La gama de los nuevos iPhone 14 no sólo ha supuesto un cambio en sus tamaños de pantalla, tenemos también novedades en su nomenclatura. Vuelve el adjetivo 'Plus', que creíamos extinto tras la llegada de los modelos 'Max'; y los iPhone se deshacen del 'Mini' que tanto nos gustaba pero que tan poco se ha vendido.
Con tanto cambio de nombre de los iPhone, no obstante, hay un detalle del que no nos hemos dado cuenta. Mientras que antes los iPhone iban alternando generaciones con el sufijo "s", ahora avanzamos a número por año desde la llegada de los iPhone 11 en 2018. ¿Qué ha pasado con esa estrategia?
Detrás de un nombre hay una ecuación con muchas variables
El último iPhone 'S' fue el iPhone XS, con esa S representando una mejora de prestaciones internas y dejando la impresión de renovación generacional con una frecuencia de dos años. Ahora los equipos de marketing han decidido avanzar una cifra en cada generación: iPhone 11, iPhone 12, iPhone 13 y ahora iPhone 14.
Una de las posibles razones de esto puede haber sido la competencia: Samsung saltó de repente varios números en sus móviles para aparentar mas avance, y ahora van por el Galaxy S22. Y los iPhone modernos han procurado tener algún que otro cambio identificativo que justifique subir una cifra: el iPhone 12 presentó un nuevo diseño, el iPhone 13 redujo el notch y los iPhone 14 estrenan esa Dynamic Island a la que auguro bastante éxito.
Aunque la competencia no puede haber sido el único motivo, desde luego. Los nombres de los productos de Apple y de cualquier otra empresa se discuten durante semanas y son producto de investigaciones complejas. Pueden llegar a influir en las ventas: si ahora mismo en vez del iPhone 14 hubiésemos tenido un iPhone 13s la sensación no habría sido la misma. Y si miramos el iPhone 13 estándar con el iPhone 14 estándar, ese nombre de iPhone 13s podría haber encajado bien.
Mirando hacia futuro se deduce que durante los próximos años veremos los iPhone 15, iPhone 16, iPhone 17... pero no podemos confiar demasiado en ello. Del mismo modo que Apple decidió acabar con los modelos 'S', podría decidir cambiar el modo en el que bautiza sus generaciones de ahora en adelante. Al fin y al cabo el nombre es lo más fácil que puedes cambiar en un producto.
Además, a la mínima que veamos un cambio como el que supuso el iPhone X podríamos tener otro salto. El iPhone 9 no existió por la llegada de Face ID. No me extrañaría que por ejemplo saltásemos al iPhone 20 o a alguna nomenclatura más allá de los números por alguna novedad importante que marque un antes y un después, como por ejemplo una pantalla plegable o un chip que nos permita usar el iPhone como ordenador conectándolo a un monitor (soñar es gratis y Samsung Dex demuestra que es posible).
La moraleja aquí es que no podemos fiarnos de que el iPhone del año 2026 se llame 'iPhone 18'. En cuatro años pueden ocurrir muchas cosas, pueden llegar muchos cambios. La muerte de la 'S' fue uno de esos cambios y un ejemplo de este tipo de ejercicios de marketing.
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