Apple ha querido empezar la semana sacando pecho de todo el empleo que ha generado en los Estados Unidos. Mediante un informe recién publicado en su web oficial, la compañía ha confirmado que ha pasado de haber creado 600.000 puestos de trabajo en 2011 a crear más de dos millones de puestos a fecha de finales de 2018. Parte de ese empleo ha sido generado gracias a los mil millones de dólares del fondo que Apple dedicó para revitalizar las fábricas de su propio país.
En el informe se detalla el caso de la compañía Finisair, que recibió 390 de esos 1.000 millones de dólares del fondo. Ese dinero fue utilizado para convertir un edificio abandonado de Sherman, en Texas, en una fábrica que manufactura microcomponentes clave para el sistema TrueDepth que permite a Face ID funcionar correctamente en los iPhone y los iPad Pro más modernos.
También se ha querido hacer notar las personas que aprovechan esos nuevos empleos, que son precisamente aquellas más vulnerables ante el desempleo: trabajadores de edad avanzada que por circunstancias que no vienen al caso se han quedado sin trabajo, y que ahora ven cómo pueden retomar expectativas profesionales como trabajadores en la fábrica. Sólo en 2018, Apple ha invertido 60.000 millones de dólares para poder mejorar el rendimiento de los proveedores que se encuentran en los Estados Unidos.
El ejemplo a superar: el tornillo maldito de los Mac Pro
¿Y por qué tanto dinero en fomentar eso? Pues además de para reducir el paro del país en el que tu negocio está establecido principalmente, hay también motivos fruto de lo vivido en el pasado. Precisamente el propio Tim Cook ha contado recientemente en el New York Times cómo la llegada del Mac Pro renovado en 2013 sufrió meses de retraso por un simple tornillo.
Para poder presumir que ese Mac Pro era un ordenador completamente diseñado y fabricado en los Estados Unidos, todos y cada uno de sus componentes tenían que manufacturarse en ese país. Y eso también incluye a los tornillos que sujetan todos esos componentes, que en el caso del Mac Pro de 2013 sólo podía hacer una máquina a un ritmo de 1.000 unidades cada día.
Eso causó un "cuello de botella" que no permitía terminar de fabricar los tornillos a buen ritmo, lo que hizo que finalmente Apple pidiera ayuda a proveedores chinos antes de invertir más dinero en la compañía Caldwell Manufacturing de Texas para que fabricara esos tornillos a más ritmo. El propio CEO de esa compañía hizo 22 viajes con su coche para llevar 28.000 tornillos con urgencia a las instalaciones donde Apple construía ese Mac Pro.
Si Apple sigue invirtiendo con previsión en proveedores estadounidenses, anécdotas como las de este simple tornillo que rompió los planes de lanzamiento iniciales del Mac Pro de 2013 no volverán a ocurrir. El CEO de Apple ya advierte que los productos de gran volumen de venta como el iPhone tendrán que seguir fabricándose en China, por la capacidad que tiene el país de tener un gran volumen de ventas. Pero para otros dispositivos que no se vendan a tal volumen como los Mac Pro, fomentar el empleo en los Estados Unidos para fabricar el ordenador allí es una muy buena idea.