Antes os he contado cómo fueron mis primeros momentos con la App Store, al mismo tiempo que me hacía con mi primer iPhone desde una tienda del centro de Tarragona. En esos días ya me descargué varias aplicaciones para probar las experiencias que ofrecían los desarrolladores más pioneros, pero todos tenemos una aplicación con la que nos quedamos y empezamos a utilizar a diario.
Nos puede ocurrir varias veces a lo largo del tiempo, pero la primera vez que me ocurrió algo así fue con Twinkle. Los más veteranos la recordaréis: fue uno de los primeros clientes de Twitter para el entonces llamado iPhone OS de la historia, y apareció antes en el jailbreak que no oficialmente.
Twitter fue una app, no una red social
Twinkle era una aplicación muy simple, justo como era el Twitter de antaño. No había retuits, ni listas, ni hashtags, ni trending topics ni twitstars. Éramos unos pocos usuarios compartiendo nuestro día a día en una línea temporal deliciosamente cronológica. Por lo tanto, la aplicación se limitaba a mostrar esa línea temporal y a ofrecer una interfaz sencilla para publicar nuestros mensajes de 140 caracteres. Por no haber ni había ni accesos para seguir las conversaciones de tuits formadas a base de menciones.
Pero para mí, Twinkle resultó ser una aplicación importantísima. La razón es también muy simple: puso Twitter en mi bolsillo. La red social pasó de estar "atrapada" en mi ordenador de sobremesa y mi portátil (siempre que hubiera Wi-Fi) a estar enteramente disponible. Las 24 horas del día, los siete días a la semana. La red social me acompañaba allá donde fuera.
No sólo yo noté el cambio. A medida que todas las personas a las que hacía follow se compraban un iPhone, los tuits pasaban a ser mucho más "en directo". Empezaron a surgir mensajes que explicaban lo que estaba pasando en un momento concreto en la calle, quien lo tuiteaba ya no tenía que esperar a llegar a casa para hacerlo. Pasábamos a tener inmediatez. El simple hecho de tuitear cosas desde el tren y ver lo que publicaba la gente mientras viajaba, o ver lo que la gente hacía cerca de mí me dejaba sin habla durante los primeros días.
Incluso gente de la talla de Robert Scoble mostraba el potencial de Twinkle en un stream de vídeo con la calidad de entonces:
Recuerdo muy bien vivir ese cambio junto con varios de mis amigos. Podíamos hablar de lo que fuera, en todo momento. Y Twitter, a su vez, ganaba potencial como una red en la que todos podíamos comunicarnos con mensajes cortos o mensajes privados. Julio de 2008 fue, para mí, el comienzo de la revolución de Twitter. Pero de eso no se encargó la propia Twitter, sino clientes no oficiales como Twinkle.
Curiosamente, una de las cosas que más recuerdo de Twinkle es su fondo de estrellitas en un degradado de negro a azul que simulaba la noche. Podéis verlo bien en esta reseña de YouTube que se hizo en noviembre de 2008:
Puede que ahora mismo los clientes de Twitter sean infinitamente más ricos, cómodos y potentes, pero yo siempre voy a tener un recuerdo en mi mente para Twinkle. Con este pequeño cliente con el que me pasé todo el verano de 2008 vi cómo la revolución de las redes sociales móviles empezaba a tomar forma. Una última prueba de ello: las risas de estupefacción de este otro youtuber probando el mapa de tweets en la aplicación.
En Applesfera | Especial 10 Aniversario App Store
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