Podríamos considerar el MacBook Air original como un claro ejemplo de producto con ideología Apple. Polémico en su lanzamiento, adelantado a su tiempo, ideado con propósitos firmes y alejados de lo habitual, pero que al final acaba siendo una de las referencias de su categoría. Sin embargo, las historias del MacBook Air que más interesantes son sin duda alguna, la de sus usuarios.
Empezaré con la mía. Compré mi MacBook Air en 2011, cuando el mercado y el producto habían llegado a un grado de madurez alineado entre ambos mundos. El modelo original agitó muchas consciencias al conseguir un extremo grado de delgadez en un portátil rediseñando completamente el interior y prácticamente siendo construido a medida. La batería no era intercambiable, no tenía más que un puerto USB y cualquier rastro de unidad DVD había desaparecido. Seguramente ya no recordaréis todo aquello pero muchos ponían el grito en el cielo, porque los portátiles tradicionales - al parecer - tenían que ser “otra cosa”.
Las historias personales del MacBook Air han hecho que este modelo sea muy popular entre los usuarios
Cuando recibí aquel Mac, viniendo de un MacBook Pro, me pareció ridículamente delgado y cómodo. Me preocupaba el tamaño de la pantalla, ya que el MacBook Pro de donde venía era de 15”, y mi nuevo ordenador era de 13”. Me acostumbré enseguida a aquellas dimensiones y a los pocos días ya me sorprendió la velocidad del disco duro que se extendía al resto del sistema operativo - el trabajo diario era comodísimo - y la batería que prácticamente me duraba todo el día. Tengo que reconocer que me compré la Super Drive externa, la unidad DVD que se conectaba por USB, aunque finalmente la utilicé un par de veces.
Aquel fue el mejor Mac que había tenido nunca. A lo largo de estos años también he oido muchas historias de estos años que hablan del MacBook Air con otro de los puntos característicos de los productos Apple: con cercanía y pasión. Todos parecían encantados con un producto que cautivó a la gente a lo largo de varias generaciones - donde se notaba como Apple iba utilizando la experiencia que ganaba en los dispositivos iOS a nivel de miniaturización y eficiencia en productos como el Air. Steve Jobs nos lanzó el día de su presentación un mensaje hacia el futuro: “Algún día, todos los ordenadores serán así”.
Por eso, cuando empezó la keynote y vimos las primeras imágenes en la pantalla de la Academia de la Música de Brooklyn, se oyeron auténticos gritos de alegría entre los asistentes. El MacBook Air había vuelto, abriéndose paso en un mundo completamente diferente al que conoció diez años después. Yo sonreí, como quien se reencuentra con un viejo amigo.
El alma del MacBook Air sigue aquí
El diseño para esta nueva generación respeta de una forma casi ceremonial uno de los rasgos más característicos del modelo original: la forma de cuña que comienza en la parte de la bisagra y acaba en la zona de apertura de la tapa. Este mismo diseño y este mismo ángulo sigue ahí, y sigue marcando la diferencia entre lo que nos ofrece el MacBook y el MacBook Pro. De hecho, casi es un punto intermedio en el diseño que cuadra mucho entre ambos modelos: no es la delgadez en todos los puntos del MacBook, pero tampoco el diseño cuadrado del cuerpo Unibody del Pro.
Nuevo Apple MacBook Air (de 13 pulgadas, Intel Core i5 de doble núcleo a 1,6 GHz, 8GB RAM, 128GB) - Gris espacial
El teclado ha sido actualizado a la nueva generación que ya cuenta el resto de familia y del que ya hablamos en el análisis del MacBook Pro: un teclado de impacto más suave gracias a la membrana de silicona que además lo protege del polvo y comodísimo de actualizar. El trackpad también se actualiza al enorme tamaño que Apple nos tiene acostumbrados desde el MacBook Pro de 2016, que cuenta con Force Touch y distintas sensibilidades de presión para interactuar con macOS.
Los puertos de entrada son dos Thunderbolt 3 con interfaz USB-C, capaces de gestionar ambos hasta 40 Gb/s de ancho de banda y que os permitirán conectar accesorios externos o cargar el portátil desde cualquiera de ellos. Este pequeño portátil permite con esta actualización conectar un monitor externo a 5120x2880 o dos monitores externos a 4096x2304 cada uno, en todos los casos funcionando hasta 60 Hz. También encontraremos en el lado opuesto un puerto de auriculares convencional, que resiste como un valiente el paso de los años.
El grosor en su extremo más grande es de tan solo 1,56 cm, y cuenta con un peso de sólo 1,25, algo menos que los MacBook Air de la generación anterior. Tiene mucha menos envergadura al haber reducido los marcos de la pantalla y del contorno del teclado (a pesar de que el teclado no ha sido reducido de tamaño, por supuesto). En el día a día, el transporte del dispositivo es cómodo y práctico, realmente en muchos sentidos a nivel de tamaño es como llevar casi un tablet más que un ordenador.
La pantalla Retina era otro de los grandes cambios que todos esperaban que llegase al MacBook Air algún día. Se rumoreó incluso que los modelos de la generación anterior a este podrían actualizarse sólo por la pantalla, uno de los puntos donde los usuarios más pedían el cambio. Apple ha esperado a la renovación completa del producto en esta generación para ofrecernos una pantalla Retina tradicional LED de 13,3” con tecnología IPS y una resolución nativa a 2560x1600 (227 píxeles por pulgada de densidad), con la calidad que ya conocemos de otras gamas.
Uno de los puntos que más valoro a la hora de trabajar con una pantalla en movilidad son los ángulos de visión y la fidelidad de color. Esta pantalla Retina se comporta perfecta en aeropuertos, estaciones de tren, oficinas muy iluminadas o en habitaciones con poca luz - aunque trabajemos con el portátil en una mesa alta o sobre las rodillas. Quizás lo único que no me gusta de la pantalla es la cámara FaceTime HD, que sigue siendo a 720p y en mi opinión, es insuficiente para una videoconferencia al menos FullHD en un mundo donde las conexiones de fibra óptica están a la orden del día.
Un diseño reciclado 100% por primera vez en un Mac
Desde luego si hablamos de ese ADN marca Apple, con esta característica se hace más patente que nunca. Pocas marcas anuncian que su portátil ha sido creado en una aleación de aluminio especial, sin extraer un sólo gramo de la tierra. La compañía ha desarrollado un proceso por el que convierte estos materiales a aleación de aluminio de la serie 6000, resistente y moldeable, perfecta para moldear el cuerpo unibody del MacBook Air.
Nuevo Apple MacBook Air (de 13 pulgadas, Intel Core i5 de doble núcleo a 1,6 GHz, 8GB RAM, 128GB) - Gris espacial
En contacto con el portátil, no se nota ninguna diferencia apreciable con respecto al resto de la gama: ni en tacto, ni en peso, ni en resistencia, por lo que parece que este proceso además de ser respetuoso con el medio ambiente, también mantiene la línea de calidad de materiales de las generaciones anteriores.
Touch ID está aquí, pero lo importante es el chip T2
El uso de Touch ID para la validación mediante credenciales biométricas de ciertos aspectos del sistema operativo, passwords y compras es un paso importante para ganar en comodidad, rapidez de uso y seguridad. Sin embargo, la verdadera ventaja de traer esto al Mac no es esta funcionalidad en si mismo, sino el chip que lo hace posible.
El increíble chip T2 es una mejora en seguridad, imagen y gestión del sonido más allá de la CPU
El chip T2 es sin ninguna duda uno de los puntos más importantes de esta nueva generación de MacBook Air. Lo tiene también el MacBook Pro y se encarga de aspectos clave que antes tenía que gestionar la CPU o directamente, no se revisaban a nivel de seguridad. Este chip es donde se encuentra el Secure Enclave, el lugar seguro donde se almacenan nuestros datos biométricos (que os recuerdo que Apple no envía ni almacena fuera del dispositivo en ninguna parte).
Sin embargo, este “pequeño” ingenio también es el encargado del cifrado de datos en tiempo real, por lo que toda la información guardada en el SSD se cifra mediante una clave criptográfica segura - pero no es la CPU la que se encarga de hacer esta operación en cada grabado o acceso, es el chip T2. Esto libera de cálculos al procesador principal y acelera el acceso a los datos del disco duro.
Otro de los cambios importantísimos de cara al usuario que tenga un MacBook Air con chip T2 es el Secure Boot. Este chip almacena una firma criptográfica de cada elemento de arranque del ordenador y evita que ningún sistema operativo que no esté firmado correctamente o tenga modificado algún sector de arranque pueda funcionar. Gracias a esto, se evita que software malicioso o sistemas operativos modificados con puertas traseras se puedan utilizar en un Mac... y en un Windows, ya que también incluye la firma certificada de Microsoft para hacer uso el Secure Boot. Si queréis utilizar Linux, no habrá ningún problema para instalarlo en el Mac, pero Secure Boot no lo protegerá ya que de momento, no hay firma disponible.
Sin embargo, las ventajas de esta pequeña maravilla no acaban aquí: este T2 mejora sobre el T1 la inclusión de un procesador de imagen digital y controlador de audio. Gracias al nuevo procesador de imagen, se mejora la captura de imágenes con la cámara FaceTime HD, control de blancos, exposición en los tonos de piel... El controlador de audio mejora cómo recibe y procesa el sonido el Mac desde los - por cierto - tres micrófonos que rodean toda el dispositivo. Es este chip quien decide cuándo apagar o conectar el micrófono y de mejorar la detección de la voz entre patrones con más ruido.
Esto me ha parecido especialmente útil con el “Oye, Siri”, pero también para grabar audio por ejemplo directamente en el ordenador sin auriculares o para conferencias (en mis pruebas, me sorprendió este último punto gratamente). Todas estas tareas están liberadas a la CPU, con lo que el desempeño diario mejora y con el T2, es mucho más seguro además.
Potencia
A nivel de procesador, sólo tenemos una configuración disponible, el Intel Core i5 a 1,6Ghz de octava generación, que no podemos actualizar en ningún caso. La compañía ha elegido este procesador por su desempeño energético y su relación potencia/consumo, que además encaja con la filosofía del diseño de este nuevo MacBook Air al buscar la máxima eficiencia. El rendimiento lo podéis explorar en mis pruebas con Geekbench, que tenéis en este informe:
Este i5 está basado en la micro arquitectura Coffee Lake, la última generación de esta familia lanzada por Intel. Logra sobre el papel una mejora del 30% respecto a Kaby Lake. El rendimiento en bruto como veis en la tabla es discreto en parte también a que contamos con dos núcleos, no con cuatro, aunque no por ello limita el uso de algunas tareas de edición de vídeo o audio. La gráfica que incluye es una UHD Graphics 617, cuyo desempeño es bastante decente incluso comparándola con otras alternativas en teoría más potentes como podéis ver en esta prueba con Cinebench R15:
El día a día a nivel de potencia es perfecto para conectar por ejemplo un monitor externo 5K (yo lo probé con un LG UltraFine 5K), donde todo el sistema sigue funcionando con normalidad sin ralentizaciones de ningún tipo. Lightroom, iMovie, Final Cut Pro, son perfectamente utilizables siempre y cuando no contemos con streams 4K, donde se pierden algunos frames y no es cómodo trabajar. Si queréis trabajar con 4K, deberéis apuntar a un MacBook Pro como opción más profesional.
Sin embargo, incluso para la virtualización de sistemas operativos con VMWare (probé con una versión de Windows 10 y la suite Office 2019) se desempeña sin problemas. La edición de podcasts, vídeos y fotografías son perfectamente viables con esta máquina, aunque si vais a utilizarlo para ello, os recomiendo que subáis la memoria RAM a 16Gb.
Eso sí, gracias a la optimización del i5 Coffee Lake, el chip T2, macOS Mojave y los discos duros ultrarápidos SSD, este MacBook Air roza las 12 horas de batería, cosa que se agradece cuando sacamos el portátil fuera de casa o de la oficina. Si utilizamos el software “nativo” de macOS (Safari, iTunes) todavía podremos arañar algunos minutos más. El arranque del ordenador roza los 10 segundos, con lo que siempre lo tendremos dispuesto en tiempo y energía cuando lo necesitemos.
El MacBook Air ha vuelto
Esta nueva reinvención de uno de los portátiles más queridos se posiciona como eslabón entre el MacBook y el MacBook Pro dentro de la familia Apple. Como ventajas respecto al MacBook, el Air cuenta con mejor batería, más pantalla, más potencia y mejoras como Touch ID o la inclusión del chip T2 para seguridad y como mejora paralela a la CPU. El MacBook Pro le gana evidentemente en potencia y en opciones de ampliación y expansión con sus cuatro puertos USB-C.
La suma de las partes del MacBook Air nos traen un portátil compacto, ligero, con potencia de sobra para el día a día y con posibilidades de expansión interesantes gracias a los dos puertos Thunderbolt 3 disponibles. La puesta al día en la pantalla retina, el novedoso proceso de fabricación reciclado ideado por Apple y la importante mejora en seguridad gracias al chip T2 también lo diferencian y nos plantean una buena máquina intermedia para quien quiera algo más que un MacBook pero no necesiten un MacBook Pro.
Aunque se echa en falta alguna opción de mejora de la configuración base (un mejor procesador, por ejemplo) es una muy buena máquina para el día a día, allá donde nos lleven nuestros días ya sea fuera o dentro de casa, con el alma del auténtico MacBook Air original - un producto bien contenido, cuadrado y equilibrado, concebido expresamente para la portabilidad y el rendimiento.
Nuevo Apple MacBook Air (de 13 pulgadas, Intel Core i5 de doble núcleo a 1,6 GHz, 8GB RAM, 128GB) - Gris espacial
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