Apple es la mayor importadora de desodorantes del mundo. Y todo está relacionado con las Apple Store... pero también con las cajas de embalaje. Todas tienen un olor particular. Y se abren de una forma específica. Forman parte de una gran estrategia que llevó años de perfeccionamiento. De hecho, había un equipo dentro de Apple dedicado exclusivamente a abrir cajas. Puede parecer una excentricidad, pero Steve Jobs tenía sus motivos y razones para dedicar las horas y sueldos de estas personas a abrir paquetes.
La clave reside en el tipo de cajas que abrían: las de los productos de Apple, claro. Cuando te compras un iPhone 16 Pro, hay una manera específica de abrirla, de despegar el precinto, de los elementos que te vas encontrando poco a poco. El unboxing es una parte esencial. Y está pensado al milímetro.
Apple solo tiene una oportunidad para causar buena impresión
La experiencia de recibir un nuevo producto de Apple, abrir su caja, tocarlo, notar su peso y hacérnoslo nuestro es todo un ritual. Una experiencia que, aunque pasemos por alto, es la primera impresión de un dispositivo. Y las primeras impresiones duran, lo que Steve Jobs tenía muy claro.
Por ello, Steve Jobs, el hombre que conducía su Mercedes sin matrícula y que quiso ser astronauta, creó un equipo para investigar la mejor forma de presentar los productos de la compañía. Un equipo del que desconocemos su estado actualmente, pues fácilmente podría haber sido absorbido dentro del departamento de marketing, pero cuyo principal objetivo sigue muy presente en la compañía.
Por qué las cajas en Apple son tan importantes
Todos los productos de Apple vienen en una caja, generalmente blanca, que ha ido cambiando y evolucionando mucho con el tiempo. Hay algunos ejemplos notorios de lo que Apple se propone y consigue con su atención a la forma de embalar sus diferentes dispositivos. La del iMac con chip M3 —que es igual que la de su antecesor— es una obra maestra, al igual que la de otros dispositivos como el Mac Pro, o incluso las fundas para iPhone.
En esta ocasión, Apple se ha decidido por una caja que, una vez abierta, requiere que cojamos al iMac con ambas manos para sacarlo. Este primer contacto nos hace notar lo delgado del diseño y sopesarlo lo poco pesado que es. Un gesto tan "humano" como el de coger en brazos a un bebé. Y este es solo uno de los ejemplos de como el embalaje de un producto comunica una historia muy concreta y sirve de carta de presentación.
Las pocas opciones de color de los primeros iPhone hacían que estos se presentaran con la pantalla hacia arriba en la caja. Ahora, con un frontal indistinguible entre varios modelos y con unos llamativos colores en la parte trasera, los iPhone se han dado la vuelta para mostrar primero su lado más distintivo.
Y todas estas decisiones tienen su origen en el equipo que Steve Jobs creó y al que encomendó dedicarse a abrir cajas. Un equipo, tal como nos recuerdan en INC.com responsable de crear prototipos de los envoltorios, probar opciones y evaluar las reacciones para determinar la mejor forma de presentar un nuevo dispositivo a un cliente. Un equipo que ha hecho que recibir nuestro nuevo producto de Apple sea todo un ritual.
Una versión más antigua de este artículo fue originalmente publicada el 10/11/2023.
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