Hace apenas unos días que Microsoft presentó su integración de Copilot con Windows, de forma orgánica, dentro del sistema operativo, como en su día hizo con Cortana. Entretanto, Photoshop ha presentado su IA generativa capaz de hacer auténticas locuras. Herramientas diseñadas para agilizar, simplificar, optimizar. Y eso mismo es lo que buscamos quienes trabajamos con ordenadores: hacer más con menos. De poco nos sirve el escepticismo si no podemos aceptar la evidencia: en cuanto a posibilidades, Edge se come a Safari. Y no solo por recurrir a ChatGPT.
He sido usuario de Safari durante la mayoría de sus épocas, los años duros y los indefendibles, las temporadas de bugs y latencia y aquellas donde no había navegador más rápido y limpio para usar en Mac. Más allá de Chrome y pequeñas temporadas con Firefox, también he usado Brave y Opera GX, el primero por su seguridad y el segundo por sus locas integraciones. Pero nunca algo que tuviera que ver con Internet Explorer. Por eso me resulta tan inusual que, a día de hoy, los padres de aquel hayan dado forma al navegador que ya está instaurado de forma predefinida en mis dos Mac: Edge es casi perfecto.
Hoy por hoy, Edge es mejor que Safari en bastantes aspectos
Ya lo comentamos hace algunos meses: cambié Chrome por Edge en un iMac Retina de 2017 por razones de rendimiento. Las mejoras fueron inmediatas, gracias a un 'Modo de eficiencia' que ahorraba aproximadamente el 80% de gasto energético de algunas pestañas. En aquel artículo hicimos un recorrido por las características clave, las fortalezas de este navegador basado en Chromium. Ahora, después de varios "no sé si debería", he dado ese salto también en mi Macbook M2. Y tengo bastante claro que no me acercaré a Safari durante una larga temporada. Al menos, hasta que den un cambio de rumbo a la altura de las circunstancias.
Mi día a día con Edge ya no se fundamenta en buscar en el navegador un dato, sino en pedirle al chatbot de Bing, basado en ChatGPT y en algunas herramientas de Copilot, que me ayude a encarar algunas dudas, en darme la respuesta a preguntas más abstractas. Porque la información, al fin y al cabo, abunda y la virtud reside en cómo filtrar y seleccionar. En eso, este nuevo barco en el que también navega Bard, son incomparables con lo que teníamos hasta ahora. Es curioso, ¿quién hubiese dicho que 2023 sería el año de los chatbots?
Edge ha sabido integrar de forma cómoda las funciones de chat y redacción de documentos sin entorpecer lo que ya hacía bien: agrupar pestañas en subcarpetas de colores, integraciones de escritura o una función más "comercial", con insights en página y un sistema de valoraciones omnipresente para sentir que estamos contribuyendo a mejorarlo día a día. De plugins y extensiones también va servido, así que es muy fácil trasladar alguna particularidad heredada de otro navegador. Me cuesta reconocerlo, pero esta es la realidad ahora mismo. Ya solo necesito un buen widget para iPhone y lo terminaré de integrar en mi pantalla de inicio.
Tal vez Edge no se adapte a todos los gustos y necesidades de cada uno. Al fin y al cabo, quien busque sencillez puede encontrar alternativas más limpias. Existen opciones muy minimalistas como UR Browser, también basado en Chrome pero desde una perspectiva muy simplificada, con un acelerador de descargas y VPN propia. Otros, como Falkon, presumen de ser uno de los más ligeros, recurriendo al motor QtWebEngine —basado en Chromium—.
Lo que me ha quedado claro tras estos meses de uso es que Microsoft se ha puesto las pilas y empieza a ganar adeptos donde menos se le esperaría, en el bastión rival. Y todo parece indicar que Apple no tiene puesta su mirada en este mercado: el WWDC 2023 está demasiado cerca y ahora mismo hay otros aspectos en juego.
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