron en una de las localidades más famosas y frecuentadas, que une Los Ángeles con San Francisco: Monterey. Además de esta situada en un buen punto intermedio dentro del estado de California, contaba con buenos restaurantes para comer y descansar, y era espectacularmente bonita por su costa.
Es por ello que Apple convirtió aquella reunión en un punto de partida que congregaba diversas reuniones en un solo punto: cuatro días tematizados donde los programadores, las empresas de informática y Apple convivían para mostrarse unos a otros lo que habían hecho y lo que querían hacer. Acababa de nacer la base de lo que hoy conocemos como la Conferencia de Desarrolladores de Apple.
Encontrar qué ocurrió durante esos cuatro días es tremendamente complicado: la ausencia de internet en la época hace que no quede mucho rastro más que un punto... las revistas de la época. Siempre las he considerado auténticas joyas, que como aquel insecto congelado en ámbar, nos traen al presente retazos del pasado, tal cual se vivieron. Tal cual se escribieron. En mi opinión, estas revistas de la época nos aportan más información que prácticamente cualquier libro sobre la compañía que podamos leer, ya que su campo de acción a lo largo de los setenta y los ochenta fue muy prolífico.
Hoy os voy a recomendar una de ellas, poco conocida. Se trata de la mítica, legendaria, Apple Orchard Magazine. "Orchard" en inglés es "huerto", con lo que el nombre de la cabecera se traduce como "El huerto de manzanas". Sobre ella podríamos hablar casi durante meses, pero me gustaría que hoy me acompañaseis a uno de los artículos de su número de Octubre de 1983, escrito por Don Norris (un programador de Sunnyvale con amplia experiencia en el Apple II). Norris, escribió un análisis de esta primera conferencia que es oro puro para conocer al detalle que ocurrió aquellos días. Podéis encontrar sus números publicados on-line en Internet Archive, que podéis consultar desde cualquier navegador (por favor, hacedlo: es una joya de la época para locos como nosotros).
Una mirada al futuro en 1983, la primera WWDC tal como la conocemos
Así llamó Norris - acertadísimamente - a su artículo. En aquel momento, consideró esta conferencia como una más dentro del ciclo habitual de mini-conferencias de Apple, pero con su asistencia se dio cuenta de que la cantidad de información era altísima "Casi sufro un desbordamiento de pila después de asistir a aquellas sesiones" - en inglés, Norris habla que sufrió un "Stack Overflow", un término informático para referirse a un exceso de información que sobrepasa la capacidad de un sistema - "¿Cómo gestionas una pila de documentos de más de 8 cm de alto en una conferencia de cuatro días? ¡Incluso podría haber sido más alta si hubiera atendido a todos los workshops!"
El nuevo CEO de Apple estaba allí, John Scully. Norris lo menciona con algo de excepticismo: "Contó como estaban las cosas. Sus comentarios en general: el posicionamiento de Apple en el mercado debe ser el mejor, no el más grande, ya que la compañía está compitiendo en potencia no en precio." Ojo a lo que vaticinó el analista: "Esa estrategia ha sido perseguida por algunas compañías con resultados financieros desastrosos"... que es justo lo que pasó.
El primer día de conferencia se centró en cómo integrar la forma de compartir datos entre aplicaciones de forma sencilla. Hoy en día nos parece algo trivial, ¿verdad? En aquel momento no existía ningún estándar para la transferencia de datos entre aplicaciones, si por ejemplo queremos pasar algunos datos de una hoja de cálculo, a un procesador de texto. "No hay nada que unifique esto en la industria, lo más cercado es un archivo de texto ASCII. Todos estuvieron de acuerdo en que, si bien no era lo perfecto, era un buen punto de partida."
También se buscaron herramientas para que los creadores de software tuvieran su trabajo más fácil. Recordad que no existían entornos de desarrollo, las interfaces gráficas seguían siendo una utopía aún y los lenguajes de programación tal y como los conocemos aún eran muy sencillos. "Hay un nuevo lenguaje llamado Classcal, con la tecnología del Lisa y que mezcla Simula y Smalltalk junto con Pascal: diseñado para apoyar la programación orientada a objetos", algo que en aquel momento, era toda una revolución.
Y lo era por una cosa tan loca hoy en día, como que esos lenguajes de programación se cargaban directamente en la memoria del ordenador y no en la ROM de las máquinas de la época. "Esto da más comodidad al programador, no tienes que modificar el hardware si detectas un error en el lenguaje" - tampoco si se lanza una nueva versión, que si vivía en la ROM, la única opción de actualizarlo era cambiar físicamente el chip.
"Todo el mundo hablaba del ratón" - recordad que en 1983 apenas existían ordenadores que lo usaran - "Algunos desarrolladores hicieron varias preguntas específicas sobre el dispositivo de Bruce Tognazzini, que intentaba mantener la privacidad de lo que estaban haciendo con el nuevo concepto. Bruce no sabía que se había sacado el ratón de la bolsa, por así decirlo".
Tog, como se conocía en Apple, fue uno de los empleados más importantes de la compañía entre 1978, donde trabajó con el mismísimo Jeff Raskin en los interfaces de usuario de los primeros ordenadores Apple. Su primera misión fue la de conseguir una versión más pequeña e igualmente funcional del interfaz gráfico del Lisa... pero no para el Macintosh, sino para el Apple II. Fue petición de la junta directiva de Apple y no contaron con la opinión de Jobs para ello, que optaba por crear una interfaz mejorada para el Macintosh, que contaba con más potencia que el Apple II, y no una versión "recortada" del mismo.
La frase de Norris tiene todo mucho sentido: se había descartado el uso del ratón en el Apple II, pero porque la junta directiva temía que canibalizara ventas del Macintosh que iba a ser mucho más potente. En realidad, su miedo era al mismísimo Steve Jobs: estaba creando el Macintosh con un equipo increíble y no querían quedar en ridículo comparando ambos sistemas. De hecho, el propio Steve Jobs no estuvo presente en esta conferencia de desarrolladores: centrado completamente en el Macintosh que saldría un año después, y dando conferencias paralelas en ferias muy centradas en la experiencia de usuario de la época, como la International Design Conference. Y la diferencia de mensaje con Scully era devastadora: en esta presentación ya vaticinaba (en 1983) que el objetivo de Apple debía ser "crear un ordenador increíble del tamaño de un libro que puedas llevar a cualquier parte y empezar a usar en 20 minutos".
El destino de Apple era el Macintosh, pero aún no lo sabían
Norris continúa hablando precisamente del mensaje de Scully en el evento, completamente opuesto a Jobs: "Las preguntas que le hacíamos sobre que el Apple IIe o el Apple III estaban siendo eclipsados por otras máquinas eran contestadas por él como que ´¡aún no habéis visto el nuevo modelo del Apple II o el Apple III!'". Sin duda dos direcciones contrarias, que los analistas de la época ya veían en ambos líderes: la apuesta de uno por el Macintosh y del otro por los modelos Apple que se seguían vendiendo bien pero con un techo claro.
El tercer día llegaron las demostraciones, y en ella se destaca software como una nueva versión de Catalyst, un software que presentaba una interfaz gráfica que en su siguiente versión mimetizaría lo que en aquella época era el Lisa, y se utilizaba para mover archivos entre disquetes y lanzar aplicaciones. "Esta nueva versión invierte los colores del cursor y permite abrir aplicaciones moviéndonos a ellas y pulsando RETURN" - lo cual para la época era muy parecido a la magia, aunque se manejaba totalmente con teclas.
Un punto interesante es cuando Norris cuenta la pregunta que le hizo a uno de los desarrolladores allí presentes, sobre por qué no creaban software para "el otro caballo" (IBM, o Baby Blue en su jerga). "Ellos no nos dan soporte ni información de ningún tipo" - contestó el desarrollador - "sólo nos dicen: 'aquí tenéis esta caja gris, escribe software para ella'". Este punto diferencial de acompañar a los desarrolladores y ayudarlos a crecer en estas conferencias parecía estar dando resultado - y concentrarlas en un punto (o varios, pero no demasiado) momentos del año, era una gran idea que conseguía atraer mucho talento de la época, perdidos ante la falta de recursos proporcionados por otras compañías.
El último día se centró en el Lisa, su increíble procesador Motorola 68000, donde se animó a los desarrolladores a escribir software para él. "Quieren que los desarrolladores saquen partido de su potente software integrado y su facilidad de uso, algo que Apple debe continuar potenciando y que les ha prometido a los programadores: es lo que piden y es básico para el éxito de Apple en el futuro". Sin duda, la interfaz gráfica iba a ser una revolución, que cautivó en la época pero era una máquina terriblemente cara... hasta que llegó el Macintosh. Con un precio menor, una entrada al público más potente y todas las ventajas de una nueva generación de máquinas. Que sin duda, necesitaría más que nunca a estos programadores para exprimir sus características - y de estos eventos para demostrar que el ecosistema no es sólo entre productos, también entre quién crea los productos y los diseñadores de software para él. Nuestra WWDC, esencial hoy en día.
Y todo esto comenzó en Monterey...
Que bonito nombre para un nuevo sistema operativo, ¿verdad?
Ver 5 comentarios