Vivimos en una época en la que toda aplicación o servicio se mueve o bien con anuncios, o bien con una suscripción. Tanto, que hasta el mismísimo Windows que siempre se ha vendido en forma de licencia simple pondera pasarse a la nube de Microsoft 365.
Con este panorama, ¿cómo es posible que Apple no venda macOS? Esto forma parte de una decisión que la compañía tomó hace muchos años, y que con el paso del tiempo ha terminado siendo de las más acertadas desde el punto de vista del marketing.
Si pones algo gratis, también obtienes un beneficio
Aún recuerdo cuando Apple vendía cada nueva versión de su sistema operativo: el precio eran 129 euros, con las cajas de macOS distribuyéndose físicamente en tiendas. Cada nueva versión se celebraba en las tiendas, con colas de gente que quería actualizar sus Mac.
Pero con el tiempo, Apple fue bajando el precio de estas actualizaciones para terminar dejándolas gratuitas. Lo mismo ocurrió con iWork: pasó a ser gratuito frente a su rival Office que sigue costando dinero ya sea con una licencia permanente o con una suscripción. Casi al mismo tiempo, Apple dejó de distribuir sus sistemas con un soporte físico y pasó a ofrecerlo mediante descarga.
Lo que Apple consigue con esto es algo importante: que los usuarios no se lo piensen dos veces al actualizarse. Si no les pones un freno económico cuando se lo propones, haces que una buena parte de tu comunidad de usuarios tenga siempre la versión más reciente de tus sistemas.
Eso es una ventaja a la hora de promocionar tu ecosistema: si muestras cómo tus usuarios siempre buscan estar actualizados significa que siempre podrán utilizar las últimas novedades que presentas. Y eso motiva a los desarrolladores a prepararse y trabajar para ser compatibles con esas novedades. Si macOS Sonoma costara dinero cuando salga de forma estable, habría mucha gente que se quedaría con macOS Ventura por el simple hecho de que no quieren pagar.
Además se matan dos pájaros de un tiro: Apple puede usar eso ante los clientes que se quejen del precio de los Mac. Sí, pueden ser caros, pero al menos sabes que actualizarlos no te va a costar un euro. La única excepción lógica son las aplicaciones profesionales como Final Cut Pro y Logic Pro, que se venden en la Mac App Store. Lo profesional sí tiene un coste.
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