"Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos directos al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo"
Charles Dickens comienza con este párrafo su obra "Historia de dos ciudades", en la que se mezclan muchos sentimientos y caminos encontrados en los albores de la revolución francesa. Una época en la que nada parecía ir bien, pero donde todo era malditamente posible a su vez. Ese contraste y esa lucha se libró también en la Apple de finales de los 90, con una empresa recuperándose de las heridas de muerte causadas por el prácticamente consolidado "abandono a su suerte" sin el líder que necesitaba y que se fue empujado fuera de la compañía que creó.
Steve Jobs volvió a hacer una visita a Paul Berg, el premio Nobel de biología que había conocido cuando intentaba vender los primeros Macintosh para su uso universitario, algunos años atrás. Berg estaba frustrado por la lentitud de las pruebas de su departamento al tener que esperar semanas para obtener el resultado de los laboratorios. "Steve, necesito una nueva máquina con 3 M's: Memoria, Megabytes y Megaherzios. Y lo más lejos en tecnología que puedas conseguirme en todas ellas".
El despacho de Berg en la Universidad de Standford no era el mejor del campus pero en de él salieron avances en biología tan importantes como el del ADN recombinado. Hoy en día lo utilizamos para el tratamiento de enfermedades genéticas e incluso las vacunas que tanto necesitamos. Jobs estaba citado con él pero no iba como vendedor: era un entusiasta. Quería enseñarle algo que había conseguido ya fuera de Apple.
"Paul, he construido la máquina que querías. Y el sistema operativo que necesitamos". En su carpeta le enseñó un logo gigante: NeXT.
El cubo
De la etapa de Jobs en NeXT podríamos hablar durante días. Para muchos, un intento de desbancar a una Apple que ya se tambaleaba por si misma. Para otros, la oportunidad de construir una alternativa mejor que pudiera vender a Apple en algún momento. El primer ordenador NeXT (llamado familiarmente como "el cubo") estaba premeditadamente por encima de lo que había en el mercado en hardware: pero eso no era nada sin un sistema operativo para conducirlo. Fue encantes cuando entró en juego NeXTSTEP, el alma de aquellas máquinas y la base de muchas de las tecnologías que hoy en día seguimos utilizando.
Orientado a una fuerte faceta educacional, fue una máquina que no tuvo mucho éxito comercial al gran público pero sí en determinados círculos científicos, como el de Berg: Tim Berners-Lee creó la World Wide Web en una de estas máquinas, por ejemplo. El sistema operativo estaba orientado a objetos, fue el primero en incorporar la metáfora del Dock tal y como lo conocemos, y aportó facilidad de uso al utilizar Objective-C como lenguaje de desarrollo. Basado en una fuerte base de UNIX y con código fuente BSD creado en la Universidad de Berkeley, la interfaz gráfica llevaba a un nuevo nivel lo que se había visto en los Macintosh: el nuevo susbsistema gráfico permitía representar en impresora fielmente lo que se veía por pantalla (imprescindible en notaciones científicas) y era un diseño consistente, elegante y detallado.
El 20 de Diciembre de 1996, Apple anunciaba su intención de comprar NeXT y Jobs recibió 1.5 millones en acciones de Apple. No recibió dinero en efectivo y el trato fue utilizar NeXTSTEP como base para reemplazar el sistema operativo de los Macintosh de entonces. Apple en su momento demandó a NeXT y llegaron a un acuerdo por el que los últimos sólo podían dedicarse a crear estaciones de trabajo no domésticas. Entonces se portó a la arquitectura PowerPC y aunque está basado en el corazón del sistema de los ordenadores NeXT, se evolucionó de muchas formas para adaptarlo a lo que los clientes podrían necesitar y utilizar en casa, poniéndolo al día en tecnología y compatibilidad con el hardware de la época. La X del apellido en Mac OS X habitualmente se lee como "diez", evolución del Mac OS 9, aunque también se considera como una herencia importante de UniX o incluso de la X del logotipo original de NeXT.
20 años del lanzamiento de Mac OS X
Hoy se cumplen 20 años desde que se pusieron a la venta las primeras unidades de Mac OS X 10.0, cuyo código fue "Cheetah" por el guepardo. Hasta la versión 10.8 se utilizaron nombres de animales para estos códigos de sistema, de los que se dice que comenzaron por Cheetah ya que es uno de los animales terrestres más rápidos, que caza gracias a su extraordinaria visión.
Como decía Dickens, era una época complicada y con cierto punto de locura y atrevimiento en una Apple que quería separarse de lo que encarnaba años atrás: estaba apostando muy fuerte por dos tecnologías con las que Steve Jobs no sólo acertó, también consiguió salvar a la compañía. Una de ellas fue el lanzamiento de Mac OS X, la otra, el anuncio de un nuevo producto que no se había visto antes ("una pista: no es un Mac", se dijo a la prensa en la invitación a la keynote) y que cuyo nombre se grabaría a fuego en la historia de la tecnología como "iPod", presentado a finales de octubre de 2001.
Esta primera versión de Mac OS X estaba lejos de ser perfecta, pero era completamente necesaria para dejar claras las bases de la tecnología que Apple quería explorar en los próximos años. Llegó la interfaz Aqua y puso patas arriba una industria que nunca apostaba por el diseño, ya no sólo por fuera (con la llegada del primer iMac) también en el sistema operativo. Recuerdo probar por primera vez Mac OS X 10.0 y literalmente sentir que estaba en otro mundo, o al menos, en otro camino distinto por el que iban todos. "Hemos creado unos botones en pantalla tan fantásticos que tendrás ganas de lamerlos" dijo un Jobs emocionado en plena catarsis de la presentación de Mac OS X, que luego algunos sí quisieron fotocopiar.
Con Big Sur ya nos despedimos de la X, donde técnicamente ya estamos en macOS 11, pero seguimos trabajando con conceptos y metáforas de diseño que partieron de aquel día, hace 20 años. El feedback después de tantos felinos y lugares bonitos de California ha servido también como alimento para iOS y iPadOS, el punto de partida táctil para una nueva generación de dispositivos móviles que también entra parte de la historia del sistema operativo que hoy celebramos. Y disfrutamos.
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