Ya lo sugerían las estimaciones y las cifras de ayer lo confirmaron: El iPhone 7 Plus ha triunfado. La estrategia de darle más características ha resultado en más personas eligiendo ese modelo por encima del de 4,7 pulgadas, lo que a su vez ha hecho que se pague más dinero por esos iPhone y los ingresos hayan crecido.
Eduardo Archanco nos lo detalla en este artículo: a Apple le va bien que haya vendido más modelos Plus y con más almacenamiento, porque entonces el margen de beneficio es mayor y hace que el precio medio de venta del iPhone suba. Y viendo que la competencia ya se mueve por tamaños que van entre las 5,8 y 6,5 pulgadas... ¿qué les puede pasar a los modelos de iPhone más pequeños?
La industria se va a los "megamóviles"
Miremos un poco a la competencia. Si ahora mismo quieres un smartphone con Android lo más potente posible pero que tenga la pantalla más pequeña, es prácticamente imposible encontrar nada. Los terminales de gama media y alta se van más allá de las 5,5 pulgadas, el mismo tamaño del panel que tienen los modelos Plus del iPhone.
La excepción a la regla la podemos encontrar en el Sony Xperia X Compact (nuestras primeras impresiones en el vídeo superior), que para tener un panel de 4,6 pulgadas ya sacrifica algo de pantalla. Luego está el Sony Xperia X, la versión de cinco pulgadas algo más potente, con la que nuestros compañeros de Xataka ya admitieron que ese tamaño quedaba por debajo de la media de lo que los clientes piden. Y estamos hablando de una pantalla 0,3 pulgadas mayor que el iPhone 7:
Apple, por lo tanto, es "la rara" en esto. Y lleva años siéndolo. Hasta la llegada del iPhone 6 se defendían las 4 pulgadas ya que según Steve Jobs era el tamaño correcto para poder llegar con nuestro pulgar a cualquier rincón de la pantalla. Y el tamaño del iPhone 7 "estándar" es de 4,7 pulgadas, tamaño también considerable como pequeño en 2017.
Viendo la exitosa estrategia de convertir el modelo Plus en "premium" y cómo la competencia se mueve a terminales cada vez más grandes, ¿podemos considerar que Apple hará lo mismo?
Soy uno de los "rebeldes" que ha vuelto a lo pequeño
Una compra puramente impulsiva me llevó a pasar de mi iPhone 5 a un iPhone 6 Plus hace ya dos años y medio. Me atraía el salto de las 4 pulgadas a las 5,5, la estabilidad de vídeo mediante hardware y el aumento de la potencia del teléfono. Y claro, comportó sacrificar algunas comodidades pero generalmente estaba contento con el cambio.
Pero a medida que pasaban los meses, iba cogiendo el iPhone 6 (y posteriormente el iPhone 6s), y me daba cuenta de que echaba mucho de menos poder usar un iPhone más cómodo, más pequeño. Mis manos son pequeñas (los empleados de Apple no dudaron en desaconsejarme el Apple Watch de 42mm cuando vieron el grosor de mi muñeca), así que notaba mucho esa diferencia de tamaños.
Finalmente esa percepción fue tal que, a pesar de considerar que podía aguantar un año más con el iPhone 6 Plus, terminé gastándome el dinero adquiriendo un iPhone 7. Ya no lo hacía por el aumento de potencia, ya no lo hacía por la mejora en la cámara o por poder tener 3D touch en la pantalla. Era una compra puramente para ganar comodidad.
Y fue la mejor compra que he hecho en años. Me reconcilié con el teléfono. Volver a usarlo con una sola mano fue toda una gozada y vi que pasaba a usarlo como dos o tres veces más para hacer ciertas tareas. Mi iPhone es ahora mi dispositivo principal, y gran parte de ello es haber regresado a esas 4,7 pulgadas. Pero según las cifras, defender ese tamaño es formar parte de un porcentaje muy pequeño de usuarios del iPhone. Los que se compran un Plus casi nunca dan vuelta atrás.
Por todo esto, la tendencia hacia tener móviles que no quepan en los bolsillos me da algo de miedo. Al mismo tiempo la existencia del iPhone SE me da esperanza: es un móvil muy pequeño, pero que ha tenido su éxito de ventas y que esas ventas por sí solas ya hacen que Apple siga considerando esos tamaños.
Y si no recordemos lo que decía Apple hace once meses: más de 30 millones de personas se compraron iPhones de 4 pulgadas en 2015. Y un tamaño (y precio) reducidos hacen que esos modelos sean excelentes para los que se pasan de la competencia a la plataforma de Apple.
Personalmente mi opinión ya es clara y rígida: me da igual que el modelo más grande del próximo iPhone tenga una cámara espectacular, o 1 GB más de RAM, o te haga y presente la declaración de la renta sin que se lo pidas. Mi iPhone 7 me ha demostrado que estoy en mi salsa con modelos más pequeños. Sólo aceptaré un modelo más grande si lo que crece es la pantalla, no las dimensiones del terminal.
Y parece que es lo que va a ocurrir con el iPhone que veremos dentro de unos meses, uno con un panel que crecerá 0,3 pulgadas pero que sacrificará los marcos curvándose en los extremos. Por eso, cuando leo los rumores, siempre pienso: me alegro que la estrategia del Plus premium vaya bien, Apple, pero no te olvides de los tamaños pequeños. Aunque sean menos potentes. Aunque sean más gruesos.
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