Todo usuario de Mac ha tenido su batalla personal con el Magic Mouse. Saltar de cualquier ratón al de Apple conlleva varios días en los que uno debe acostumbrarse al cambio de forma, a sus clicks unificados y a una superficie táctil que sustituye a las ruedas clásicas de desplazamiento.
Tras un tiempo, te pueden pasar principalmente dos cosas: o que te encante, o que lo detestes y recurras a un ratón de otra marca. Personalmente he estado haciendo equilibrios con él, pero finalmente he terminado por dejar de usarlo. No por funciones, si no por una necesidad urgente.
Hay pros y hay contras, pero la salud es lo primero
Del Magic Mouse me gustan muchas cosas. Me gusta su diseño minimalista, me gusta su conexión Bluetooth sin ningún tipo de latencia y me gusta que conectarlo a un Mac sea cosa de buscarlo en un panel de Ajustes. Y desde luego, me gusta la calidad de su superficie táctil al desplazarme vertical y horizontalmente por todas partes.
Pero no todo son flores. El Magic Mouse es todo lo contrario a la definición de ergonomía, su precio es demasiado elevado sabiendo que su diseño tiene ya trece años de edad, y el modo para cargar su batería es indefendible. Imagínate en la situación de estar cubriendo una keynote en directo y que de repente se termine la batería del ratón. No queréis estar en esa situación.
Durante unos años he estado utilizando el Magic Mouse por su desplazamiento, soportando esos defectos que he mencionado. Pero durante las últimas semanas he estado notando algo que ha hecho que me salten las alarmas: un agarrotamiento en los músculos de mis dedos de la mano derecha. Cada uno coge el Magic Mouse como quiere, pero el modo con el que lo usaba yo suponía forzar una postura tensa en mi brazo constantemente. Y estaba empezando a notar las consecuencias.
Hice una comprobación exprés utilizando otro ratón que tengo para mi MacBook Air, un Logitech MX Anywhere 2, y comprobé que el simple hecho de reposar la mano sobre el ratón me permitía relajar mucho mejor el brazo. Tomé la decisión enseguida: había que cambiar de ratón por cuestiones de salud.
Me decanté por el que mucha gente que utiliza los Mac a diario elige: un Logitech MX Master 3S. Su perfil es mucho más ergonómico, tiene más botones y funciona con una batería que se carga mediante USB-C:
Irónicamente he comprado la versión estándar del MX Master 3S y no la edición específica para Mac. Esta última no incluye el receptor USB de Logitech, con lo que me obliga a usar el ratón con un Bluetooth que tiene bastante latencia. Sí que paso a necesitar un puerto USB adicional, pero a cambio la respuesta del ratón es instantánea.
Pero más allá de la postura relajada con la que ahora uso mi ratón, lo que más he agradecido es esto que clama al cielo:
Tras un par de días usando el MX Master 3S he podido notar una mejoría en mi brazo, aunque desde luego acudiré al médico si el problema no desaparece. La lección que saco de esto: la ergonomía y la corrección postural es mucho más importante que ahorrar cables, puertos o botones en favor de gestos y superficies táctiles.
¿Será Apple capaz de hacer un ratón ergonómico algún día? Su historial al respecto no es muy bueno que digamos, pero siempre hay hueco para sorpresas. Quizás durante los próximos meses, cuando veamos los nuevos iMac o el Mac Pro, Apple se redima de algún modo. La esperanza es lo último que se pierde.
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