En Enero de 2006, Steve Jobs presentó al mundo el MacBook Pro original - el primer portátil que integraría los nuevos procesadores Intel después de la transición desde PowerPC. Aquel portátil era la suma de muchos deseos incumplidos por IBM: el “rendimiento por vatio” de la arquitectura x86 hizo posible contar con portátiles más potentes y más eficientes, imposible de conseguir para los procesadores G5 de la arquitectura PPC de la anterior generación. Jobs presentó este nuevo modelo con uno de los “One more thing…” más espectaculares que recuerdo, justo cuando todos pensaban que la keynote había acabado.
Era el momento de apostarlo todo, y en lugar de un mero cambio interior como el que había tenido lugar minutos antes con la puesta al día del iMac, este nuevo MacBook Pro - nos costó acostumbrarnos al nombre, sinceramente - heredaba ciertos componentes físicos del legendario PowerBook, pero también llevaba el diseño un poco más allá. Más delgado, con la inclusión de la cámara iSight - algo novedoso en los portátiles de la época - un sensor infrarrojo para utilizar el Apple Remote en el desaparecido Front Row, y algo nuevo llamado MagSafe.
Esta última característica llamó la atención del público y Jobs la explicaba como una medida de seguridad ante los tirones accidentales que se pueden producir cuando el cable de carga está conectado al portátil. El conector se pagaba magnéticamente al propio puerto en la carcasa del portátil sólo con acercar el cable, con lo que cualquier fuerza ejercida sobre él haría que el cable se soltara sin arrastrar nuestra máquina detrás.
Volver al MagSafe en los puertos USB-C
Apple ya no utiliza puertos propietarios, por lo que no puede modificar la norma USB-C para convertirlo en MagSafe
Con la presentación del nuevo MacBook Pro de finales de Octubre de 2016, Apple pone fin a este conector para no alterar el diseño de los puertos USB-C que trae el nuevo modelo. Estos puertos no son propietarios de Apple - el MagSafe sí que lo era - con lo que la compañía debe seguir el estándar en sus máquinas, sin alterarlos de ninguna forma (ya que entonces incumpliría la norma y pasaría de nuevo a ser un puerto propietario). Lo bueno de esto es que en las nuevas máquinas contamos con puertos que son completamente versátiles (audio, sonido, datos, velocidad de transferencia de hasta 40Gb/s…) pero debemos hacer ciertas concesiones, como perder el MagSafe.
Griffin ofrece un cable de calidad con un adaptador magnético que emula la funcionalidad del MagSafe
Sin embargo, una de las ventajas de que los puertos del nuevo MacBook Pro sigan una norma estándar en el mercado es que cualquier fabricante puede fabricar sus accesorios y periféricos, con lo que Griffin ha venido al rescate de todos aquellos que añoramos la seguridad que nos proporcionaba una conexión MagSafe. Para ello, ofrecen su propia versión - denominada BreakSafe, por razones evidentes - que consta de un único cable USB-C en ambos extremos, sólo que uno de ellos está dividido magnéticamente en su parte final. Al conectar este extremos a cualquier puerto USB-C del portátil (cualquiera de los cuatro), obtendremos las mismas ventajas que con el sistema original de Apple: seguridad ante los tirones accidentales.
La caja del BreakSafe sólo incluye el susodicho cable - no el propio cargador - ya que podemos seguir utilizando el que trae el propio MacBook o MacBook Pro, simplemente desconectando el cable original y sustituyéndolo por éste (sólo en una medida, 1,8m). En las especificaciones técnicas, Griffin nos avisa de que el cable soporta hasta 60W, suficientes para el nuevo MacBook Pro (cuyo cargador ofrece 61W, la perdida de 1W no la notaremos en la carga). También es perfectamente compatible con el nuevo MacBook, cuyo adaptador ofrece 29W.
Griffin BreakSafe, así se comporta
La calidad de los materiales y la construcción del cable es muy alta: tanto los conectores como el propio cable son robustos y bien rematados, evitaremos problemas de roturas de cables por el uso o similares. Sin embargo, la rigidez es a veces un inconveniente ya que el cable es demasiado duro en ciertas condiciones como cuando movemos el portátil de sitio: el conector magnético se desprenderá con facilidad. No ocurre en todas las situaciones, pero es algo diferente a lo que estamos acostumbrados al MagSafe original.
La adherencia magnética es firme y sólo acercando el extremo al adaptador conectado en el puerto USB-C, se ajusta a la perfección: eso sí, no es reversible, tenemos que conectarlo en la misma cara que con la que está enchufado al Mac. Para diferenciar ambas caras, Griffin ha puesto en una de ellas su logo, y en la otra, una línea. No es un problema, ya que una vez conectado en el ordenador, siempre anclaremos los extremos de la misma forma.
El adaptador se conecta perfectamente al puerto USB-C - aunque deja una holgura de aproximadamente 1mm, inapreciable realmente - pero es quizás demasiado grande, tanto en el extremos conectado al Mac como en la parte del cable, que aún es más mayor. No es un problema en grosor - que se va por muy poco respecto al grosor del MacBook Pro - sino de envergadura. Una vez conectado el conjunto es bastante coherente, pero definitivamente hubiera sido perfecto en un diseño más discreto.
Funcionamiento y conclusiones
En mi opinión, es un tipo de cable que merece la pena después de invertir en máquinas como el MacBook o MacBook Pro. La propuesta de Griffin funciona a la perfección una vez llevada a la práctica, aunque el diseño podría haberse mejorado haciéndolo más pequeño. Desde que lo tengo, ya no utilizo el original de Apple: al fin y al cabo es un cable muy similar y me aporta esta seguridad extra ante cualquier tirón no deseado.
Este cable no soporta por cierto transmisión de datos o vídeo: para todos aquellos que sólo buscamos un cable de carga esto no tiene mayor importancia, pero se podría haber aprovechado más ya que siendo a todos los efectos un cable USB-C hubiera sido útil para transferir datos entre equipos. El que Apple incluye en los MacBook y MacBook Pro tampoco lo es, por cierto: hay que irse a cables dedicados como esta opción de Belkin.
Griffin sólo lo ofrece en color Space Gray con el cable en negro, como veis en las imágenes en mi MacBook Pro de este color queda perfecto pero hay que tenerlo en cuenta si tenéis un MacBook en otro color. Podéis encontrar el BreakSafe a buen precio en Amazon (ahora mismo a 22,30€ + 4,31€ de gastos de envío), más barato que los 34,99€ que nos piden en la página oficial. Evaluando pros y contras, considero que es una buena inversión para nuestro nuevo Mac, ya que el uso diario es muy cómodo y las terminaciones son de muy buena calidad. Sin contar los sustos que os ahorrará.
En Applesfera | Análisis del nuevo MacBook Pro (2016)
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