Imagina por un momento una de esas habitaciones llenas de consolas. La típica estantería con la PlayStation original, la 2, la 3, la 4 y la 5, pero también sus modelos de segunda generación. Y lo mismo con Xbox, con Nintendo, incluso con algunas de las primeras consolas de Sega —o de las últimas, porque tengo dos Dreamcast—. Esa es mi vida: soy un apasionado de los videojuegos y casi nunca he podido disfrutarlos en plataformas de Apple.
¿Y qué hay de Apple Arcade? Debo ser sincero: es un buen entrante para quitarte el hambre, para matar al gusanillo de grandes indies, pero no es lo mismo que un Baldur's Gate 3, un juego que puede disfrutar casi cualquier persona que tenga 8GB de RAM, un Intel I5 4690 o poco más, y una gráfica Nvidia GTX 970, que tampoco es nada del otro mundo en pleno 2023.
Durante años he vivido soñando con algo así: poder jugar desde mi MacBook a cualquiera de los lanzamientos que van saliendo o los muchos juegos amontonados en mis librerías de Steam, GOG, Epic y Amazon Prime Gaming. Y ahora puedo hacerlo. ¿Cómo? Con CrossOver, que acaba de actualizarse y se lleva mejor que nunca con los chips M1 y M2 de Apple.
Juegos y más juegos sin necesidad de un PC gaming
La primera vez que hablamos de CrossOver era mayo de 2006: soy consciente de que la plataforma lleva décadas al pie del cañón. Pero esta vez, en su versión 23, muchas cosas han cambiado, específicamente porque todo va tan fluido que casi parece ejecutado en un sistema nativo. Y es así gracias a la compatibilidad con DirectX 12, la API de Microsoft equivalente a Metal en Apple.
Dicen desde el equipo de CodeWeavers que en la actualidad están "buscando agresivamente soporte para aún más títulos de DirectX 12". De hecho, en la última actualización solo han ofrecido compatibilidad directa con 'Diablo II Resurrected' y 'Diablo IV'. Me conformo, porque sé que en breve llegarán muchos más.
Y tampoco debería preocuparnos porque macOS Sonoma vendrá con una implementación brutal bajo el brazo: la capacidad de portar directamente juegos de Windows a Mac con mínimo esfuerzo. Mediante una herramienta basada en Wine —la famosa plataforma de código abierto que traduce el software de Windows a entornos Unix— hará que muchos juegos corran en Metal como si estuvieran ejecutándose en un Windows de 64 bits con todos los drivers y funcionalidades nativas. Un sueño hecho realidad.
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